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Guía para ir a Formentera sin que te timen

En la isla se puede comer pescado junto a la playa por menos de 300 euros y disfrutar de sus placeres sin necesidad de ser Armani o Leonardo DiCaprio.

formentera
Corbis

Antes Formentera era una excursión a hacer desde Ibiza, pero hace ya tiempo que las celebrities y los simples mortales empiezan a ir directamente a esta pequeña isla, el último paraíso del Mediterráneo. Un lugar exclusivo por muchas razones: posee algunas de las mejores playas del mundo y las aguas más puras, debido a las praderas de posidonia, una planta acuática que actúa como depuradora natural y que ha sido declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1999. Es una isla bastante virgen, que se salvó de la urbanización masiva gracias a su pequeño puerto, que no contaba con la infraestructura necesaria para albergar barcos capaces de transportar hormigoneras o grúas. El precio que hay que pagar por este privilegio es que la búsqueda de alojamiento –un bien escaso en la isla–, no es tarea fácil y requiere de una programación con muchos meses de antelación . El hecho de que no haya aeropuerto aleja a las hordas de turistas y a los paquetes de vacaciones con todo incluido, aunque, últimamente, éste enclave se está masificado más de lo deseable y perdiendo su carácter, que siempre ha tendido a aunar contrarios. Formentera es –o tal vez debamos usar el pasado, era– local y cosmopolita, sencilla y sofisticada, tranquila pero llena de vida, desierta (en invierno) y abarrotada (en verano). La fiesta Flower Power, que cada mes de julio se celebra en el pueblo de San Francesc, es uno de los pocos eventos del mundo que aglutina a hippies supervivientes, dueños de barcos, diseñadores del norte de Italia con fular al cuello aunque haga 40 ºC, mochileros con limitado presupuesto pero buen gusto, italianos con dinero pero sin clase, modelos de veraneo en el yate de alguien que quiere presumir o pijos de la calle madrileña de Serrano, fieles a su estilo, incluso en época estival y bajo altas temperaturas.

Las hordas de turistas que empiezan a contemplar este destino como deseable hacen peligrar el espíritu de esta isla pero, como se ha demostrado, subir los precios no asegura ya el estatus, clase o sensibilidad de los futuros visitantes. Cualquiera puede hacer una fortuna en tiempo record y de maneras muy discutibles. De momento, la exclusividad sigue estando en el mar, en el puerto más caro de España. Pero éste no es solo un destino para millonarios, su historia empezó con hippies que alquilaban casas, habitaciones o establos a los habitantes locales, que se extrañaban de que alguien de fuera pudiera estar interesado en vivir en aquella isla casi desierta. Hoy todo ha cambiado, pero todavía se puede conocer la isla sin gastar los ahorros de una vida y sin correr el riesgo de que te timen en los chiringuitos de playa que presumen de tener entre sus comensales a Robert de Niro o a Paris Hilton, pero que han hecho fortuna gracias a visitantes anónimos, de esos que ahorran meses para poder conocer este trozo de paraíso, y para los que 300 € es una suma más que considerable.

Hostal Rafalet.

Dónde dormir

Hostal Centro (Pza. de la Constitución, 3. San Francesc; 971 322 063). Es probablemente uno de los lugares más baratos para pasar la noche, ya que la habitación doble cuesta 55 euros en temporada alta. No hay que esperar lujos y el baño es compartido, pero la relación calidad-precio es excelente y el trato también. El hostal cuenta con un bar donde desayunar y donde siempre se acaba haciendo amistad con algún que otro huésped, también de visita en la isla.

Hostal Pepe (c/Mayor, Sant Ferran de Ses Roques; 971 328 033). La Fonda Pepe es una leyenda viva de la isla, ya que este pequeño bar de pueblo, sin pretensiones, se convirtió en el cuartel general de los hippies en los años 70 y por el pasaron Bob Dylan, Jimi Hendrix y miembros de Pink Floyd o Led Zeppelin, cuando Formentera era un punto más a visitar dentro de la hippy trail. El bar sigue en pie y ahora cuenta también con restaurante y hostal, donde una habitación doble con baño y desayuno incluido, cuesta 90 € en temporada alta. El Hostal está en el pueblo de Sant Ferran, donde hay una mayor concentración de hippies por metro cuadrado.

Hostal Rafalet (Sant Agustí. Es Caló; 971 327 016). Es Caló es uno de los lugares más bonitos y románticos del planeta, una pequeña cala que todavía conserva su estructura de pequeñísimo puerto, con sus casetas para guardar los barcos, y con muy pocos habitantes. Las habitaciones del Hostal Rafalet son bonitas, tienen baño y todas cuentan con una pequeña terraza que da al mar. Una doble cuesta 110 euros en temporada alta. La playa está muy cerca y posee unas increíbles aguas transparentes.

