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Stefania Valenti, la gran máquina de crear ‘tops’

Es CEO de PGM, el grupo que posee Elite World y Women Management, dos de las agencias de modelos más importantes del mundo. El mejor ejemplo de que existe otra manera de gestionar el poder.

Stefania Valenti
D.R.

Por regla general, los hombres que ocupan puestos de autoridad prefieren separar para conservar el poder. Las mujeres apostamos por sumar y crear sinergias. Una declaración de intenciones que echa por tierra el lema masculino “divide y vencerás”», analiza Stefania Valenti, directora ejecutiva de Pacific Global Management (PGM), Women Management y Elite World. De hecho, una de sus primeras decisiones al frente del grupo –que en 2011 compró una participación de control de Elite World– fue adquirir las divisiones de París y Nueva York de Women Management (en diciembre de 2013). La primera es el gran coloso de las agencias de modelos, que ha lanzando a tops como Claudia Schiffer, Naomi Campbell y Gisele Bündchen, y, más recientemente, Adriana Lima, Kendall Jenner o Eniko Mihalik. La segunda es líder del mercado al otro lado del Atlántico, con una suculenta cartera de maniquís: de Toni Garrn a Daria Strokous. «Hubo gente que no comprendió este movimiento. “¿Por qué unir dos competidores históricos?”, se preguntaban», recuerda Valenti. Pero este paso forma parte de una estrategia que tiene como objetivo reforzar la presencia del grupo en Estados Unidos. «En la práctica, cada empresa conserva su propia identidad», dice. «Una es fuerte en Europa; la otra, en América. Unidas, ambas pueden conquistar nuevos mercados», cuenta. El gran objetivo: China.

Instantánea de la edición china del concurso de aspirantes a modelos Elite Model Look.

D.R.

Es la primera mujer al frente de Elite World. Resulta curioso que en un sector como el de las agencias de modelos, que gira en torno a la belleza, hasta ahora solo haya habido hombres al mando.

Sí, es algo que no acabo de entender, sobre todo tendiendo en cuenta que hablamos de una industria que trabaja con chicas muy jóvenes y en la que la sensibilidad desempeña un papel fundamental. Para poder gestionar la carrera de una new face, tienes que ser capaz de comprender la psicología de esa adolescente. Porque, cuando las descubrimos, apenas tienen 14 o 16 años. De ahí que respetar los tiempos –y esperar a que terminen el curso escolar, por ejemplo– se haya convertido en una de mis prioridades. Necesitamos saber que están suficientemente preparadas desde un punto de vista psicológico para enfrentarse al mercado.

¿Diría que es una industria difícil?

Es un negocio que exige personalidad e inteligencia emocional y que te expone a mucha presión. Por eso, es importante que los agentes estudien cada caso por separado, adaptándose al ritmo vital de cada chica y esperando a que ésta tenga la edad correcta antes de empezar. Para mí, esa frontera debe establecerse en los 16 años. Fue una de las directrices que establecí cuando entré en la empresa: una edad mínima recomendable. Antes muchas se incorporaban al mundo laboral con 14.

¿Ayuda ser mujer?

La verdad es que aporta una sensibilidad extra, sobre todo si tienes hijos. Cuando eres madre, desarrollas un sexto sentido que te ayuda a comprender mejor la madurez de una niña o adolescente.

Body de tul con aplicaciones de encaje. Todo de La Perla (300 €).

D.R.

¿Qué objetivo se marcó en junio de 2012, cuando llegó al grupo?

Quería crear una boutique global e incentivar la innovación online. El reto era romper con el modelo clásico y llevar el negocio al siguiente nivel. Para mí estaba claro: la unión del marketing tradicional y el digital es el futuro. La lógica es sencilla: una cara es una herramienta de marketing, representa los valores de una marca. Y si esa marca es global, nuestras maniquís también deben serlo. Ése es su valor. Piensa en las tops de finales de los años 80: Claudia Schiffer, Naomi Campbell… La televisión las convirtió en auténticas estrellas mediáticas. Hoy la nueva máquina de crear supermodelos es Internet.

