Modelos hartas del «pobrecita, que alguien te dé un bocata»
¿Es menos ofensivo avergonzar a una mujer delgada que a una con sobrepeso? La española Blanca Padilla critica la presión y acoso sobre las maniquís de constitución delgada (y no es la única).
Este artículo, publicado inicialmente en octubre de 2015, ha sido actualizado el 04 de abril de 2017. ¿A qué modelo española le están ofreciendo «bocatas» por doquier en su feed de Instagram? Sí, a Rocío Crusset por haber colgado esta foto (que muchos atribuyen a un efecto óptico por la posición corporal y el emplazamiento de las manos). La modelo todavía no se ha pronunciado al respecto.
Quién sí lo hace unos meses fue Blanca Padilla, cunado dijo «la gente a veces no entiende que hay constituciones y hay constituciones. No entiende que es tan ofensivo meterse con una persona que tiene sobrepeso que hacerlo con una que le falta peso. Especialmente cuando todo tu trabajo gira en torno a ello«. Una de las tops españolas más internacionales habló alto y claro en la entrevista que dio a Risto Mejide en Al rincón. Aunque la madrileña no se cortó en exponer los dramas físicos y psicológicos de tener que sobrevivir laboralmente en una industria hiperexigente («he oído vomitar en el baño a una compañera, otra cenó cuatro cacahuetes sin haber comido en todo el día, y algunas caen en el alcohol o la cocaína por la presión»), las declaraciones que más inadvertidas han pasado han sido esas en las que exponía su hartazgo frente a los reproches sobre su delgadez, para algunos, extrema. «Lo tengo que decir por todas las críticas que he leído, esas que dicen que «si esta niña sólo come lechuga». Te lo juro, Risto, como de todo: mi primera ensalada la comí hace tres meses». Y añadió que esos comentarios perjuiciosos pueden hacer mucho daño, incluso a una supermodelo. «Si para la gente normal aceptarse a uno mísmo ya es difícil, aquí, tela. Imagínate la presión de dedicarse a esto«.
El ángel de Victoria’s Secret también reclamó mayor igualdad en el gremio y vino a decir que las grandes firmas sólo te aceptarán con curvas si eres muy famosa. Si eres semidesconocida, despídete de tener un gramo de más. Para ello puso de ejemplo a Gigi Hadid, la modelo que hizo viral un escrito defendiendo su cuerpo: «Si yo no estoy perfecta, no trabajo. Gigi Hadid, sí», sentenció. «Estoy muy a favor de lo que ha dicho Gigi Hadid pero al mismo tiempo tiene que haber igualdad. Porque si yo me presento con sus medidas a hacer Fashion Week, me mandan a mi casa; no como a ella. ¿No será por los millones de seguidores que tiene en las redes sociales?».
Curiosamente, Blanca Padilla compartió desfile con Gigi Hadid (la modelo que defiende sus curvas) en el show de Anna Sui en la pasada New York Fashion Week.
Imaxtree
Padilla, la modelo que «echa de menos estudiar en la facultad», la que afirma «sentirse muy sola en Nueva York» y la que lleva un año en la cúspide después de que un cazatalentos la parase en el metro de Plaza España, no es la única en defender su constitución corporal y exponer la problemática del ‘skinny shaming‘, lo que vendría a ser el acto de avergonzar a alguien por su delgadez.
La sociedad ha entendido que criticar y señalar a una modelo con sobrepeso está mal –hace unas semanas se viralizó la entrevista de Marisa Jara a Yo Dona donde lamentaba que la gente dijese sobre ella «Qué pena, con lo que guapa que es y lo gorda que está«–, pero parece que es aceptable y positivo entonar un «cómete un cocido, que das pena» a chicas cuya constitución de por sí es filiforme. Ahora que socialmente se aplaude y celebra a modelos con curvas, las de complexión delgada reclaman su hueco en ese concepto de ‘mujer real’ que las ha dejado fuera, satanizándolas y culpabilizándolas de una industria tiránica que, a la vez, impone cánones imposibles. Ellas pagan el pato de la dañina cultura de la thinspiration, esa que ha promovido la anorexia y ha vanagloriado la delgadez extrema con nefastas consecuencias.
Padilla no está sola. La misma problemática la expuso hace unos semanas la modelo australiana Genevieve Barker, después de que un fotógrafo compartiese una foto suya en la que se marcaban sus costillas y se topó con centenares de mensajes llamándola «saco de huesos» y exigiendo que se «comiese una hamburguesa». «Veo artículos continuamente que condenan a los que se ríen de las gordas (fat shamers) y lo espantoso que es que una mujer le diga a otra que es ‘demasiado grande’, lamentó al Daily Mail Australia, en referencia a por qué nadie defiende a las modelos de constitución delgada. «¡Yo también soy una mujer real! Antes me avergonzaba de ser cómo soy y hasta me sentía culpable, pero ya no. Trabajo mucho mi cuerpo, soy delgada por naturaleza y sí, voy al gimnasio la mayoría de días…. Esencialmente me entreno como un atleta, me alimento con la comida que me ayuda a entrenar y me da energía para largos días de castings y fotos. Estoy sana y fuerte y sí, estoy delgada».
El adalid de este movimiento y quién más ha lamentado el desprecio social a las delgadas es Emma Woolf (su tía abuela era Virginia Woolf), que padeció anorexia en su juventud y ha escrito un libro a propósito de eso (The Ministry of Thin), con el objetivo de tener mayor conciencia social y fomentar el respeto. «En las reuniones de trabajo tenía una compañera de unos 50 años que siempre me urgía, en voz alta y delante de todos, a que me comiese un croissant. Luego me pinchaba en la cadera y me decía de forma amistosa: ¡mírate, si eres un saquito de huesos! El hecho de que por aquel entonces yo tuviese anorexia y ella sobrepeso es irrelevante. Pero ella llamaba la atención sobre mi cuerpo de una forma que hubiese sido inaceptable si yo le hubiese hecho lo mismo».
A propósito del All about that bass, el tema de Meghan Trainor que venía a ensalzar a las mujeres con curvas, el grupo de comedia Pop Roulette produjo un vídeo que venía a resumir todo esta hipocresía social sobre la mujer real: «Venimos a decirte que todos los cuerpos son hermosos, a no ser que estés delgada. Entonces, eres repugnante».
Actualización (23 de noviembre de 2015): Bridget Malcom, también modelo de Victoria’s Secret, ha sido la última en alzar la voz contra la tendencia de avergonzar a las maniquíes por su delgadez desde su cuenta de Instagram. «No seré la más curvilínea, pero soy una mujer con todo el derecho de lucir como luzco», continúa Malcolm y sugiere a las personas que le han criticado que echen un vistazo a su interior y se pregunten «por qué tienen esa necesidad de avergonzar el cuerpo de los demás en Internet». La top ha acompañado esta foto también con este texto: «¿Podemos parar lo de avergonzar la delgadez? Estoy extremadamente en forma y saludable y no hay ni rastro de anorexia».
Una foto publicada por Bridget Malcolm (@bridgetmalcolm) el
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