Cuestión de perspectiva
«La representación gráfica de ese modo ermitaño, algo arisco y displicente siempre fue para mí el fotograma de Jean Smart en su papel de Deborah Vance dispuesta a embalsamarse en cremas carísimas en su cama con dosel de una mansión en Las Vegas».
Un modo de comportamiento perezoso, autocomplaciente, que rechaza las normas o las expectativas sociales. Esta es la definición de Goblin mode o modo duende, el término que escogió el diccionario de Oxford como palabra del año 2022. No está lejos conceptualmente de algunas de las que aceptó la RAE: panetone, lidocaína, cuarentañero, monodosis…
Durante unos días de diciembre en mi feed de Instagram se compartió con ahínco una foto de Renée Zellweger/Bridget Jones comiendo cereales del Tesco a cucharadas directamente de la caja sentada en su sofá para representar la imagen de este nuevo concepto. Nunca lo entendí así. La representación gráfica de ese modo ermitaño, algo arisco y displicente siempre fue para mí el fotograma de Jean Smart en su papel de Deborah Vance dispuesta a embalsamarse en cremas carísimas en su cama con dosel de una mansión en Las Vegas. Se puede ser perezosa y autocomplaciente con contornos de ojos de Augustinus Bader.
Hacks es la serie de la que sale ese fotograma y donde la protagonista de nuestra portada interpreta a una vieja gloria de la stand up comedy en Las Vegas a la que imponen una ayudante generación Z que ha sido cancelada por un tuit homófobo y ya solo puede acceder a ese trabajo. Aunque acaban mostrando sus vulnerabilidades y congeniando de forma algo tóxica/algo tierna, ambas se torturan durante la mayor parte de la serie, cada una al estilo de su generación. La serie gira alrededor del concepto de las segundas oportunidades, de saber reconocerlas y aprovecharlas, una idea sobre la que reflexionamos, en sentido amplio, en este número de S Moda. ¿Es dejar un trabajo alienante una segunda oportunidad? ¿Es el upcycling una segunda oportunidad para prendas en desuso? ¿Es encontrar el reconocimiento unánime de público, crítica y premios a los 71 años una segunda oportunidad? No lo creo. Me parece que no hay ningún concepto más forzado que el de las segundas oportunidades. O el de las oportunidades en su conjunto. En el libro El hombre en busca de sentido, el psiquiatra Viktor Frankl cuenta cómo se libró de la muerte por dejar pasar un tren con un aparente mejor destino que el que cogió. No lo reproduciré aquí, porque es un pasaje durísimo, y además es un poquito como de coach y me da pudor, pero el resumen es que las oportunidades no existen. En la peor decisión de una vida puede esperar el mejor desenlace. Jean Smart es actriz gracias a que sus padres no la dejaron irse a estudiar fuera porque era diabética y resultó que en su ciudad había un buen programa de teatro donde se matriculó, como explica en una genial entrevista a Beatriz García. Menos mal, si no nos habríamos perdido a Deborah Vance, pero también a Helen Sheehan, la madre de Kate Winslet en Mare of Easttown, un personaje ácido, algo absurdo y desesperanzado, conformista quizá, pero con un sentido del humor único: la escena en la que saca de una bolsa de guisantes del congelador una tarrina de helado según su hija sale por la puerta nos hizo reír mucho en esta redacción.
Estos papeles no son una segunda oportunidad en la carrera de Jean Smart, son sencillamente su carrera. Estamos tan acostumbradas a que ciertas fórmulas semánticas laborales impregnen todo lo demás que nos tragamos la idea de que la vida es fragmentada y está compuesta de ocasiones, oportunidades, ofertas. Para nada. Lo único que ha hecho Jean Smart es seguir trabajando, como todas nosotras, y también recordarnos que hasta lo peor es mejor desde una cama.
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