Young Miko: “Mi mayor logro en la vida es haberle dicho a mi papi que se acabó el trabajar”
Aunque en su partida de nacimiento ponga que se llama María Victoria Ramírez de Arellano, su público (entre los que se encuentran 26 millones de oyentes mensuales en Spotify) la conoce como Young Miko. Esta reguetonera puertorriqueña, imagen de Loewe, es una artista global bendecida por Karol G y Bad Bunny, cuya aventura acaba de empezar
Young Miko (Añasco, Puerto Rico, 26 años) no sabe lo que es el síndrome de la impostora. Al preguntarle por él, entrecierra los ojos y menea despacio la cabeza. “No lo sé...”, responde, dubitativa. Tras la descripción de ese lastre que supone sentirse un fraude y que persigue a millones de mujeres, la cantante y compositora puertorriqueña de 26 años, que en el último lustro (empezó a subir temas a YouTube en 2018 y en 2022 lanzó el primer single de su fulgurante carrera) ha lanzado medio centenar de canciones con Bad Bunny, Karol G (de quien ha sido telonera), Bizarrap, Bad Gyal, Tokischa, Nicki Nicole, J Balvin... vuelve a menear la cabeza. Ella no tiene nada de eso. Antes de ser una de las artistas (no le gusta establecerse como reguetonera, rapera, trapera...) más escuchadas del momento, María Victoria Ramírez de Arellano Cardona fue muchas otras cosas. La niña de Añastro, hija de una costurera, la hermana mediana entre dos chicos, la amante del manga y el anime que sabe que si va a Japón no va a querer volver (miko es sacerdotisa en japonés), la futbolista profesional, la aplicada estudiante de arte que acabó la universidad solo por darles el gusto a sus padres, la tatuadora que pintó la piel a media isla (se hacía llamar Samurai Miko), la chavala que subía su música a SoundCloud, la joven que no quiere dejar de compartir casa con sus amigos, la icono queer que adora pisar el escenario o, ahora, la imagen de la última campaña de la colección de Loewe Paula’s Ibiza.
Tiene solo 26 años, ha ido a la universidad, ha tenido una profesión... y en un par de años ha logrado un nombre en la música. ¿Cómo y cuándo ha pasado todo esto?
Ha sido tan rápido que siento que voy medio acoplándome, procesando cosas de hace meses. Mientras voy conociendo a otros artistas me voy dando cuenta de que es bastante normal que sea una vida bien rápida y ajetreada. Ahora mismo me preguntas qué hice ayer y tengo que pensar, porque hacemos tantas cosas todos los días que... ¡Dios mío!
A veces se refieren a usted como la Bad Bunny mujer ¿Qué le parece?
Obviamente soy Young Miko, pero entiendo el cumplido y lo aprecio. Benito es increíble, muy amoroso, muy talentoso y me encanta que sea de Puerto Rico. Yo me sentí muy cómoda con él, me encantó.
Y en esta industria, ¿el compañerismo femenino se nota?
Cien por cien. Se nota. Yo considero amigas a Kany, a Villana que es nuestra nena, a Karol ¡la adoro!, a Nicki Nicole, a Cazzu, que me escribe a veces: “Espero que estés bien, te mando un abrazo”. Sí, hay [sororidad]. Quizá no se ve, pero la hay y se siente, he tenido la suerte de sentirla. También en lo profesional, yo absorbo, soy una esponja.
¿Son feministas sus letras?
El feminismo al final del día no es tanto equidad, es más justicia, siento yo, y libertad de expresión y hacer lo que te salga de los ovarios, sin sentir miedo hacia nada y en un espacio seguro. Pero creo que con pararme frente a un micrófono y decir que me gustan las nenas es bastante feminista, pero sí, trato de no pensarlo, en realidad.
¿Quiénes son sus influencias?
