Soraya: «Me llaman mala madre con frecuencia, pero no me afecta»
La cantante publica esta primavera Luces y sombras, su “mejor y más biográfico” trabajo hasta la fecha. Con motivo del estreno, charla con S Moda sobre el fenómeno Rosalía, el sexismo en la música o cómo lidiar con los haters digitales.
Mientras celebra su 15 aniversario en la industria, Soraya Arnelas (Valencia de Alcántara, 1982) dice estar convencida de tener tanto el público como el hueco para continuar en ella muchos años más. La cantante extremeña, que primero fue la de OT, después la de Eurovisión y luego la de los cambios de imagen, quiere ser ahora la de Luces y sombras, el que define como el “álbum de su vida”. En sentido figurado y literal, teniendo en cuenta que cada una de las canciones que componen el disco –a la venta la próxima primavera– son autobiográficas. Durante la charla con S Moda, Soraya hace gala de la misma honestidad kamikaze en sus respuestas, sabedora a estas alturas de que en el panorama actual cualquier tema puede ser el que clausure la fiesta. Por si acaso, mejor bailarlas todas.
Tu imagen pública siempre ha radiado positivismo. ¿Cuáles son esas sombras que dan título al disco?
Necesitaba comunicarme desde otro punto de vista y quitarme una mochila de capítulos vividos que reflejan la mujer en la que me he convertido. Con luces y sombras. Porque no toda una vida se refleja a través de buenos momentos, también los hay complicados.
Hace más de un lustro que no lanzas álbum. La industria prefiere ahora apostar por el single pero, ¿es difícil saber que te lo juegas todo a una carta?
Depende del artista que seas. Cuando eres novel necesitas ir single a single por un tema presupuestario, porque la industria musical no está dispuesta a gastar. Van probando y si no funciona te reciclan: te meten con otro cantante para hacer un dueto o te echan directamente. Tras tantos años de carrera, yo creo que tengo un hueco ganado en la industria.
Has invertido mucho en Luces y sombras, emocional y económicamente. ¿Has pensado en qué pasará si no gusta tanto como querrías?
Desde que empecé he buscado tener un plan b, porque esta profesión fluctúa muchísimo. Gran parte de mi dinero lo he invertido en la música, pero también me he asegurado de invertir otra parte en cosas que me den beneficios. No soy tan valiente como la gente se cree, no me he jugado todas las cartas a ganar o perder. Y menos con mi hija, y menos en estos tiempos.
Confesaste haber sufrido episodios de crisis y ansiedad en el pasado, ¿los has dejado atrás?
Digamos que me llevo mejor con ellos. Ahora soy un poco más romántica, porque sé que tengo a mi familia y que pase lo que pase estoy acompañada. No tengo esa ansiedad por buscar mi sitio. Nunca se me han caído los anillos y si me tuviera que marchar de este país para buscar oportunidades fuera lo haría.
¿Estás preparada para dejar la música?
En caso de que fuera necesario, absolutamente. Pero tengo la sensación de que este álbum va a ser importante. Es algo que he escuchado a otros compañeros, que cuando estás a punto de tirar la toalla y parece todo perdido, llega el disco de tu vida. Y llega porque no te ha importado nada, porque te has abierto al 100%.
En Internet hay un buen número de artículos en los que el titular reza algo así como “el impactante cambio físico de Soraya tras pasar por el quirófano”. ¿Esto es habitual?
Sí, hay una cierta tendencia a atacarme físicamente porque admití haberme operado la nariz y el pecho. Una vez que cruzas ese halo de sinceridad con el público la gente está dispuesta a todo, te conviertes en el blanco de tiro. Dicen que me he operado los labios, que me he puesto pómulos… Es la rutina de cada día. Pero a mí me toca lo importante, que es mi familia, no lo que digan sobre mi físico.
Hemos vivido un auge en la defensa de los derechos de las mujeres, ¿has notado algún cambio en los comportamientos sexistas dentro de la industria?
He notado un empoderamiento por parte de cantantes, productoras, músicas… Nos estamos uniendo entre nosotras, estamos resurgiendo. La cultura de nuestro país siempre ha sido muy machista y hay que romper con ella. En el apartado profesional no, pero en el personal, antes de ser cantante, sí sufrí un episodio complicado con una pareja que era bastante machista. Lo dejé en el camino y de aquello saqué muchas conclusiones.
¿En qué sentido?
Era un hombre muy celoso. Ahí solo hay dos soluciones: o te dejas someter o tiras tú sola palante. Y eso es lo que hice.
¿Alguna vez te has sentido cosificada?
Siempre que he enseñado carne era porque me apetecía. Es más, si preguntas dentro de la industria, dentro de las discográficas, yo soy de las que dan puñetazos en la mesa. Ahí es donde empieza el respeto, cuando tú misma marcas el límite. Eso me lo han enseñado en mi casa las mujeres de mi casa.
