Mia Goth, la actriz que no tiene miedo a nada
Una campaña de publicidad polémica, casarse con Shia LaBeouf y trabajar con Lars von Trier fueron su carta de presentación. Ahora quiere ser famosa solo como actriz.
La inocencia de la voz de Mia Goth no se corresponde con todo lo que ha vivido a sus 23 años. Nació en Londres, pero creció entre Brasil, Canadá e Inglaterra, y desde hace un par de años reside en Los Ángeles. Sus padres la llamaron Mia Gypsy (nómada), marcando su destino. Porque Goth es una nómada geográfica, pero también emocional. No parece tenerle miedo a nada. Por eso, después de unos años como modelo, con una campaña para Miu Miu que se hizo famosa porque fue prohibida en Reino Unido, se lanzó a la interpretación de la mano de Lars von Trier en Nymphomaniac. Allí conoció al actor Shia LaBeouf, con quien se casó en una boda en Las Vegas retransmitida en directo. Pero a Goth, que ha experimentado pronto la popularidad de los tabloides, esos focos no la despistan. No responde a preguntas sobre su marido, ni sobre su vida personal. Solo confirma que esas cejas platino tan distintivas son naturales y que la moda le interesa lo justo. El 24 de marzo estrenó La cura del bienestar. Pero 2017 también traerá Marrowbone, la ópera prima del guionista habitual de Juan Antonio Bayona, Sergio G. Sánchez; Suspiria, de Luca Guadagnino; y High Life, de Claire Denis. Vivirá en Hollywood, pero ella sigue viajando.
La cura del bienestar es solo su cuarta película, y, como en Nymphomaniac o The Survivalist, su personaje también es oscuro, extremo, silencioso, misterioso. ¿Le interesan este tipo de perfiles?
No me atrae la oscuridad, pero he de reconocer que sí me gustan las personalidades con sustancia, que tienen algún rasgo con el que puedo conectar. Y, hasta ahora, en ese sentido he tenido mucha suerte. Lo cual no quiere decir que esté cerrada a personajes más ligeros, pero desde luego prefiero aquellos que tengan cierto conflicto.
¿Reconocería que guarda alguna similitud con Hannah, su personaje de La cura del bienestar?
Tenemos muchas similitudes, pero lo que más me llegó para aceptar interpretarlo fue que Hannah estaba dando el paso de niña a mujer, y cómo se embarca en ese viaje en el que te das cuenta del poder que conlleva tu feminidad; pero también de la responsabilidad. Reconozco que puede ser algo abrumador a veces. Yo aún estoy en ese momento: intentando descifrar mi feminidad.
¿Es más difícil pasar de niña a mujer cuando eres una persona pública, cuando creces dentro del mundo de la moda y el cine, que a veces da imágenes confusas de la mujer y su forma de expresarse?
Para mí no lo ha sido. Lo importante es ser fiel a quien eres de verdad, o a quien pretendes ser; aceptarlo y disfrutar con ello.
Pero toda la atención que recibe debido a su relación con su pareja [Shia LaBeouf], las campañas publicitarias, los estrenos… ¿no le afectan?
No, porque valoro mucho mi privacidad. Hay aspectos de mi vida que solo son para mí o mi gente más cercana. Además, siempre soy la misma Mia, lunes o viernes; en privado o en público.
¿Se lleva bien con la fama?
Creo que el éxito siempre es bueno. Es bonito que te reconozcan por tu trabajo, es muy satisfactorio poder trabajar con gente a la que siempre has admirado, como Gore [Verbinski, el director de La cura del bienestar] o Dane [DeHaan] en mi caso. No sé muy bien cuál es mi relación con la fama y el éxito, pero creo que lo fundamental es mantenerse fiel a lo que haces, no perder de vista lo importante, mantener unas motivaciones correctas.
¿Siempre quiso ser actriz o era un paso lógico tras ser modelo?
Siempre quise actuar. De pequeña viví durante un tiempo en Brasil con mi abuela, que es actriz allí [Maria Gladys], y ella me solía llevar a los rodajes o al teatro. Siempre estaba rodeada de gente de la profesión, y así conocí ese mundillo. Pero no fue hasta que cumplí 15 años cuando empecé a pensar en hacer una carrera como actriz. Era un sueño para mí, y aún no me creo que lo esté logrando. Sin ninguna duda, este es el mejor trabajo del mundo.
¿Ha sido fácil la transición de la moda al cine?
Sinceramente, nunca me consideré modelo. Me fichó una agencia cuando tenía 15 años [la descubrió la fotógrafa Gemma Booth en un festival], y en el momento en el que firmaba ya les dije que lo que quería era ser actriz. Hice un par de sesiones, un par de campañas, y dos años después firmé con una agencia de actores. Pero en todo ese tiempo nunca me consideré modelo, nunca me dediqué cien por cien a ello. Nunca logré grandes trabajos, fue más bien una forma de tener dinero cuando era adolescente.
¿Entonces, no pretende continuar con su carrera de modelo?
Seguiré haciendo algunas campañas en las que considere que hay algo que contar. Creo que he tenido mucha suerte con Prada, por ejemplo. Trabajar con ellos es casi como hacerlo en una película, como estar en un set, contando una historia. Hay una narración, en este caso dirigida por el fotógrafo Steven Meisel. Se parece mucho a hacer una película.
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