De todo un poco. A mi papá le encantaba el rock en inglés. The Police. AC/DC, Pink, Los Beatles, Bob Marley, Bon Jovi, Paul McCartney, U2... Era muy chiquita, pero eso es lo que llevábamos en el carro, yo cantando Hotel California sin saber de qué carajo estaban hablando [risas]. Y a mami le encantaba el rock en español: Kany, La Quinta Estación, Julieta Venegas, Paulina Rubio, Maná, Jarabe de Palo, Abba también... Unas bandas cabroncísimas. Esa es mi playlist casi a diario. Y después mi hermano mayor y un primo mayor: Tupac, Nash, Souls of Mischief, The Fugees. Ahí empiezo a hacer mi propia sopa y a descubrir mujeres como Lauryn Hill, Gwen Stefani, Fergie...
Bebe de música muy pop...
A mí me encantan Dua Lipa, Miley Cyrus, Ariana Grande, Justin Bieber, lo vi en concierto. Anderson Paak, Bad Gyal, me sé todas sus canciones.
Si pudiera colaborar con alguien completamente diferente a usted, ¿con quién sería?
Si hago algo con Juanes me descompongo, me muero. Yo dando ideas grandes, ¿eh? Y SZA, y Doja Cat. Me puedo imaginar cantando con La Oreja de Van Gogh. Y hacer una balada como Julieta Venegas [tararea]: “Eres para mí, me lo ha dicho el viento”.
¿Cómo llevan en casa su incursión en la música?
Me acuerdo de decirle a mi mamá que quería hacer música y fue: “Dios mío, María Victoria, me van a salir canas por tu culpa, termina de estudiar”. El diploma es lo único que mis papás me han pedido en la vida. Recuerdo a mami hablando con mi hermano menor y él decirle: “¿Pero por qué te sorprende, por qué te asusta? Si todo lo que ella ha hecho le ha salido cabrón. Se metió en soccer y jugó en la selección nacional, se metió a tatuadora y tatuó a todo Puerto Rico. Ahora quiere ser cantante: ¡le va a ir bien!”. Y mi mamá: “¿Sabes qué? Tienes razón”. Tengo mucha suerte de tener tan buenos padres.
Ahí niega Miko el síndrome de la impostora. “Mírame cómo estoy sentada”, ríe, con las piernas cruzadas a lo indio, medio tumbada. “Creo que estar en el clóset mucho tiempo fue suficiente, ya no más”.
¿Tanto tiempo ha estado en el armario?
De chamaquita no sabes... ¡Cómo carajo vas a salir del clóset sin estar del todo segura! Vas entendiendo. Te enseñaron una cosa, tu cuerpo y tu mente dicen otra, tu corazón otra. Es un supermegaproceso. Y nunca tuve una persona gay en mi vida. Empiezas a madurar, entras en la adolescencia, llegas a la universidad, te vas de casa y como que tu mente se abre. Dices: “Dios mío, ¿cómo es que yo llevo todo este tiempo sufriendo si no pasa nada?”. Ya hice mis paces con eso y es lo mejor que he hecho.
¿Y sus padres? ¿Eso le costó?
No pude evitar pensar: “Dios mío, qué van a decir los demás” o “¡Bendito! Mis papás esto y lo otro”, o si me van a aceptar, si alguien se siente igual, si voy a encontrar alguien a quien le guste... Cada cual tiene sus batallas, es importante escoger y saber dónde depositar tu energía. Al principio no fue nada fácil. Mis papás no son malas personas, tuvieron que desaprender para volver a aprender, y gracias a Dios ellos me aman tanto que fue como: “No, lo quiero entender, yo sé que no pasa nada”. Ahora mi papá ve RuPaul’s Drag Race porque sabe que a mi hermano le encanta. Eso es genial.
Sabe que se ha convertido en un icono...
Esa palabra me pesa un poco, sí. Pero para bien. Me hace sentir que tengo mucha responsabilidad, una responsabilidad bonita. Estoy segura de que hay responsabilidades que no son tan divertidas. A veces, se me hace difícil procesarlo, en parte porque me crié con mucha libertad. Un ejemplo perfecto: yo quería jugar a baloncesto cuando era muy chiquita y no había liga de mujeres en el oeste de Puerto Rico. Mi papá, muy inocente, me dijo: “Pues ve a jugar con los nenes”. Como eres chiquito, nada te parece anormal, no te parece que no se debería hacer. Cuando salgo a una tarima con un micrófono de la bandera, cuando digo por ahí que soy así, soy asá, es porque me salió. Trato de no soltar esa niña que uno tiene adentro, que no tiene pelos en la lengua, no piensa las cosas tanto, si se siente bien lo hace. A veces trato de dejar que me guíe.
