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Sandra Barneda: «No soy una esclava de la moda, pero me gusta arreglarme»

Sencilla, pero con estilo. Así se podría definir a esta periodista y escritora novel que este año conducirá junto a Joaquín Prat El programa del verano de Telecinco.

Sandra Barneda

La sonrisa televisiva de Sandra Barneda aterriza ahora en la ficción literaria. La presentadora debuta con la novela Reír al viento, y habla de cómo se visten sus personajes y de lo que esconde su armario.

¿Qué le gusta ponerse a Álex, su protagonista?

Pues yo diría que su estilo es más bien casual, que es el que uno consigue cuando no persigue ninguno en concreto.

¿Y usted?

Lo mío es más street style. No soy una esclava de la moda, pero me gusta arreglarme. Soy más de colores lisos que de estampados, más de líneas puras que de complicaciones, y de colores fuertes más que suaves. Uso mucho el negro.

¿Cuáles son sus prendas básicas?

Voy mucho de vaquero con camiseta, zapatillas de deporte, botas camperas, pantalón pitillo y jersey de rayas. En invierno, gabardina y chaqueta de cuero. En verano, vestidos ceñidos, siempre sin volantes.

Su novela transcurre en Bali. ¿Qué metería en la maleta si fuese allí de vacaciones?

Pues muchos biquinis, claro, y un bañador para la piscina. Shorts. Havaianas, que el año pasado me compré cuatro pares. Vestidos sueltos con cazadora tejana. Algún chal. Camisetas de un solo color. Por supuesto, protector solar. Y gafas de sol. Me encantan las gafas, tanto las de sol como las de ver.

¿Cuáles son las más bonitas que tiene?

Ahora mis preferidas son unas vintage de Dolce & Gabbana de concha verde. Díganos cuál es su prenda preferida. Una especie de capa de los años 50 hecha de croché negro que compré en Berlín. Es perfecta para llevar sobre un vestido rojo.

¿Se excede comprando?

Sí, anillos y pulseras. Pero es que los uso con frecuencia y también los pierdo. Y camisetas, me gustan en todas sus formas y colores.

Un «look» con el que se haya sentido muy favorecida.

El día de la presentación de mi libro llevé un conjunto crudo de Roberto Torretta que era de pantalón ancho y cuerpo con el cuello barco y una franja anaranjada. Gustó mucho, así que supongo que acerté.

Una prenda que guarde por motivos sentimentales.

Una chaqueta de lana gorda que mi madre le hizo a mi padre. Me reconforta ponérmela, porque siento como si me arropase. Está hecha polvo.

Usted lleva mucho tiempo en televisión. ¿Ha evolucionado su forma de vestir?

La televisión es una escuela. Hay grandes profesionales en el campo del estilismo televisivo. Y he aprendido mucho. Mi trabajo me hace ser más consciente a la hora de arreglarme y me obliga a estar más al tanto de las tendencias.

¿Recuerda qué es lo último que se ha comprado?

Pues no. Hace siglos que no voy de compras. Llevo una temporada que ni para eso tengo tiempo.

Hablemos de zapatos. ¿Qué le gusta?

Soy muy ecléctica. Tengo de todo tipo, desde las deportivas Adidas en todos los colores a los oxford, pasando por las botas, los salones de toda la vida, los bernard… Este invierno, mis favoritos han sido unos botines de estampado escocés que compré en AAA.

¿Y con los tacones? Usted es muy alta.

Mido 1,78, así que hubo un tiempo en que dudaba a la hora de ponerme zapatos altos, pero luego pensé: «¿Por qué no?». Solo tengo manía a los peeptoes. En general, huyo del zapatón.

Nunca se pondría…

Un triquini. Me parece horroroso. Además, resulta un modelo muy antiguo. El otro día compré la revista Crónica del año 36, y ya había mujeres con triquini en la playa.

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