Eiza González: «Me enfrenté a Trump porque es un tirano que intoxicaba el mundo con mentiras»
Así consiguió derrotar los estereotipos más manidos en su salto de México a Los Ángeles una actriz muy orgullosa de sus orígenes (y de sus ideas). Este año ha estrenado ‘Descuida, yo te cuido’ y ‘Godzilla vs Kong’. El 11 de junio llega la película de animación ‘Spirit Untamed’, en la que pone voz a uno de los personajes.
Eiza González (Ciudad de México, 31 años) siente que tiene varias vidas, una por cada país adonde le ha llevado su meteórica carrera. Con 17 años triunfaba en México como actriz y cantante con la telenovela musical juvenil Lola: Érase una vez; con 20 se mudó a Buenos Aires para protagonizar la serie Sueña conmigo; y con 23 aterrizó en Los Ángeles para grabar Abierto hasta el amanecer con el director Robert Rodríguez. A los 30 desfiló por la última alfombra roja de los premios Oscar –antes de la irrupción del coronavirus en el mundo– como presentadora de la ceremonia.
«¡Hola, buenas noches!», saludó en español al subirse al escenario junto con Ansel Elgort, su colega en Baby Driver. Iba vestida con un espectacular vestido amarillo de Ralph Lauren que en esta edición de los galardones el mundo entero ha comparado con el de Zendaya. Tras un año pandémico que le ha servido para reflexionar sobre lo que quiere y comenzar a formarse como productora para trabajar detrás de las cámaras en temas que le importan, está orgullosa del rumbo que está tomando su trayectoria y de estar superando los estereotipos asignados a las actrices latinas en Hollywood. En los últimos meses, ha trabajado con dreamers (jóvenes sin documentos que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños), le ha puesto voz a Milagro Navarro, uno de los personajes de la serie animada Spirit Untamed, ha grabado Ambulance, de Michael Bay, y se han estrenado dos de sus filmes rodados en 2020: Descuida, yo te cuido, en la que comparte cartel con Rosamunde Pike, y Godzilla vs Kong, junto a Millie Bobby Brown y Rebecca Hall. «Por primera vez, desde que llegó la pandemia, no tenía nada planeado. Y me sirvió para plantearme el futuro. Fue muy lindo porque ahora que las cosas empezaron a suceder, fluían mejor», dice desde Ciudad de México, adonde viajó ya vacunada contra la covid para visitar a su familia y amigos y reconectar con sus orígenes. Y también para ver a la que considera la clave de su éxito, su madre, la exmodelo Glenda Reyna, que le apoyó cuando le dijo que quería dejar la escuela y ser actriz siendo una adolescente, y quien, frente a las críticas que debió enfrentar desde niña, siempre ha creído en ella. «Aunque yo leía en revistas que había gente que no creía en mí, pensaba: ‘La persona que me importa, que sabe de verdad quién soy, confía en mí’, así que debe haber algo. Le debo mi carrera a ella. Siempre me ayudó con confianza, seguridad y sin ningún miedo ni duda».
Imagino que volver a México le da la oportunidad de echar la vista atrás. ¿Cómo hizo para asumir el éxito cuando era adolescente y cómo la ha moldeado esa experiencia?
Aunque sé que hay mucho aprendizaje en lo que viví, todo fue demasiado rápido. No tienes tiempo de sentarte a pensar porque eres una niña. Ahora que regreso recuerdo partes de mi vida que me parecen un sueño. Ahora soy otra persona mental y emocionalmente. Pienso que canté en el auditorio nacional y siento como que nunca sucedió: ¿Yo hice eso en algún momento de mi vida?, ¿yo estuve en ese escenario y le canté a gente? Y estoy segura de que cuando tenga 60 años voy a volver y voy a decir: ¿Estuve en los Oscar, presenté en los Oscar? ¿Eso pasó?
¿Cómo fue su llegada a EE UU? ¿En qué momento decidió que quería buscar su sueño en la élite de la industria del cine?
No lo planeé. Fue un accidente. Yo iba mucho a Los Ángeles porque allí tenía amigos. En una ocasión mi madre me dijo: «Hay una audición, ¿quieres ir?». Me acabé quedando en un proyecto y a los tres meses me estaba mudando. Fue pura suerte porque se trataba de la segunda audición de mi vida, pero eso no es normal, no me pasa ahora siquiera. Hago 100 audiciones y no me quedo. Pero así sé lo difícil que es. El hecho de que haya sucedido significa que es algo que tenía que pasar. Y claramente quiero pensar que estaba preparada con el idioma y lista para el reto y los sacrificios que eso conllevaba, el trabajo arduo que yo iba a tener que hacer conmigo misma siendo una entre un millón para poder sobresalir.
Llegar a Estados Unidos implica una reflexión sobre la identidad propia.
Sí, y fue complejo. Venía de ser una estrella infantil y crecer ante el ojo público. Con tantas expectativas en torno a ti te planteas qué versión de tu persona es la que la gente va a aceptar. Y agrégale que llegas a otro país y tienes que darle el gusto a una sociedad. Ahora era latina en una industria donde no había una aceptación a las latinas como hoy. Tenía que responder a la idea de mujer sexi, no podía asumir que iba a llegar a ser Cate Blanchett o Natalie Portman, debía responder a esos estereotipos. Me corté el pelo para intentar salirme de ese registro, y me pusieron extensiones para que volviera a tener el pelo largo otra vez. O lo típico, me obligaban a tener un acento. Cosas que parecen tonterías, pero que son microagresiones porque te encasillan continuamente… No había más espacio para mí que ese y pensaba: tengo que ser feliz con lo que me están dando. Poco a poco he aprendido que tengo derecho y que me merezco más, y que no porque tenga un certificado de nacimiento o una lengua diferente soy menos capaz. Poco a poco he ido escapando del cliché y puedo decirlo también: no tengo por qué hacer esto o no me lo merezco.