Ha dicho que descansar es igual de importante que el trabajo. ¿Alguna vez ha dicho basta?
No sé si al punto de “ya no más, me voy a volver loca”, pero sí, por ejemplo, el año pasado con nuestra primera gira mundial nos dimos cuenta de que seis shows de corrido, seis días es como... ¡anda al carajo! Estaba bien cansada. Cuando abrí la gira de Karol G en Estados Unidos, yo estaba haciendo mi gira en Latinoamérica. Iba de Costa Rica a Chicago, de Chicago a Guatemala, de Guatemala a Boston. Como un pimpón. Hubo shows que por poco no llegaba, se cancelaban vuelos y los fans esperaban horas. Karol nos llegó a salvar la vida, Dios bendiga a Karol, porque nos prestó su avión privado. No tenía por qué hacer eso, es una reina, se merece todo en esta vida. Y dijimos: nunca más dos giras a la vez.
¿Qué pensó cuando recibió la propuesta de protagonizar una campaña de moda?
De chiquita a veces yo veía revistas y decía: “Uf, salir en una portada estaría cabrón”. Así que cuando recibí esta propuesta me quedé muerta. Soy muy fan de la moda. Loewe está teniendo un momento muy grande y entre las modelos pasadas estaban Karol, Bad Gyal. Dije sí al cien por cien.
Usted maneja sus propias redes sociales. ¿Le genera ansiedad?
A veces sí. Por más que uno no quiera, sigue siendo humano. Y a veces lees algo que no querías y es como ¡puag!, y es un comentario entre millones. Es escoger tus batallas, dónde depositas su energía. Uso TikTok, pero a veces hasta se me olvida que yo entro a mi red como yo, como Young Miko [risas], me salen vídeos de perritos y cosas graciosas, se me olvida, me entretengo.
Gracias a su carrera musical aporta estabilidad financiera en su familia. ¿Cómo lo vive?
Si me preguntan cuál ha sido mi logro más grande en estos últimos años, con todo lo que hemos hecho: que si haberme comprado un carro, que si una casa, que si el viaje de aquí, que si el sold out, elijo lo de decirle a mi papi que se acabó trabajar [gesticula, emocionada].
¿La prioridad es su familia?
Claro. No necesito una mansión. Y no necesito un Porsche ahora mismo. Estoy feliz en mi guagüita [cochecito]. Estoy feliz en mi apartamento. Eventualmente... se crecerán las cosas y algunas van a tener que cambiar. Pero estoy tranquila donde estoy, no tengo apuro.
Vaya, que quiere una vida sencilla...
Te lo juro, a veces pienso cosas como: “No quiero llamar la atención”. Si salgo en un Porsche, un Ferrari tintado, ¡hijueputa, todo el mundo va a estar mirando el carro!: “A ver quién se va a bajar de ahí...” versus salir en una guagüita, un carrito más tranquilo al que nadie presta atención. Es hasta más seguro. Y total, si estoy viajando tanto que está allí estacionado, cogiendo polvo. Cuando esté un poco más tranquila y me quiera comprar un juguetito por divertirme, pues lo haré. Pero no me veo mudándome de Puerto Rico durante un buen tiempo. ¿Pa’ qué voy a comprarme una casa en otro lugar que no es mi casa? Descansar en Miami versus descansar en Puerto Rico, mis papás a una horita, mi hermano vive cerca de mí, la playa, el arroz mamposteao, el mofongo, los amarillitos...
¿Cómo se ve, no en 10 años sino en dos?
Quiero sentirme igual, como me siento ahora. Tranquila, feliz con lo que estoy haciendo, creciendo y evolucionando. Quiero mirar para el lado y seguir viendo a mis nenes. Que papi y mami sigan tranquilos, que estén retirados.
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