Dime dónde te vas de viaje y te diré qué ropa debes meter en la maleta
Cuadrar espacio y necesidades para unos días fuera de casa resulta más sencillo si tenemos claro qué tipo de prendas serán fundamentales según el destino y las experiencia planeadas.
En tiempos de equipajes restringidos y viajes exprés, hacer la maleta para esos días de descanso (o más bien, de frenética actividad turística) requiere de claridad de ideas y dominio espacial. Una necesidad que habilidosamente algunos ya han convertido en negocio con apps que ayudan a organizarse con la tediosa tarea de empacar: PackPoint ayuda a hacer un listado eligiendo objetos en función de la localización, duración y motivo del viaje, otras como Closet+ tiran de lo que tienes en el armario para facilitar la creación y visualización de cada outfit de manera que no se cuelen prendas innecesarias por el camino. Opciones que en su versión tradicional se pueden abordar con libreta en mano y algunos puntos claros: el destino y su temperatura, el tipo de actividades que se van a hacer en este y la cantidad de días que se pasarán son las variables principales a tener en cuenta para atinar con qué llevarse.
1. Escapada urbana de jornadas intensivas. La proliferación de los vuelos low cost y de alojamientos a priori baratos tipo Airbnb han hecho factible que escaparse cuatro días a visitar cualquier capital europea se antoje muy barato (dando pie al sobreturismo). Con esta forma de viajar influida por el mandato de las redes sociales de dejar constancia fotográfica de cada must see turístico, la escapada se convierte para muchos en una suerte de yincana que requiere de ropa y calzado que esté a la altura de las circunstancias. Fundamentales:
Deportivas. O cualquier calzado a prueba de caminatas y horas de pie en colas y transporte público. En la imagen, las clásicas Veja (115€).
Abrigo todoterreno. Que no pese pero que abrigue bien, resulte cómodo y encaje con los zapatillas que tampoco nos quitaremos en todo el viaje. El omnipresente plumífero se antoja como la mejor opción.
Mochila, bolso bandolera o riñonera. Resistentes, con capacidad -pero sin excesos, para no acabar tentados de llenarlas y cargar como mulas durante todo el día- y en materiales técnicos, como esta mochila de Bimba y Lola (175€), que aguanten el ritmo.
2. Tumbona, sol y playa. Salir de casa en invierno y aterrizar en el destino en pleno verano complica el equipaje. Nuestra sensación térmica mientras nos acurrucamos con la manta pensando en cómo estaremos y qué llevaremos puesto mientras nos relajamos en la tumbona da pie en muchos casos a una maleta con un batiburrillo de prendas con poco sentido. No se van a olvidar los bañadores y chanclas, pero sí es probable que metamos en la maleta pantalones largos o rebequitas ‘por si acaso’ de más. ¿Qué es aconsejable?
Elegir un único estilismo cómodo (y a capas) para viajar. Pantalón ancho o de chándal, como estos joggers negros de tejido reciclado de la marca de moda responsable Finisterre y sudadera, al que se le pueden añadir camisetas de manga corta debajo para quedarnos con ella puesta a la llegada al destino.
Ropa de verano (o que se adapte). Primordial recuperar los bañadores, vestidos, faldas y sandalias que estaban guardados, ya que adquirir algo veraniego fuera de temporada se complica en tienda física. Aunque páginas web como Asos o incluso tiendas como Zara tienen siempre abierta su sección de ropa de baño (con menos oferta de modelos y tallas). Otra opción es tirar de ropa de temporada que sea adaptable al look playero: un vestido camisero es la clave para no desentonar ni de día, con unas sandalias pala y bolso de mimbre, ni de noche con tacón. En la imagen, dos inspiraciones que deja Zara, a 39,95€ cada uno.
Protección solar. Es fácil olvidarse de ella a pesar de que, al menos la facial, es recomendable llevarla puesta todo el año. Para la exposición intensiva es recomendable aumentar el factor de protección a 50. La Anthelios de La Roche-Posay (25,60€) o la crema coloreada Avène Solar Pieles Sensibles (15€) están disponibles en farmacias y parafarmacias.
