El imparable ascenso de los hijos de los tipos duros de Hollywood
Gibson, Washington, Schwarzenegger, Russell… Apellidos con pedigrí taquillero que a partir de ahora serán compartidos por una nueva camada de jóvenes actores.
Hace no tanto tiempo, los descendientes de grandes estrellas del cine que decidían seguir la profesión familiar cambiaban su apellido artístico para alejarse de una carga que podría resultar demasiado pesada para su carrera. Ahí están los ejemplos de Angeline Jolie, Nicolas Cage o Gwyneth Paltrow, todos ellos herederos de reconocidas sagas de intérpretes pero de origen a priori ordinario si no se repasa su página de Wikipedia. Eso ha cambiado. La última remesa de actores ‘hijos de’ no solo no reniega de su herencia sino que presume de ella. El linaje hollywoodiense se renueva para los Gibson, Washington, Russell, Eastwood o Schwarzenegger. Algunas de las mayores estrellas de las últimas décadas, eternos tipos duros y héroes de acción, son testigo ahora del incontestable ascenso de sus primogénitos. John David, Patrick o Wyatt intentan replicar el éxito profesional cosechado por sus padres y manteniendo el apellido. Lo de dominar el arte de liarse a tortas con los malos, con tanto estilo como sus progenitores, todavía está pendiente.
“Estoy en esta película por mí, no por, ya sabes, nepotismo”. Ante las inevitables suspicacias, John David Washington no se anda con rodeos. El mismo al que durante años aludían en la industria como el “hijo de Denzel” y que quiso ser actor con tan solo cinco años al ver al ganador de dos Óscar ensayando líneas del Ricardo III de Shakespeare, se ha convertido en el hombre del momento por méritos propios. Lo intentó como jugador de fútbol americano, según él porque allí nadie podía compararle con su padre, y llegó a formar parte de la plantilla de un equipo profesional, pero la vocación artística pudo más. Además de su papel en la serie de HBO Ballers (actualmente en emisión la cuarta temporada), a sus 34 años ha sido elegido por Spike Lee para protagonizar su última y alabada película, Gran Premio del Jurado en Cannes, Infiltrado en KKKlan. Basada en una historia real, cuenta cómo en 1978 un detective afroamericano consiguió ascender en la organización supremacista. Además de por su trabajo en el plató, el joven ha copado los titulares gracias a un corte viral a un periodista que se refirió a él mencionando solo a Denzel Washington, dejando a un lado a su madre la también actriz Pauletta Washington, y que triunfó en la industria incluso antes que el reconocido intérprete de películas como Malcolm X.
Resulta difícil imaginar que Wyatt Russell vaya a encontrarse en cualquier entrevista con una situación similar a la experimentada por Washington. Además de ser hijo del héroe ochentero por excelencia Kurt Russell, su madre es otra leyenda vida del cine, la ganadora del Óscar Goldie Hawn. Es el tercer miembro de la familia en intentarlo en la meca del cine tras sus hermanastros Oliver y Kate Hudson, y también cuenta con una carrera profesional deportiva a sus espaldas, en su caso en el hockey sobre hielo. Aunque ya le hemos visto en roles de reparto en filmes como Todos queremos algo, este verano ha estrenado galones de protagonista en la serie Lodge 49, una comedia dramática en la que da vida a un surfista entusiasta que intenta recuperarse tras la muerte de su padre. Russell no se dedicó de lleno a la interpretación hasta los 24 años, por lo que todavía se considera a sí mismo como un recién llegado distanciándose de la influencia de su apellido. “Mi entorno familiar ha ayudado, por supuesto, porque mis padres son buena gente, pero no me ayuda el pensar qué habrían hecho ellos. Ellos no están en mis zapatos y yo no estoy en los suyos”, dijo al NY Post. Hasta ahora, su autonomía no parece perjudicarle y el próximo año lo veremos en la muy anticipada The woman in the window, dirigida por Joe Wright (Expiación) y con Amy Adams, Gary Oldman y Julianne Moore como ilustrísimos compañeros de reparto.
Los antecedentes de Milo Gibson quizá sean los menos glamurosos de la lista. Antes de debutar frente a la cámara –con su padre como director en Hasta el último hombre–, se pasó un lustro trabajando como electricista en Malibú. Un desempeño difícilmente imaginable para el hijo del protagonista de taquillazos como Braveheart, pero que le servía para alejarse del foco mediático y “trabajar con gente real”. Aunque Mel Gibson nunca le empujó a seguir sus pasos, terminó sucumbiendo en 2016. “Conforme me iba haciendo mayor me daba cuenta de que esa era mi vida, quería actuar porque amaba hacerlo”, confesó a la revista W. Según explica, el mejor consejo que ha recibido para tener éxito en su incipiente carrera también procede de su padre: “Algo que se me quedó clavado es que, cuando estás trabajando, hay que ser honesto con tu personaje e imitarlo todo lo que puedas, y por supuesto, pasarlo bien. Olvidarte de la cámara. Dicen que la cámara es tu mejor amiga pero creo que ayuda más olvidarte, porque si están pendiente de ella no estás siendo sincero con tu trabajo. Ese fue (su consejo), ser honesto”.
Milo Gibson, que ha estrenado hasta tres películas en lo que va de año, coincidirá en un próximo rodaje con otro actor de pedigrí, ya curtido en el star system los últimos tiempos. Scott Eastwood, convertido en un habitual en las páginas del corazón, ha aparecido en las últimas entregas de sagas multimillonarias como Fast & Furious o Pacific Rim. Como Gibson, los comienzos de su carrera no solo no fueron promovidos por su progenitor, sino que –haciendo honor a su leyenda de tipo impenetrable– Clint Eastwood le negó cualquier apoyo. “Él piensa que hay que ganarse tu camino en la vida y yo estoy de acuerdo, aunque hubo muchas veces en las que me enfadé con él porque sabía que podía haberme ayudado económicamente. Quizás es lo mejor que pudo hacer por mí”, explicó el intérprete, que durante años compaginó su trabajo como camarero en San Diego con su asistencia a decenas de castings para hacerse un hueco en Hollywood.
El más joven del grupo tampoco puede presumir de haberlo tenido fácil. Patrick, que para disgusto de aquellos encargados de transcribir sus hazañas ha decidido mantener el Schwarzenegger, sí tuvo claro desde pequeño que quería seguir los pasos del exgobernador de California y vigente Terminator. “El mejor premio que me podían dar por ser bueno era llevarme al rodaje”, confesaba en una entrevista con El País. Su familia le obligó a graduarse en la Universidad de Southern California antes de dedicarse de lleno a replicar diálogos y hacer sus pinitos como modelo. Preguntado por el peso de su apellido, este íntimo de Justin Bieber y ex de Miley Cyrus asegura “querer hacerse un nombre por sí mismo, no ser solo su hijo”. A sus 24 años ya presume de haber participado en la serie bélica El largo camino a casa, y en la rom-com Amor a medianoche, en la que comparte cartel con la que fuera estrella Disney, Bella Thorne. Un Schwarzenegger postulándose como galán romántico… la emancipación profesional de estos primogénitos sí que va en serio.
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