Y en este clima político actual, ¿alguna vez has evitado dar tu opinión por miedo a posibles represalias?
No está permitido hablar de política en la industria de la música. Ya le pasó a una compañera que se posicionó con el PP…
Russian Red.
Sí. Se tuvo que ir a Los Ángeles porque posicionarse es lo peor que pudo hacer con su carrera.
¿Tú prefieres evitarlo?
Puedo hablar de cómo veo lo que está pasando en el país porque vivo aquí y me influye, pero jamás me posicionaría con el partido al que yo votara. Debo reconocerte –y no me importa que lo escribas–, que soy bastante chaquetera en cuestiones políticas, porque yo miro por mis beneficios. Voto a aquel partido, y he votado a muchos, que me ofrece beneficios para mi economía y para mi familia. Lo que hace todo el mundo.
Tu pasión por cambiar de imagen y por las pelucas es célebre. ¿Cómo empezó este idilio?
Porque Dios no me dio un pelo maravilloso, lo he tenido siempre muy fino. Entre las soluciones posibles la mejor fue la de la peluca, que además me permite cambiar radicalmente de imagen. En Estados Unidos la tienen muy instaurada: Kim Kardashian, Beyoncé… todas llevan pelucas. En España poco a poco vamos entrando al juego, pero se sigue asociando a estar enfermo y parece que molesta un poco que una persona que no lo está pueda utilizarlas.
Y en cuanto al haterismo de las redes sociales, ¿es mejor contestar o ignorar?
Es mejor contestar siempre y el que diga que no, miente. Yo me quedo muy tranquila cada vez que contesto y pongo a una persona en su sitio, porque es mejor no guardarse dentro cosas que hagan daño. Al final lo que buscan es su momento de gloria, pero si les respondes bien les duele, les duele mucho.
Cuando participaste en Eurovisión en 2009 recibiste muchas críticas. ¿Cómo lo manejaste?
A mí Eurovisión me dejó dos años de un episodio de ansiedad importante. Es un fenómeno que se vive con mucha intensidad y me dejé llevar. En la puesta en escena, por ejemplo, no tuve ni voz ni voto y me quitaron una parte del equipo. Además llevaba poco tiempo cantando… me sentí insegura.
¿Te arrepentiste de haberte postulado?
No. Mirándolo con distancia aprendí una de las cosas más importantes en mi vida, que es a saber decir ‘no’. Cuando volví tomé las riendas de mi carrera, monté mi sello discográfico y dije, ‘Ahora soy yo la que decido’. Fue beneficioso también porque se creó un club de fans importante y me dí a conocer. Me han salido muchos conciertos en Europa gracias al festival.
En el disco le dedicas una canción a tu hija Manuela. ¿Tuviste que planificar tu embarazo para que no afectara a tu carrera?
Ser madre siempre ha sido uno de mis sueños, pero cuando me iba a quedar embarazada tenía miedo porque nosotros tenemos una rutina anual: sacar single, hacer la promoción y la gira de verano. Gracias a Dios, pude trabajar hasta los ochos meses con Manuela.
¿Alguna vez han cuestionado tu capacidad para conciliar maternidad y profesión?
Constantemente. Primero, la gente se molesta porque saco a mi hija en redes sociales. Segundo, que si voy en el coche y la llevo o no a contramarcha. Tercero, que por qué me voy a celebrar su nacimiento seis días después y la dejo con la abuela… Pues me fui con mi marido porque, cuando un padre y una madre son felices, esos niños van a crecer en un ambiente de respeto y de amor. Esa es la base de la educación en mi familia. Me llaman mala madre con frecuencia, pero no me afecta.
En la lista de éxitos de España en Spotify la abrumadora mayoría de las canciones más escuchadas son reguetón o trap. ¿Es posible triunfar en la industria hoy si no te adaptas a este tipo de ritmos?
Que se lo digan a Rosalía… El que se arriesga, es auténtico y confía en su producto tiene las de ganar siempre. Hay mucha gente que está harta del reguetón, tanto en Latinoamericana como en España. Y lo digo yo, que lo consumo y tengo bases latinas en mi repertorio. Pero la gente está harta, hay necesidad de un cambio y lo va a haber.
El fenómeno Rosalía también trajo consigo un debate sobre si su éxito era legítimo o un producto del marketing.
Es superlegítimo. El marketing está, pero el talento sobre todo. A mí me inspira su valentía, cómo ha apostado por un género tan purista y lo ha adaptado a su personalidad. El fenómeno Rosalía no se ha vivido desde hace mucho, creo que el único que se puede comparar con ella sería un Julio Iglesias. Me alegra que sea la abanderada de nuestra cultura.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.