¿Y cómo se produjo ese cambio?
Es muy padre estar viviendo en este momento en esta industria porque estoy viendo un cambio muy drástico. Hace seis años yo solo hacía audiciones una o dos veces al año porque no había muchos puestos para latinas. Hoy me presento a todo. La gente quiere contenido y también creo que las audiencias han hablado mucho. El hecho de que en Netflix, Hulu o Amazon el consumidor tiene voz sobre lo que quieren ver, ha hecho que se den cuenta de que todo el mundo quiere ver series como La casa de papel, La casa de las flores, Las chicas del cable… Están entendiendo que la gente quiere ver otras cosas, no únicamente la historia de la persona blanca con otra blanca en una comedia romántica. Por fin las plataformas están comprendiendo que el futuro es polifacético. Estoy superagradecida a mis compañeros afroamericanos, latinos y asiáticos porque todos nos hemos ayudado entre nosotros. Y yo siempre voy a apoyarlos porque cuando eres una minoría entiendes sus luchas. Aunque sean diferentes, entiendes la sensación de no ser visto.
Se ha enfrentado en sus redes sociales a Donald Trump, un presidente que llegó a la Casa Blanca atacando a los mexicanos y a los migrantes. ¿Por qué decidió hablar?
Porque es un tirano y lo que hizo fue intoxicar al mundo con mentiras y con visiones parciales de la realidad. Era agridulce para mí porque me sentía sucia viviendo en un país donde la persona que estaba al frente decía cosas tan despreciables de mi gente. Viví en carne propia en este país la migración y tengo familia en la frontera, en Sonora. Lo conozco muy bien, sé cómo funciona y trabajo con muchísimas ONG que se dedican a ayudar en ese Estado. Para mí era devastador y se estaba simplificando mucho una situación muy compleja. Yo siempre lo ataqué en las redes sociales porque si tienes el poder de tener a seis millones siguiéndote, si tres o cuatro personas de las que me siguen pueden informar a otras personas de que las personas en México no somos así, que somos buenos y trabajadores, ya has logrado algo.
En los últimos tiempos ha apoyado públicamente a Joe Biden. ¿Cómo se sintió el día que lo proclamaron presidente?
Lloré durante horas. Me dio mucha alegría porque es un paso hacia un país mejor. Es un soplo de aire fresco, de esperanza en el futuro. Creo que lo que sucedía con Trump es que estaba dividiendo a la sociedad, estaba generando mucho odio. No puedo ver a la gente peleándose en las calles y a los neonazis. Para mí era complejo porque yo me podía hacer ciudadana [estadounidense] en su último año de presidencia y recuerdo sentarme con mi mamá y decirle: «No lo voy a hacer. No me voy a hacer ciudadana bajo la presidencia de Trump porque va contra mi honor y contra mi moral. No tengo prisa. Soy feliz siendo nada más que ciudadana mexicana». En el momento que pasó todo lo de Biden y con Kamala Harris como vicepresidenta, el hecho de que yo pueda finalmente ser ciudadana americana con la primera vicepresidenta mujer no blanca es algo que representa lo que yo creo. Ahora hay que ver qué van a hacer con la presidencia porque tampoco estoy cegada, pero es un gran paso para la sociedad y para la esperanza el que vuelva a haber unión entre la gente. Ha habido mucha división y polarización.
Sigue una dieta basada en plantas porque quiere tener una vida más responsable con el planeta. ¿Qué tipo de cambios ha hecho en su vida para seguir esa filosofía?
Soy animalista y no puedo con cosas como las pruebas de productos con animales. Poco a poco trato de volverme más consciente. Empecé a tener una dieta basada en plantas, también por salud, a educarme, a leer, a plantar mis propios vegetales para tener en mi casa productos frescos. Es algo que además me apasiona. Y de ahí procedí a querer usar más moda sostenible. Las marcas se están volviendo mucho más responsables. Me encanta lo que ha estado haciendo Stella McCartney. Está arrasando en ese sentido. No uso pieles. Me he tenido que oponer varias veces en varios trabajos, pero es superimportante porque para mí los animales lo son todo. Yo he adoptado animales toda mi vida. Y creo que también por el calentamiento global tenemos que tener más conciencia con la naturaleza. Tenemos que hacer un esfuerzo como sociedad y sacrificar ciertas cosas en el camino para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos tengan unas lindas vidas y la oportunidad de disfrutar de este planeta de la manera que nosotros hemos tenido.
*Maquillaje: Pati Dubroff (Forward Artists). Peluquería: Teddy Charles (The Wall Group). Manicura: Thuy Nguyen (A-Frame Agency). Producción local: NM Productions. Técnico digital: Diego Bendezi. Asistentes de fotografía: Gal Harpaz, Justin Loy y Ricky Steel. Asistente de estilismo: Sheena Annikki Templeton.
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