Marithea: «Vivir del rap y mantener la casa, porque mi madre perdió el trabajo por la pandemia, es mi mayor logro»
La freestyler colombiana, que ha hecho historia al convertirse en la primera mujer en ganar la final nacional de la Red Bull Batalla, charla con S Moda sobre el machismo en el rap, la presión del éxito o el simbolismo detrás de su pelo afro.
Maribel Gómez podría ser la personificación del sueño caleño. Del anhelo actualizado, claro, porque los ritmos que han convertido a esta joven de 23 años en un fenómeno internacional poco tienen que ver con aquellos que ponen banda sonora a los templos salseros de la ciudad. “No tomo, no bailo, no tengo tatuajes… viviendo en Cali es lo peor que se podría decir”, reconoce risueña al otro lado del teléfono antes de hacer una oportuna precisión, “¡pero rapeo!”. Y Marithea, nombre artístico con el que atormenta a sus rivales sobre el escenario, lo hace tan bien que acaba de entrar en la historia del freestyle al convertirse en la primera mujer en alzarse con el título nacional de la Red Bull Batalla de los Gallos.
Su victoria en el torneo más prestigioso de esta modalidad basada en las réplicas improvisadas le asegura una plaza en la final internacional que se disputará en diciembre. Sobreponiéndose al escrutinio machista y racista que la acompaña desde sus inicios, y a un origen humilde salvado gracias al esfuerzo materno, su historia de éxito es tan imponente que hasta ella misma le pone fecha de caducidad: “No creo que pueda soportar la presión del circuito más de cinco años”. Disfrutemos de las rimas mientras duren.
¿Qué cara pusieron en casa cuando dijiste que querías ser rapera?
Yo era fanática de las batallas y las escuchaba mucho en casa, pero a mi mamá no le gustaban porque eran muy callejeras y decían palabras desagradables para ella. Se dio cuenta de que tenía talento cuando me acompañó a mi primera batalla presencial y gané. Hasta entonces solo lo había hecho por WhatsApp.
¿Rapeabas por WhatsApp?
Sí, mandaba audios a grupos organizados, con jurado y formato. No sabía cómo funcionaba la movida con las batallas presenciales y, además, se hacían en barrios más complicados a nivel de seguridad.
Mencionas a tu madre y a ella también le dedicaste el título. ¿Qué papel ha tenido en tu éxito?
Si mi mamá no me hubiera apoyado Marithea no existiría. Es la que me acompaña. Cuando quise hacer una gira por el país vino conmigo, me apoyó y lo pagó todo.
Y tenía que conciliar su trabajo con tu carrera.
De pronto nos íbamos por la noche a un evento y llegábamos al otro día y mamá, sin dormir, se iba a las seis de la mañana a limpiar casas.
¿Te han dicho alguna vez que lo de rapear es solo cosa de hombres?
Claro, porque en su mente no entienden que una mujer pueda ganar una batalla. Y si lo hace creen que es por el género. Yo soy una rapera igual de capacitada que ellos, no soy solo una mujer que viene a hacer la cuota.
¿Colombia es más machista en ese sentido?
En España el movimiento feminista es fuerte, tienen un organismo de equidad de género y otras muchas cosas que no tenemos acá. Todas las ligas de allí se han esmerado mucho por la inclusión, es totalmente diferente cómo ven a las mujeres que hacen freestyle en España y cómo las ven en Colombia.
¿Lo envidias?
Se están dando algunos pasitos, pero podía ser mejor. Siento tristeza porque toda la porquería me la he comido yo. Lograr ser aceptada y posicionarme en el panorama es más difícil por el hecho de ser mujer. Allá tienen ciertos avances que aquí no tenemos y los colegas de España tienen una mentalidad menos machista que los colombianos.
¿Te han atacado más por ser mujer o por ser negra?
Ambas. Mujer y negra, minorías… están a la par. Creen que por ser mujer y negra lo he tenido más fácil, que me lo regalan y que todo está arreglado para que gane.
¿Alguna rima te ha herido especialmente?
No, porque yo lo tomo como un papel actoral. Yo interpreto a Marithea; el otro interpreta a ‘x’ y dice lo que tiene que decir como si estuviera actuando. Pero eso queda en el escenario.
¿Hace más daño entonces lo que te escriben fuera de él?
Son peores, sí. No tengo Twitter, afortunadamente, y en Instagram no miro comentarios porque, aunque la mayoría son positivos, dos malos te pueden golpear. Lo evito para que no decaiga mi ánimo. He llegado a pensar en dejar la Red Bull por las críticas que recibí tras mi participación, pero siempre aparece mi mamá dándome ánimos. Yo sigo haciendo freestyle por ella.
La freestyler española Sara Socas contó en S Moda que le pudo la carga de tener que representar a todas las mujeres. ¿Te has roto también la cabeza contra el techo de cristal?
Nunca pensé que tenía que representar a todas las mujeres porque, como dice Sara, es una carga demasiado grande de sostener. Nadie me ha situado como abanderada de las mujeres y, la verdad, solo pensaba en representar a mi mamá. Si alguien se siente así es colateral. Yo estoy ahí para que mi vida cambie y para reafirmar ciertas cosas.
¿Cuáles?
El hecho de salir del barrio: que aquí existimos, que aquí hacemos arte. Soy una mujer negra, vivo en una zona vulnerable, y para mí esas cosas pesan.
Tu pelo afro causa sensación, ¿es por estética o por reivindicación?
Lo llevo desde hace un par de años tras reflexionar mucho sobre ello. Es un cabello afro, natural y que tiene significado porque a las personas negras nos han inculcado clichés al respecto que yo misma he interiorizado. Me decían que debía alisarlo, echarme keratina, utilizar extensiones porque soy una figura pública…
¿Se puede vivir del rap en Colombia?
Sí, vivo del freestyle y yo sola mantengo mi casa porque mi madre no trabaja. En la pandemia perdió el trabajo y yo me puse a hacer trabajos virtuales de rap para pagar todo. Es uno de los logros más grandes de mi vida.
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