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‘Showgirls’: la historia de la película de ‘strippers’ que hundió a una actriz pero aupó a un director

La cinta que hundió la carrera de Elizabeth Berkley y que resucitó como fenómeno de celebración camp cumple este mes 25 años.

Fotograma de 'Showgirls'.
Fotograma de 'Showgirls'.Cordon Press

«Un par de monos se escapan en el backstage y cagan: he aquí el único momento de buen gusto de la película». «Elizabeth Berkley: o está desnuda, o es irritante… O las dos cosas a la vez». «Con suerte, las frases de Berkley se habrán escrito sobre un tanga de hilo». La crítica la destrozó en una especie de competición insana por tener la reseña más cruel y sanguinaria. Hundió y condenó al ostracismo a su protagonista, Elizabeth Berkley. Se llevó siete razzies (los anti Oscar) el año de su estreno –Paul Verhoeven, el director, haría historia subiendo emocionado y agradecido a recogerlos–. El logro no se quedó ahí: fue elegida la peor película de la década y, en 2005, el peor drama de los últimos 25 años. Hoy en día llena sus reposiciones con show a lo The Horror Picture Show, hay musicales en su honor y hasta el celebérrimo Cinespia de Hollywood acogió a 4.000 almas emocionadas para celebrarla. Hablamos de Showgirls, la película de 1995 que pretendía ser una moraleja sobre el poder corrompiendo la inocencia femenina, materializada aquí entre pezones al aire, obsesión por las uñas de gel y una extraña adicción a las patatas fritas de Nomi Malone, una hiperactiva bailarina yonqui del eyeliner que acude a Las Vegas con ganas de comerse el mundo. Un cuarto de siglo después, el mundo venera la película como celebración de lo camp pero su actriz protagonista, como si la realidad hubiese querido traspasar esa lectura del film pero en sus propias carnes, fue la única a la que le cambió la vida, pero para mal.

Así lo cuenta el estupendo documental You don’t Nomi (un juego de palabras en inglés con doble sentido que también que se vendría a traducir, por su sonoridad, como Tú no me conoces), una investigación que, tras pasar por Tribecca, aterrizó en el Festival internacional de cine fantástico de Sitges y ha pasado al catálogo de Filmin para probar que, como dice la crítica Haley Mlotek en la cinta: «Si seguimos hablando de Showgirls 25 años después es que todavía no la hemos superado».

Verhoeven exigió que actuara así, pero quién se hundió fue Elizabeth Berkley

Tal fue el batacazo que se pegó con la película que la protagonista de Showgirls tardó una década en animarse a dejarse entrevistar en televisión. A Elizabeth Berkley todos la conocíamos como la chavala repipi a la que habíamos visto crecer en Salvados por la campana. Allí interpretaba a Jessie Spano, la estudiante inteligente, feminista –en más de un capítulo se enfrentaba a políticas machistas del instituto– y guerrera en unas convicciones que la convertían en el blanco habitual de las bromas condescendientes de Zack Morris. Transformar a la sabelotodo televisiva –el bombón sin cerebro era Kelly Kapowsky– en una bomba sexual semidesnuda el 95% del metraje fue una de las jugadas maestras de Paul Verhoeven. El director pensó en Charlize Theron para el papel, pero optó por Berkley porque sabía que en toda generación existe una estrella infantil deseosa de romper con su imagen y tomar riesgos. Habitualmente,  ese salto de se materializa con un desnudo que busca probar una sexualidad adulta. Marisol escandalizó con su portada en Interviú, Miley Cyrus hizo twerking en los VMA’s y Elizabeth Berkley pensó que lo suyo vendría con una película sobre sexo y poder en Las Vegas.

La audacia le salió rana. El personaje de Nomi, como todo en el film, era excesivo y la crítica lo machacó. Nomi gritaba, era hiperactiva, se mojaba los labios de forma lasciva sin motivo aparente, sus escenas de sexo estaban eran más performáticas que sensuales y estaba tan al límite con la vida que hasta llega a lanzar un bol de palomitas a la cara de su amiga porque tan solo le ha preguntado: «Oye, y tú, ¿de dónde eres?». Histrionismo es quedarse corto. Pero eso era, justamente, lo que buscaba el director. Verhoeven fue el que impregnó al personaje de esa actitud vital impostada y de gustos inverosímiles (lo de la afición a la comida de perro ya lo había enseñado en otras películas del pasado). A sus 23 años, y viviendo todavía con sus padres, se convirtió en el hazmereír de Hollywood.  «Yo tuve toda la culpa», diría en el 20 aniversario de la cinta. Fui yo el que le pidió que exagerara», aclararía el director. «Si alguien tiene que ser culpado, debería ser yo», añadió e insistió en  que él fue el único que le pidió que exagerara y que ella fue la única perjudicada por la mala prensa –Verhoeven después ganaría un Globo de Oro con Elle– . «La película acabó con la carrera de Elizabeth Berkley. Puede que hiciese mi vida más difícil, pero no en el grado que le pasó a ella. Hollywood le dio completamente la espalda».

