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Google quiere que las chicas se animen a programar

El buscador lanza un programa para fomentar que las niñas de Estados Unidos aprendan programación para lograr trabajo y mejores salarios

chicas programadoras

Cuando pensamos en el papel que la mujer desempeña en la industria de la tecnología pueden venir a nuestra mente la imagen de una ejecutiva de éxito, como Marissa Meyer, o la de una asiática en una cadena de montaje de alguna multinacional de la electrónica. Pero entre ambos casos existe un enorme abanico de puestos en el sector tecnológico que rara vez son ocupados por mujeres.

Susan Wojcicki es CEO de YouTube. Pero también una de las primeras empleadas de Google. De hecho, el garaje de su casa fue la primera sede del buscador. Hace pocos días publica un post en el blog oficial de la empresa en el que anunciaba la puesta en marcha del proyecto Made with code, con el que se busca fomentar que las niñas estudien programación. Un campo profesional tradicionalmente dominado por los hombres. 

De hecho, sólo el 0,4 por ciento de las mujeres que entran en la universidad en Estados Unidos se plantea realizar estudios que las capaciten para desarrollar software. A pesar de que el sueldo medio de un licenciado en ese sector durante su primero año de trabajo supera en 15.000 dólares al de los licenciados en otras especialidades. Además, será uno de los empleos que más demanda tendrá en la próxima década.

En España, a pesar de las elevadísimas cifras de paro, la situación en el sector del software también puede ser atractiva para las mujeres que quieran desarrollar una carrera en él. Según un informe del portal de empleo Infojobs en 2013 entre los puestos de trabajo de sectores emergentes el programador de aplicaciones móviles fue el más demandado en esa web.

Hemos charlado con alguien que justamente desempeña ese trabajo: Selene Pinillos, una desarrolladora de 28 años que trabaja para la startup española Origo. Selene nos cuenta que estudió Ingeniería de Telecomunicaciones en la especialidad de Imagen y Sonido. Una carrera  que aunque no está orientada a formar programadores si cuenta con asignaturas que le proporcionaron una base teórica para aprender a programar. Gran parte de su formación ha sido completamente autodidacta, pues según explica cuando comencó a trabajar se dio cuenta "de que no tenía ni idea”. Nos sorprende cuando a lo largo de la charla nos cuenta que un mes es todo el tiempo que necesitó para aprender a crear aplicaciones para iPhone.

Su experiencia le dice que una de las cosas que diferencia a una mujer de un hombre a la hora de programar es que “somos más mecánicas y a veces nos cuesta más aprender. Esto es un punto más negativo porque hace más difícil que te contraten”. Pero también matiza que le resulta frustrante que sea más difícil comenzar a trabajar teniendo el mismo nivel que un chico.

Por eso recomienda que al acudir a una oferta de empleo “vean como funcionas”. Para ello lo mejor es enseñar software que ya se haya realizado. Aunque sea de forma autodidacta. Para Selene los mejores sitios para encontrar trabajo como desarrolladora son las startups. Ella nos cuenta que estuvo trabajando en un banco para una consultora y al ver que “no podía crecer más” prefirió renunciar a un empleo en plantilla. 

Trabajar como autónoma para una empresa dedicada a la innovación entre otras cosas le permitió tener mucha más flexibilidad horaria. Cuando le preguntamos si una mujer sin formación universitaria puede aprender a programar nos dice que sí, pero “te tiene que gustar. Con un ordenador, internet y poco más es posible”.

La perseverancia, eso sí, da sus frutos. Pues Selene señala que “una programadora tiene más salidas profesionales” que otras mujeres que buscan trabajo en sectores diferentes. Entre los primeros pasos que recomienda dar en el terreno profesional está acudir a aceleradoras de empresas, en las que suele haber muchas startups que favorecen el intercambio de conocimientos. Aunque también es positivo apuntarse a hackatons. Estos no son otras cosa que grupos de desarrolladores que se reúnen para sacar durante en unos días un proyecto adelante con el aliciente principal de aprender.

TechCrunch Disrupt SF 2013 - Day 2
Steve Jennings

Susan Wojcicki, CEO de Youtube, está detrás de la iniciativa Made with code

Getty

Los días cuatro y cinco de julio tendrá lugar en Madrid uno de estos hackatons. En este caso para desarrolladores de aplicaciones de Android. El marco será el evento Droidcom Mad. El principal sobre el sistema operativo de Google de todos los que tienen lugar en España. Pero parece que está claro que para fomentar que las mujeres se formen en programación son necesarias iniciativas como Made with code u otras similares que se desarrollan en Estados Unidos, como Girls with code o Black girls code.

Esta última es especialmente interesante, pues busca que haya mayor presencia de mujeres afroamericanas en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Algo que podría trasladarse a nuestro país para fomentar la formación tecnológica en colectivos femeninos con riesgo de marginación social. Además, que una mujer aprenda a programar no es sólo útil para trabajar como programadora. También para aplicar ese conocimiento en otros terrenos.

En la web de Made with code aparecen los testimonios de varias mujeres a las que el desarrollo de herramientas tecnológicas les ha abierto nuevos caminos en terrenos como la danza, las artes plásticas o la moda. Miral Kotb es una bailarina que tras serle detectado un cáncer y debido a la cirugía tuvo que dejar de lado los escenarios. Entonces se volcó en el desarrollo de código y creo iLuminate, un espectáculo de danza en el que los bailarines aparecen iluminados con una estética que recuerda a la de Tron.

Otro gran ejemplo de las insospechadas posibilidades que tiene el desarrollo de código para las mujeres lo representa el caso de la artista de origen libanés Ayah Bdeir. En su intenso currículum se encuentran numerosas creaciones artísticas que están a caballo entre la programación y la ingeniería. Actualmente es CEO de la empresa Little Bit, que vende pequeños módulos electrónicos que al ensamblarse como piezas de Lego pueden crear toda clase de juguetes interactivos.

En el terreno de la moda también resulta ejemplar el caso de Maddy Maxey. Una bloguera de moda que dio el salto al desarrollo tecnológico aprendiendo código para aplicarlo en sus propios diseños. Actualmente trabaja en su empresa CRATED, en la que entre otras cosas se desarrollan textiles sin costuras que pueden cambiar de forma siendo controlados por un ordenador. Todas estas pistas parece indicar que es necesario romper con la idea preconcebida de que los que se dedican a la programación realizan un trabajo aburrido y solitario. Llevarse bien con los ceros y los uno puede desarrollar poderosamente la creatividad y aumentar espectacularmente las oportunidades laborales.

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