¿Cómo se aplica esa filosofía de trabajo en el día a día?

Hemos comenzado a trabajar con agentes digitales –que gestionan las carreras de las maniquís online–. Ya tenemos algunos en las oficinas de Nueva York y París. Y en el futuro quiero extender esa técnica para crear juntos su base de seguidores en las redes sociales.

Hay firmas como Marc by Marc Jacobs que buscan rostros para sus campañas en Instagram.

Para nosotros, sigue estando en primer lugar el concurso Elite Model Look [solo en China, la final fue seguida por 200 millones de telespectadores; muy por encima de los 9,71 millones que vieron el desfile de Victoria’s Secret en la CBS estadounidense]. Gracias a este certamen hemos descubierto a algunas de las tops más importantes. Pero hoy es fundamental tener una plataforma paralela en Facebook. Así que ahora hacemos primero una preselección digital; después confirmamos que las chicas cumplen los requisitos que buscamos en una modelo; y, por último, las invitamos a participar en alguna de las competiciones que organizamos en los distintos países del mundo. ¿La ventaja? Llegamos a aldeas remotas en las que no tenemos cazatalentos.

Nació en Venecia, vive en Milán con su familia y trabaja entre París, Nueva York y Shangái, donde Elite World abrió una sede en diciembre de 2011.

D.R.

¿Cómo han cambiado las redes el canon estético?

La transformación es evidente. Antes Elite tenía una dirección clara: buscaba la belleza tradicional. Hoy a ese prototipo clásico –que representa el ADN de la empresa– hemos incorporado otros modelos de belleza: chicas con una personalidad y un carácter únicos, que es lo que buscan los jóvenes cuando hacen clic en «Me gusta» en Instagram.

Como el sector del lujo, ¿tiene el mundo del modelaje la mirada puesta en China?

Sin duda. Allí reclutamos dos tipos de maniquís: unas que representan la belleza china tradicional y otras, con rasgos asiáticos, que sabemos que pueden funcionar en mercados internacionales.

La firma de lencería de lujo La Perla es, desde 2013, una empresa hermana de Pacific Global Management.

Conocer a los fotógrafos y a las estilistas, así como tener una relación directa con las modelos, facilita mucho la tarea de crear una imagen sofisticada para relanzar una marca.

Uno de los despachos de la agencia de modelos Elite World en París.

D.R.

La industria ha vivido muchas tendencias (en cuestión de tops): de las brasileñas a las rusas… ¿Cuál es la siguiente oleada?

El auge de un prototipo se mide en términos de marketing. Las chinas funcionan mejor ahora, porque los consumidores de lujo también son chinos. Todas las firmas desfilan en Shanghái. Para una marca francesa asociarse a una modelo asiática es básico, porque representa a la consumidora local actual. Las cosas han cambiado. Hace cuatro años quizá emularan todo lo que fuera estadounidense. Ya no. De hecho, hoy en China hay muchas más directoras ejecutivas que en Europa o EE UU.

¿Cómo se explica?

Es una cuestión de poder. Y en Europa, por la mentalidad del mercado, cuando hablamos de poder, hablamos de hombres. Aunque en los últimos dos años cada vez hay más mujeres en cargos directivos. Porque ellas no protagonizan casos de abuso de autoridad. Para la mayoría de nosotras, tener poder significa contar con la capacidad para analizar, estructurar, tomar decisiones… No para imponer.

¿Nosotras lo hacemos mejor?

Digamos que tener que conciliar familia y trabajo hace que seamos más organizadas y pragmáticas. Somos multitarea. Sabemos gestionar el tiempo con precisión para llegar a todo. Además, tenemos inteligencia emocional para comprender a las personas y fomentar el trabajo en equipo.

Trabaja entre Milán, París, Nueva York y Shanghái. ¿Es posible conciliar?

Es difícil, pero no imposible. Soy afortunada. Mis hijos entienden que debo viajar y saben que siempre pueden hablar conmigo a través de Skype o WhatsApp.

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