A Elizabeth Berkley la machacaron. Ahora la comparan con las interpretaciones de ‘Valle de muñecas’ o ‘Querídisma Mamá’
A Elizabeth Berkley la machacaron. Ahora la comparan con las interpretaciones de ‘Valle de muñecas’ o ‘Querídisma Mamá’

La doble moral hipócrita de la crítica

Más allá de las consecuencias sobre su protagonista, el documental también analiza el doble rasero de la crítica con Verhoeven: los mismos que habían alabado con entusiasmo su violencia histérica en Desafío Total o Robocop, son los que enloquecieron y despotricaron cuando el neerlandés –que siempre se ha definido como «un provocador»– cambió las pistolas y la sangre por los desnudos y el sexo. En realidad, su sello de autor está presente en todo el film. Toda la película funciona como un juego de espejos en los que se miran los personajes. También en la propia narrativa –el inicio y el final con Nomi haciendo autostop– o con el desarrollo de los personajes –cuando Nomi arrebata el puesto a Crital Connors (Gina Hershon), los planos de su celebración son exactamente calcados a los que tuvo su némesis–. Las coreografías están grabadas con la misma precisión que la de los grandes musicales del viejo Hollywood y ahora se compara al trabajo de Berkley con el de Patty Duke en Casa de Muñecas o Faye Dunaway en Querídisma Mamá.

Si tan bien dirigido estaba todo, ¿por qué nadie empatizó con aquella supuesta moraleja contra la corrupción de la inocencia? Muchos disparan ahora contra el guionista, Joe Eszterhas, un antiguo periodista que escribio Flashdance y llegó a ser el mejor pagado de Hollywood. A Eszterhas ya le llovieron críticas de homofobia de la comunidad gay por Instinto Básico, pero es en Showgirls donde desarrolló una historia en la que las mujeres viven en un mundo cosificado donde las manicuras esconden todo el subtexto o con personajes afroamericanos que existen únicamente para hacer la vida de la protagonista más fácil, para que crea en sí misma o ser directamente brutalizados para que abra sus ojos y pueda redimirse finalmente. La crítica Haley Mlotek es especialmente dura en el documental con la simbólica violación de Molly, la amiga de Nomi, y cómo la protagonista soluciona el conflicto tomándose la justicia por su mano en un mundo en el que las mujeres están completamente desprotegidas sin el ojo por ojo.

En la película no solo aparecían desnudos continuamente, también se habla de estar desnudo que la hace todavía más irreal. La lectura del documental señala a Eszterhay y apunta: «Es como si un niño de 13 años hubiese escrito lo que se imaginaba que hacían los adultos al otro lado de la habitación».

Una década en el agujero

Cuando se estrenó Showgirls, Berkley tenía 23 años y todavía vivía con sus padres. Toda la mala prensa de la película pudo con su carrera: se pasó casi una década sin pena ni gloria haciendo pequeños papeles secundarios en series de televisión (Ley y Orden, Sin rastro, C.S.I) y alguna que otra tv movie. El periodista Juan Sanguino, cuando recapituló el fenómeno de culto de la cinta en Icon, recordó que la intérprete también dio charlas en institutos para después convertirlas en un programa de televisión (Ask Elizabeth, ‘Pregúntale a Elizabeth’) y hasta editó un vídeo.

Tendrían que pasar 13 años para que llegase a hablar abiertamente en televisión de las consecuencias personales de Showgirls, cuando ofreció una entrevista a Chelsea Handler. Allí agradeció de forma sincera la nueva vida que los fans han dado a la película, entendiendo que la cinta era extrema a propósito y así había que comprenderla. También lamentó el vacío y soledad de haber sido vilipendiada: «Nadie me defendió entonces».

Tras bailar en Dancing with the Stars, donde se atrevió a reírse de sí misma por la mítica escena de las anfetaminas en Salvadados por la campaña, Berkley ahora mismo graba la anunciada resurrección de la serie que la hizo famosa. Allí retoma su papel de Jessie Spano, además de ejercer como productora de la nueva versión. En el nuevo argumento, Zack Morris (Mark-Paul Gosselaar todavía no ha confirmado su presencia) se ha convertido en gobernador de California. Todavía no sabemos qué futuro le ha deparado a su personaje. Hace unos años, en una reunión de los actores de Salvados por la campana, recreó su vida en la serie y se tomó con humor su futuro al salir del instituto: sí, obvio, se había convertido en stripper.

Cartel promocional de ‘You don’t Nomi’, el documental que analiza la caída y resurrección de la película más excesiva de los 90.
Cartel promocional de ‘You don’t Nomi’, el documental que analiza la caída y resurrección de la película más excesiva de los 90.

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