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India: el largo camino antiabuso

Los medios indios cubren por fin los casos de violación, las leyes se modernizan y las mujeres denuncian. Pero aún queda mucho por hacer. Los expertos dan las claves.

India: el largo camino antiabuso

En el último año se ha duplicado el número de violaciones registradas por la policía en la India, según la ONG Action Aid. «No significa que estén ocurriendo más, puede deberse a que las mujeres se atreven a denunciar», opina Sehjo Singh, miembro de esta organización. Han pasado casi 13 meses desde la muerte de una universitaria tras su violación por un grupo de hombres en la capital, Nueva Delhi. El crimen indignó al país y conmocionó al mundo. ¿Ha mejorado la situación desde entonces? Si se abre un periódico allí, la respuesta es no. En esta ciudad cada día se violan a cuatro mujeres y se abusa de nueve, según datos de la policía. La trágica muerte de una chica de 16 años la pasada Nochevieja en Calcuta –la adolescente había sido violada y quemada por sus agresores– ha agravado la situación. La India se manifiesta para pedir justicia y un cambio en las mentalidades. Algo se ha logrado: el Gobierno ha modificado las leyes, ha habilitado juicios rápidos y ha contratado a más mujeres agentes. Además, los medios de comunicación cubren las tragedias.

«Las cosas no son ideales, pero sí se trata de grandes avances. La ley del acoso sexual se aprobó con las opiniones de un comité de expertos. Corría prisa, tardaron 29 días en aportar sus conclusiones cuando normalmente se demoran meses», se alegra Vikram Doctor, periodista del diario indio Economic Times. La norma criminaliza el acoso, el voyeurismo o los ataques con ácido, y la definición de violación se ha ampliado. Más cambios: se puede imponer cadena perpetua o pena de muerte en delitos de extrema violencia. No obstante, a pesar de los juicios rápidos, los juzgados acumulan 23.000 casos de abusos sin resolver, según la Oficina Nacional de Delitos. Más malas noticias: el porcentaje de condenas ha mermado: de 44,3% en 1973 a 26,4% en 2011 (últimos datos). «Estas cifras lanzan un mensaje de impunidad a los agresores. El Estado debe hacer que las leyes se cumplan y que estos casos se juzguen con sensatez», insiste Singh.

«Para ayudar a las víctimas, se ha habilitado una línea telefónica, pero han ocurrido desdichas como la de una chica que llamó 181 veces. Las empleadas intentaron que la policía la rescatara, pero no lo hizo. Apareció muerta al día siguiente», cuenta Doctor. Muchos problemas de esta lacra son como este, endémicos, y están enquistados. 

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Una sociedad patriarcal. Y es que una cosa es modernizar leyes, y otra, ejecutarlas. «Los agentes son hombres y para ellos, una violación no es delito; como mucho, es falta», afirma Doctor. Las cosas avanzan despacio: «Antes si la víctima denunciaba, los agentes le recomendaban callarse para preservar su honor y el de su familia. Se valora mucho la virginidad de ellas, por eso se habla solo de deshonra femenina. La prensa nacional por fin lo empieza a tener claro: la víctima es ella; y la policía está cambiando el chip», razona Lara Rebello, de 27 años.

Esta periodista de varias revistas nos confía una historia personal. «Un chico con el que salí y que abusó de mí me retó a llamar a la policía. Tenía amigos en el cuerpo y sabía que no le pasaría nada». ¿Su teoría sobre las causas de esta ola de agresiones? «La mujer ha sido considerada el sexo débil durante siglos, un vehículo de placer para el hombre. El sexo se ha convertido en un arma. Cada vez hay más féminas en el poder pero muchos no lo aceptan porque han sido educados para liderar, así que nos violentan».

En el país asiático, su vida no vale mucho. En las bodas, la familia de la novia da la dote; una tradición que puede suponer su ruina. Este hecho está relacionado con la alta tasa de infanticidios: una menor de cinco años tiene un 75% más de posibilidades de morir que un niño. ¿El resultado? Según el censo de 2011 (último disponible), hay 37 millones de indias menos que indios (suele ser al revés, en la UE la proporción es de 95 hombres por 100 mujeres).

«La India se enfrenta a un cambio real. Somos uno de los países con más jóvenes y, a medida que se hacen adultos, desafían las normas. Entonces surgen fricciones, a veces agresivas, pero esto no frenará el cambio, como pretenden los conservadores», vaticina Doctor. El escritor Rajrishi Singhal ahonda en esta idea: «Hemos pasado de una sociedad semifeudal a una versión híbrida del capitalismo; de vandalizar exposiciones a violar y matar».

La falta de iluminación, de baños en zonas rurales y de un buen transporte público son, según el informe Invisible Women de tres académicos, un error. «El Gobierno debe construir aseos y ofrecer bicicletas; muchas niñas van solas al cole», se queja Doctor.

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