La moda del futuro ya esta aquí
Tecnología y biología se alían con el diseño para idear prendas artísticas, funcionales e inteligentes.
Ni Lady Gaga es la única que puede dejar al público noqueado con un vestido viviente en pleno concierto, ni Hussein Chalayan ostenta la exclusividad de unir tecnología y diseño. Puede que el creador chipriota asombrase a la industria gracias a sus animatronics, pero la experimentación científico-textil es una realidad desde hace años. Si en su día el descubrimiento de la lycra supuso un giro radical en la concepción de la moda, nuevas tendencias como los e-textiles (telas que incluyen electrónica y computación en su composición) o la biomoda (materiales inteligentes que crecen por si mismos y toman su forma final durante la cosecha) demuestran que la que la smart fashion está haciéndose un hueco más que notable en el sistema.
Mientras los alumnos del London College of Fashion toman el testigo de Chalayan con vestidos que se transforman por orden de la mente, en la facultad de moda y textiles de la prestigiosa Central Saint Martins han pasado los últimos cinco años experimentando con el diseño sostenible. La diseñadora Suzanne Lee dirigió en el centro un programa de moda biológica, en el que fermentaba unos microbios mezclados con té verde y azúcar para confeccionar un material inteligente que se puede utilizar como tela o cuero vegetal. Cultivar tu propia ropa requiere un poco de paciencia. La bacteria tiene que crecer durante tres semanas en una tina de agua, secarse al sol otro poco más y moldearse al gusto de la futura prenda. Un proceso que olvida a las máquinas de coser y destierra a productos nocivos para el medio ambiente, pero que conlleva un “pequeño” inconveniente. Si llueve o se moja demasiado, el material podría absorber el agua y disolverse. Aunque Lee ha dejado el programa de la Saint Martins para convertir a la Biocouture en un proyecto open source que llegue a más campos, su investigación ha demostrado que otra moda sí es posible.
Y es que no sólo podemos cultivar nuestras prendas, ahora también podemos imprimirlas. Es lo que ha conseguido una de las diseñadoras favoritas de Björk, Iris van Herpen, que descubrió un diseño recién salido de una impresora 3D en la Semana de la Moda de París y ganó, ipso facto, el reconocimiento de la revista Time como uno de los 50 mejores inventos de 2011. El proceso de van Herpen se rige por diseñar el modelo en Photoshop, después trabajar con un arquitecto para modelar la prenda en 3D y finalmente imprimirla mediante un láser que transfiere energía a un polvo haciendo que se polimerice. El éxito de su onírico vestido le llevó a exponerlo en el Victoria&Albert Hall de Londres y la diseñadora ha seguido investigando esta vía en su última colección, donde mostró más diseños imposibles gracias a la impresión tridimensional.
Suzanne Lee Yatzer ha diseñado esta chaqueta con un material desarrollado a partir de una bacteria.
“La moda inteligente ya es una realidad, no sólo existen prendas que cambian mientras andamos, las hay con aire acondicionado incorporado para zonas de calor extremo o chaquetas que nos transmiten información sobre el tiempo”, explica Sabine Seymour, directora del laboratorio de moda tecnológica del centro Parsons de Nueva York y autora del libro Estética funcional. Visiones sobre la moda tecnológica (en inglés). Seymour asegura que el futuro del sector no está por la democratización de los precios. “Hay que ser realistas y entender que el nivel en el que se mueven estos diseños se enmarca dentro del mercado del lujo y difícilmente alcance a las masas”, indica. La catedrática, que dirige una empresa que consulta a corporaciones para producir la smart fashion, toma como referencia el boom del Gore-Tex en las prendas deportivas para ejemplificar cómo una fibra inteligente puede llegar al gran público. “Al principio era mucho más caro pero su fabricación a gran escala y el interés de las marcas por comercializarlo lo ha hecho más accesible, integrándolo en el mercado”.
Pero no todo son malas noticias para nuestros bolsillos, el arduino, esa plataforma de hardware libre que muchos tildan como “el internet de las cosas”, ha llegado para salvar a los tecnoadictos sin miedo al rídiculo que sueñan con chaquetas para ciclistas que indiquen su posición con luces led, corbatas que se iluminan en la oscuridad o collares para chicas que quieran brillar. El háztelo tú mismo geek no entiende de lujos y acerca la tecnología al pueblo raso. ¿Recordáis la chaqueta autosecante que Marty McFly lucía en Regreso al Futuro 2? Quizá no estemos tan lejos de conseguirla.
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