Buffy Cazavampiros o cómo la ‘animadora rubia’ se convirtió a la vez en ‘sex symbol’ e icono feminista
Bajo su apariencia de serie adolescente trivial la ficción escondía un mensaje que sigue resonando más de veinte años después de la emisión de su primer capítulo. Su llegada al catálogo de Amazon Prime Video bien merece reivindicarla.
Con un profético “Si llega el apocalipsis, llámame”, fue la propia Buffy la que nos instó a invocarla si el fin de los días amenazaba con precipitarse sobre nosotros. Y, a tenor de los convulsos e inciertos tiempos actuales, parece que alguien ha decidido aceptar la invitación. Este 1 de septiembre la serie completa de Buffy, Cazavampiros llega al catálogo de Amazon Prime Video para satisfacer las ansias de revisión de los fans que durante años han clamado por su presencia en alguna plataforma de streaming y de las nuevas generaciones que solo conocen de oídas las hazañas de una de las primeras y más mediáticas heroínas feministas de la televisión.
De pocas ficciones recientes se han escrito más libros, ensayos y artículos de opinión que de Buffy, Cazavampiros, que tras el final en 2003 de sus siete temporadas pasó a ser considerada por medios como The Atlantic como un icono de la tercera ola feminista. En la serie, Sarah Michelle Gellar da vida a Buffy Summers, una joven estudiante que pasa las mañanas lidiando con los líos de su instituto californiano y las noches luchando contras las fuerzas del mal. Una antítesis del arquetipo de la animadora rubia típico en el género de terror, que con su actitud audaz e independiente convertía su 1,63 de altura y sus 55 kilos de peso en argumentos más que suficientes a la hora de acabar con las criaturas del inframundo que se toparan en su camino. Muy a su pesar ella es la Elegida, la última de un linaje de cazadoras cuyo poder solo puede traspasarse entre mujeres, ejemplo este de la imprescindible perspectiva de género a la hora de analizar una serie que bajo su apariencia de entretenimiento adolescente trivial escondía uno de los mensajes más subversivos de los últimos años.
“Buffy es un símbolo feminista, un icono que ha revolucionado el mundo de la televisión y que ha influenciado a muchas series que llegaron tras ella”, reconoce a S Moda Andrés Argal Sotés, autor del libro Buffyverso. El mundo de Buffy y Ángel (Diábolo Ediciones), primer volumen de uno de los últimos proyectos editoriales sobre la serie nacidos en nuestro país. Para Argal Sotés, la serie sigue igual de vigente que el primer día a pesar de los 23 años transcurridos desde su emisión en la televisión estadounidense y su estreno en streaming promete cazar a toda una generación de espectadores que contemplarán atónitos cómo la ficción creada por Joss Whedon (Los Vengadores) ya anticipaba temáticas actuales. “Fue pionera a la hora de representar en pantalla el acoso escolar o la homosexualidad. La serie mostró momentos tan tabú por aquel entonces como un beso lésbico, en horario de máxima audiencia y con total libertad. No ha envejecido nada”, añade.
El poder femenino, tanto físico como emocional, es el centro temático de la serie, dibujando una sociedad patriarcal que obliga a una mujer a llevar sobre sus hombros el peso de la lucha contra el mal. “Cómo tener el poder, cómo abrazarlo y cómo compartirlo”, en palabras del productor ejecutivo de la serie Joss Whedon. Es ese espíritu colectivista el que la diferencia y convierte en un icono de la tercera ola feminista e hito televisivo sin precedentes. El desenlace del viaje de la heroína no está aquí en la aceptación final de su poder individual, sino en la revelación de que una heroína nunca será más poderosa que todas juntas.
Aunque desde sus comienzos la serie supuso un canto a la celebración y empoderamiento femenino, fue durante su última temporada, emitida entre septiembre de 2002 y mayo de 2003, cuando el mensaje se presentó de una forma más directa y clara mediante la lucha contra un demonio misógino. “Propongo que cambiemos las reglas. Que mi poder sea nuestro poder. A partir de ahora, todas las chicas del mundo que puedan ser cazadoras serán cazadoras. Todas las chicas que puedan tener el poder, tendrán el poder. ¿Pueden defenderse? Se defenderán. Las cazadoras somos todas. Haced vuestra elección: ¿estáis preparadas para ser fuertes?”, sostiene Buffy en uno de los monólogos más aclamados de la ficción y que perfectamente podría ser el de políticas actuales como Alexandria Ocasio-Cortez, que han comprobado en sus carnes cómo la exhibición de poder ha sido considerada un desafío insultante a la autoridad tradicional masculina.
La imagen también recuerda a las Marchas de las Mujeres o las manifestaciones del 8-M que a lo largo del mundo han exigido el fin del patriarcado. “Los mensajes de Buffy, Cazavampiros siguen siendo relevantes hoy en día. Para poder vencer al mal en tiempos de Donald Trump, las activistas feministas necesitarán compartir su poder”, afirma la escritora Jennifer K. Stuller. “Es una crítica al sexismo imperante de la sociedad. Ella decide que no tiene por qué ser una servidora ni una esclava del hombre y reparte su poder a las mujeres del mundo para que se sientan libres, puedan defenderse y acabar con el machismo”, corrobora Argal Sotés.
Las hordas de fans de la serie han cimentado durante los últimos años su posición como mito indeleble de la cultura pop. En lo que al estilo se refiere, Buffy sigue siendo un referente vigente más de dos décadas después de la emisión de su primer capítulo. El resurgir de la estética noventera ha devuelto a la actualidad sus looks a base de tops de tirante espagueti o cuello halter, minifaldas, petos vaqueros, chaquetas de cuero y mucho animal print siempre acompañados por collares choker. Cuentas de Instagram como @BuffyStyle, @retrobuffy o @buffytheoutfitslayer acumulan miles de seguidores que, dejándose llevar por la nostalgia, vuelven a encontrar inspiración en el armario de Buffy. La propia actriz protagonista, Sarah Michelle Gellar, o los hijos de Will Smith y Jada, Jaden y Willow, son algunos de los célebres followers que permanecen atentos a cada nueva publicación.
No solo Buffy, también el resto del elenco femenino de la serie escribieron un capítulo en la historia de la moda de la televisión que sigue teniendo sentido releer hoy. Los jerséis ugly de Willow (Alyson Hannigan) o el estilo más sofisticado de Cordelia (Charisma Carpenter), salpicado por suntuosos slip dresses o conjuntos de aires colegiales, bien podrían verse en la actualidad sobre la pasarela o en los escaparates. La diseñadora de vestuario Susanna Puisto, figurinista durante la primera temporada de la serie, y Cynthia Bergstrom, que se ocupó del vestuario durante el resto de capítulos, son los nombres responsables del éxito que sigue envolviendo a las prendas y looks lucidos por los personajes.
“Aunque muchos de los looks han sobrevivido al paso del tiempo, otros muchos son simplemente malos”, reflexionan desde la edición estadounidense de Vogue. “Sin embargo, merece la pena recuperar incluso los más cuestionables […] Como saben los fans, Buffy muere hasta dos veces en las siete temporadas de la serie, pero ahora vivirá para siempre gracias a la moda”. Y gracias al streaming para todos aquellos que por primera vez– o por enésima– apuesten por disfrutar de las aventuras de la cazavampiros una vez más con sentimiento.
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