“Me ha cambiado la vida y me ha cambiado a mí”: lo que Justin Timberlake debe a Jessica Biel en su 40 cumpleaños
Desafiando pronósticos y crisis varias, la pareja formada por el cantante y la actriz se ha convertido en una de las más duraderas de cuantas residen hoy en la meca del cine.
Algo se muere en el alma cuando una pareja de Hollywood se separa. Ya sea por simple solidaridad o porque proyectamos en estas figuras aspiracionales nuestras frustraciones o anhelos románticos, desde que la meca del cine se instaló en las colinas de Los Ángeles cada una de sus célebres rupturas han copado los titulares y trastocado los estados de ánimo. Ahí están los casos de Kristen Stewart y Robert Pattinson, Gwyneth Paltrow y Chris Martin o Jennifer Aniston y Brad Pitt, cuyo reencuentro en una gala de premios el pasado año provocó toda una estampida mediática. Justin Timberlake ha sido el protagonista de otros tantos casos, alzándose por encima del resto una relación con Britney Spears que hirió con severidad su imagen pública por haber tratado de promocionar su carrera en detrimento de la que fuera icono global de la música de principios de siglo. Dos décadas después de aquello, y pese a que ha estado a punto de romper de nuevo el alma de sus fans en diferentes ocasiones, el intérprete de éxitos como Cry me a river celebra este 31 de enero su 40 cumpleaños en un momento de plena estabilidad profesional y emocional gracias, según él, a una sola mujer: Jessica Biel.
Cuando Justin Timberlake conoció a la actriz, en una fiesta de cumpleaños organizada por el cantante allá por el año 2007, la joven era una de las intérpretes más prometedoras de Hollywood. Además de haber sido nombrada por revistas como Esquire como la mujer viva más sexy del momento, triunfaba en taquilla gracias al éxito de La matanza de Texas, Blade: Trinity o El ilusionista. Sin embargo, pocos confiaban en el éxito del romance, teniendo en cuenta que el de Memphis había protagonizado flirteos fugaces con otras estrellas contemporáneas como Cameron Díaz o Scarlett Johansson. Los escépticos creyeron tener razón cuando en marzo de 2011 la pareja comunicó a los medios que habían decidido romper la relación, pero Timberlake, quizá aspirando a enmendar su criticado despecho público con Spears, siguió calificando a Biel como “la persona más importante de su vida”.
Sus palabras debieron surtir efecto y apenas unos meses después el cantante y la actriz se reconciliaron. En 2012 se dieron el ‘sí, quiero’ y cuentan con dos hijos: Silas, nacido en 2015, y Phineas, que llegó al mundo el pasado verano bajo un estricto secretismo. En su libro de memorias, Hindsight, Timberlake ha responsabilizado directamente a su esposa de su ‘rehabilitación’ pública y personal. “Se ha convertido en una gran influencia en mi vida, la admiro muchísimo. Es una gran escritora. Una gran poeta. Una actriz tremenda. Es divertida… Me ha cambiado a mí y ha cambiado mi vida”.
No le falta razón. En los últimos años, Timberlake ha abrazado la imagen de comprometido padre de familia, de artista multidisciplinar y apuesta ‘segura’ para todos los públicos en plena ola #MeToo. Tanto para dar voz al protagonista de una franquicia infantil de animación (Trolls) como para volver por todo lo alto al espectáculo del intermedio de la Super Bowl, olvidando el infame show de 2004 en el que dejó al descubierto el pezón de Janet Jackson. La hermana del ‘rey del pop’, como Spears o Diaz en su día, son algunas de las mujeres que han compartido foco mediático con el cantante y, pura casualidad o no, han visto cómo sus carreras menguaban desde entonces.
Algo similar ha ocurrido con la propia Jessica Biel, cuya filmografía no ha cumplido con las expectativas que hace una década anticipaban un futuro deslumbrante. La repercusión de la primera temporada del thriller de terror psicológico The Sinner (Netflix), que le otorgó sendas nominaciones al Emmy y al Globo de Oro, es un oasis en una carrera que ella misma reconoce como decepcionante. “Durante mucho tiempo he sido vista como alguien que no era creíble en el mundo del cine”, confesó en 2017 a la edición estadounidense de la revista Marie Claire.
Otros medios especializados, como Vulture, han hecho de su caso paradigma, preguntándose qué motivos hay detrás de su truncada proyección. Además de formar parte de un estrato interpretativo muy competitivo en Hollywood (Anne Hathaway o Natalie Portman le han ‘quitado’ roles en películas como Los miserables o Las hermanas Bolena, respectivamente), fuentes de la industria corroboran en la publicación que “ser un personaje público por su matrimonio con Timberlake en lugar de por su trabajo” ha perjudicado sus opciones. El ejemplo más claro es la polémica protagonizada por ambos en 2019, cuando el cantante fue fotografiado de la mano con una compañera de reparto –la actriz Alisha Wainwright– y dirigió la atención de la prensa rosa hacia su esposa por la supuesta infidelidad. “Lamento haber puesto a mi maravillosa esposa y familia en esta vergonzante situación. No es el ejemplo que quiero darle a mi hijo”, alegó este, achacando el ‘despiste’ al consumo de alcohol.
En cualquier caso, la hipotética crisis parece haber quedado definitivamente atrás y ambos han confirmado la óptima salud de su matrimonio. Al contrario de otros matrimonios célebres de Hollywood, a priori ejemplo de vidas ideales que sorprenden de un día para otro con la noticia de su divorcio y el subtexto detrás del mismo (Olivia Wilde, Chris Pratt, Miley Cyrus, entre otros), Biel y Timberlake han optado por la transparencia a la hora de confesar las crisis y errores que, como prueban los 14 años que alumbran ya su unión, han terminado por fortalecerla.
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