3. Fin de semana en el campo. No es lo mismo aventurarse a hacer senderismo por la montaña y dormir en refugios y albergues durante esos días, que escapar con el coche saliendo de casa y aparcando en la puerta de un cuidadísimo hotel rural. Pero sí hay una serie de prendas que no deben faltar en la mochila -la primera recomendación es no llevarse un trolley– sea cual sea la opción:
Botas de montaña. Este calzado que también ha tomado el asfalto colándose en los looks cotidianos urbanitas, puede encontrarse desde en tiendas especializadas en material deportivo y de montaña hasta en el low cost. Las clásicas Panama Jack (127€) o la versión de &Other Stories en la imagen (145€).
Un jersey de lana y cuello alto que abrigue bien y sea gustoso o recuperar la sudadera polar con cremallera al cuello que marcas como Zara han abrazado este año -véase la reinterpretación de la prenda que ha hecho la hermana mayor de Inditex a 79,95€-.
Leggings. Esta prenda tradicionalmente denostada que vive su propio movimiento reivindicativo como prenda femenina de batalla y que ha invadido las tiendas los dos últimos veranos en corto (la malla de ciclista), también está presente en los percheros este invierno en su versión más calentita. &Other Stories crea el estilismo cómodo y a prueba de bajas temperaturas con jersey y estos pantalones elásticos de lana (69€).
4. Unos días en la sierra (sea cual sea el plan). Bien esquiando, bien como en la fantasía lectora que Lupita Nyong’o confesaba a The New York Times, viviendo la experiencia a menos cero grados “en una cabaña, junto a una chimenea, vestida con un gustoso mono polar, envuelta en una cálida manta con una gran taza de chocolate caliente, leyendo un libro grande, gordo y jugoso que he querido leer toda mi vida” mientras el resto de la pandilla está fuera esquiando. Sean cuales sean las intenciones, abrigarse es clave. En la maleta, además de gorros y guantes, no pueden faltar:
Mono de esquí. Un básico si eres de escapar en cuanto la montaña empieza a ponerse blanca. En la imagen, el tricolor de estética retro de Perfect Moment (800€).
Botas de nieve. O de esquí. Puede que 2019 sea el año definitivo para hacerse con unas. Están por todas partes, low cost incluido. Aquí la apetecible opción de &Other Stories (149€)
Ropa interior térmica. La buena noticia es que esta se ha colado en nuestros armarios definitivamente con propuestas tan sofisticadas como la de Uniqlo, que ha desarrollado la gama HEATTECH. “Tecnología térmica que utiliza la humedad corporal para generar calor cuando más lo necesitas”, explican en su web. Y que cuenta con diferentes intensidades, adaptables a la tolerancia al frío y calor de cada persona y a la temperatura del destino. Los leggings y leotardos rondan los 15€ y las camisetas, disponibles en multitud de colores, los 12€.
5. Vacaciones pasadas por agua. La diversión y la posibilidad de conocer sitios no tiene por qué estar reñida con lo lluvioso que este sea.Pasar unos días visitando Galicia, Inglaterra o Escocia se antoja un plan interesante. La clave para que la experiencia sea redonda es estar preparado para la lluvia. Hay que abrazar el modo water repellent de pies a cabeza.
Abrigo que repela el agua. La parka estilo boxy de A.P.C. (711€) en la imagen, con capucha, es un clásico básico a prueba de lluvias torrenciales.
Calzado que no cale. No es momento de las zapatillas de lona. Pero si una botas o botines de lluvia pueden resultar incómodos para abordar la jornada de paseos, un buen zapato impermeable, que no resbale y resulte cómodo es clave. Las Dr. Martens (165€) son una buen opción -por algo son el calzado predilecto británico-. Eso sí, nunca las lleves a un viaje sin haberlas usado (mucho) previamente.
Paraguas. La opción menos apetecible para ir cargando en la maleta y en la mochila pero, aunque se sea de la liga anti paraguas, en esos momentos en que la lluvia aprieta, el chubasquero puede quedarse corto. Mejor plegable y con funda, como este de Mango (12,99€) que, una vez mojado, permita volver a guardarlo sin mojar todo lo demás.
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