Restaurante Sa Sequi en Formentera.

Cortesía de Sa Sequi

Dónde comer

Sa Sequi (carretera La Savina-Es Pujols; 971 187 749). Un chiringuito donde comer en primera línea de mar con una filosofía muy distinta a la de “da el sablazo, coge el dinero y no te preocupes de si el cliente vuelve o no. Hay muchos”, propia del ya famoso Juan y Andrea. Este, por el contrario, es un humilde pero cuidado establecimiento donde se puede comer pescado fresco, marisco, paellas o carnes, y que tiene la sana intención de que el cliente salga contento y repita. Comida con pescado fresco y vino alrededor de 40 euros por persona.

Fonda Platé (Carrer de Jaume I, 1. San Francesc; 971 322 231). Su terraza con emparrado es todo un clásico de la isla. Aquí se puede desayunar, picar algo, tomar un zumo natural de naranja y zanahoria -para ayudar al bronceado-, comer y, sobre todo, cenar, ya que a esta hora es cuando más concurrida está. Recetas sencillas pero bien hechas, al igual que los pinchos o raciones de ensaladilla, tortilla o deliciosas croquetas. Todo está bueno aquí y el precio medio de una cena para dos es de 50 €.

Integral (Espalmador, 40. Es Pujols; 971 329 107). Es la mejor opción vegetariana de la isla. La anfitriona, Elena, es encantadora, lo mismo que su equipo de chicas. Todo está hecho con mucho amor y atención al detalle y su hummus y hamburguesa vegetal son deliciosos. Hay platos del día que van desde los 6 a los 17 €. Integral cuenta con una terraza para cenar bajo los pinos y a la luz de las velas, y una excelente banda sonora.

Pascual (Es Caló de Sant Agusti; 971 327 014). Si se quiere algo más de sofisticación, este restaurante, en Es Caló, es del estilo en que los camareros te limpian el pescado delante tuya y te lo presentan libre de espinas. Pascual está especializado en langostas y pescado fresco, ya que cuenta con vivero propio. Exquisito servicio en una terraza tranquila y romántica. Una cena con pescado fresco, vino, primer plato y postre está alrededor de los 40 euros por persona.

Sol y Luna (Venta de Espi des Catalá, 2797. Platja de Migjorn; 629 040 265). Este chiringuito de playa es el lugar perfecto para comerse una paella a la sombra, mientras se contempla la vista de la playa de Migjorn. El restaurante es un negocio familiar que todavía conserva algo del mobiliario de finales de los 70, cuando abrió, y que está especializado en arroces y cocina mediterránea. La paella mixta cuesta 14,95 € por persona y la de pescado 19,95 euros.

Blue Bar en Formentera.

Cortesía de Blue Bar

Dónde ver la puesta de sol

Piratabus (Playa de Migjorn, km 11; 609 601 426). Este es un chiringuito con historia, que empieza en los años 70, cuando dos socios que regentaban una discoteca, en Calatayud, conocen Formentera, se enamoran de ella, venden su negocio y deciden trasladarse a la pequeña isla. Cuando se les acaba el dinero compran un viejo autobús de línea y lo convierten en un bar. En el año 83 las autoridades le obligan a retirar el vehículo pero ellos lo sustituyen por un chiringuito de madera, que se ha convertido en uno de los lugares clave para ver la puesta de sol al ritmo de la música. Una cerveza cuesta 2,80 € y un mojito, para despedir al sol como se merece, 10 €.

Dónde tomar una copa

Blue Bar (Carretera de San Ferrán-La Mola, km 7,9. Playa de Migjorn; 971 935 475). Formentera no está pensada para bailar hasta el amanecer y las discotecas son casi inexistentes, pero hay bares donde apurar la noche como el Blue Bar, nacido también en los míticos 70 y con decoración galáctica y extraterrestre. Tiene terraza a la playa y pista de baile en el interior, con bola de discoteca incluida. Cierra a las 3:45 y la copa cuesta a partir de 9 euros.

Indiana Café (c/Espardell. Edificio Tres Pinos. Es Pujols; 971 328 330). Al modo de los pubs germanos, este bar está regentado por Dieter, un alemán corpulento y afable, que ejerce también de DJ con una inclinación hacia el rock de hace unas cuantas décadas. Perfecto si uno quiere algo más underground en el paraíso de los chill outs. Copas desde 7 euros.

Flipper & Chiller (Km 11, Migjorn; 971 187 596). Este restaurante chill out, decorado en tonos rosa fucsia, es uno de los lugares de moda donde cenar y tomarse una copa. Excelentes vistas desde el techo, convertido en amplia terraza, buena música y copas a partir de 9 euros.

Flipper & chiller.

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