Las fantasías sexuales de Gillian Anderson
La actriz recopila y presenta cartas anónimas sobre sexo de cientos de mujeres de todo el mundo en ‘Quiero’, un libro que incluye un escrito de la propia actriz… aunque se niega a decir cuál
Cuando la televisión estaba repleta de sonrientes y espectaculares mujeres rubias que presumían de curvas, Gillian Anderson se convirtió en la rara avis de la pequeña pantalla dando vida a Dana Scully, la agente del FBI que en Expediente X hizo de la seriedad un personaje mucho más normal que paranormal de la serie. Casi dos décadas después, su papel como terapeuta sexual en la aclamada Sex Education convirtió a la actriz en una abanderada de la sexualidad también fuera de la serie, pues hizo de sus redes sociales un canto a la sexualidad y acudió a los Globos de Oro, nominada por su papel en la serie de Netflix, enfundada en un vestido de Gabriela Hearst con sutiles bordados de vulvas.
Tras haber fundado la marca de bebidas healthy G Spot, orientada a buscar el bienestar de las mujeres, ahora lanza Quiero (Temas de Hoy, 2024). “Se trata de un libro que recoge las cartas de cientos de mujeres de todo el mundo que comparten sus fantasías más profundas. Presentado por mí, junto con mi propia carta anónima, Quiero revela lo que piensan y sienten las mujeres sobre el sexo cuando tienen la libertad de ser totalmente ellas mismas”.
En el libro, la actriz recoge sin filtros las cartas anónimas de cientos de mujeres cuyas realidades son tan heterogéneas como las de una mujer sij que escribe acerca del secreto deseo que siente por su cuñado, una mujer blanca británica que desea que la besen “como es debido” por última vez, una hispano-judía asentada en Bangladés a la que le excita el pomo de una puerta y una mujer apache que escribe acerca de cómo ansía ser adorada como una criatura divina… Y esos son tan solo algunos ejemplos.
El formato se inspira en Mi jardín secreto (Ediciones B, 1993), la antología de secretos sexuales que Nancy Friday recopiló a través de entrevistas y correspondencia. La obra de Friday data de 1973 y contiene confesiones no exentas de historias de incesto y violencia sexual, algo que no ocurre en Quiero, un libro inclusivo en el que Anderson funciona como la llave que permite que los miedos y las fantasías más íntimas salgan a la luz. Reconoce que le daría pudor que la gente reconociera cuál de los escritos es el suyo, pero intentar averiguarlo es parte del morbo del libro.
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