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Karne Kulture, el colectivo de DJs que quiere acabar con la violencia machista en las discotecas

Haciendo frente a la hegemonía masculina del mundo de la música y la noche, estas cuatro mujeres lideran desde 2019 un proyecto musical autogestionado que además busca visibilizar y actuar frente a las agresiones ejercidas contra mujeres, personas racializadas y colectivo LGTBIQ+ en el ocio nocturno

Karne Kulture
Las integrantes de Karne Kulture.Jorge Rico
Elena Muñoz

Todo ocurrió de forma casual. Jimena, Cristina, Candela y Nadia (Mena G, Tina, Orfigyal y Nad1a por sus nombres de DJ) disfrutaban de la noche madrileña, cada una por su lado, pero veían cómo la música que bailaban siempre la pinchaban hombres. El destino quiso que estas mujeres de entre 26 y 31 años se conocieran y decidieran poner en marcha su propio colectivo de DJs, Karne Kulture, fundado en 2019 y convertido cinco años después en un proyecto autogestionado que busca además concienciar sobre la importancia de crear espacios seguros para mujeres, personas racializadas y colectivo LTBIQ+ en el contexto del ocio nocturno. “No nos conocíamos y de repente nos fuimos conociendo de dos en dos, siempre con el pretexto de que nos encantaba la fiesta, la música y nos daba bastante rabia ver que todos nuestros amigos eran DJs, pero eran todos hombres. No nos gustaba el papel asignado de ser la mujer que baila, que va de público y el hombre el que está en la acción”, cuenta Tina, una de las fundadoras, por videollamada.

Su pasión por la música se materializó en Karne Kulture y su experiencia saliendo de noche por discotecas y clubs les hizo ver la necesidad de crear un protocolo de actuación en caso de agresiones. Así surgió el lado activista del proyecto. Según una encuesta sobre la violencia sexual contra las mujeres publicada por el CIS en febrero de 2023, el 21,7% de las mujeres españolas ha sufrido algún tipo de violencia sexual. De ese porcentaje, más del 40% considera que esas agresiones se producen más frecuentemente en el hogar y el ocio nocturno. “Lo triste es que es un poco el pan de cada día, o nos pasa a nosotras dentro del grupo o a nuestras amigas, o vemos que a alguien le pasa”, explica Tina.

Feminismo de “acción” en un mundo masculino

El feminismo alejado de academicismos forma parte intrínseca de Karne Kulture y aseguran que en su caso prefieren pasar a la “acción” antes que teorizar: “El feminismo que llevamos nosotras no es tanto discursivo y de estar desarrollando una idea, sino de acción. Ves algo, tienes que reaccionar y actuar. Luego a través de haber intervenido un montón de veces en situaciones muy complicadas, tanto hacia nosotras como hacia los entornos, a partir de ahí ya desarrollamos el protocolo”, aclara Tina.

El protocolo al que se refieren surge de la necesidad de saber qué pasos seguir en caso de toparse con una agresión, la buena intención es insuficiente y a veces incluso contraproducente. “Eso lo aprendimos un poco con Candela, otra de las fundadoras, ella es psicóloga y está especializada en trauma y conoce muchas pautas que las personas mundanas no tenemos ni idea. Por ejemplo, quién se imaginaría que a una persona que quizás acaba de ser agredida en una discoteca no le puedes dar agua porque se pueden eliminar las pruebas que están en su boca. Cualquiera de nuestras reacciones podría ser darle agua, pensar que igual ha bebido mucho y el agua le puede hidratar, pues no, no le puedes dar nada que le haga tragar o escupir”, apunta Mena G, dejando claro que desde Karne Kulture tratan de visibilizar esta problemática también desde un punto de vista divulgativo.

Hace unos años no se oía hablar de sumisión química en el ocio nocturno. Tampoco de puntos violetas, los espacios creados como espacios seguros para atender, ayudar y acompañar a posibles víctimas de agresiones machistas y que se encuentran en muchos lugares de ocio. Esta realidad, silenciada e incluso normalizada durante años, empieza a colarse muy tímidamente en la conversación. El caso del futbolista Dani Alves, condenado a 4 años y medio de cárcel por violar a una joven en una discoteca, ha avivado el debate. Lo que sorprende al colectivo de este mediático caso no es el escándalo en sí sino cómo “algunos tíos se sienten tan cómodos como para hacer eso en el ojo público”, en palabras de Mena G.

Las integrantes de Karne Kulture
Las integrantes de Karne KultureJorge Rico

“Al principio nos encontramos subestimación y risa”

En estos cinco años de recorrido, en Karne Kulture han aprendido a reivindicarse y desenvolverse en un ambiente de hegemonía masculina. Tanto la industria de la música como el sector de la noche con sus promotores de salas y discotecas, está dominado por hombres, si bien tímidamente se abren paso fiestas más diversas, todavía en los márgenes. Mena G asegura que “cuando empezamos en 2019, el panorama no tenía nada que ver, es como vivir en una era distinta. Las fiestas queer eran una cosa extremadamente underground. Todo eran tíos, menos uno o dos colectivos de chicas creo que había en Madrid y ya está. Ahora hay miles”. En aquellos primeros meses se sintieron “infantilizadas”, expresa Tina y reafirma esta sensación con una anécdota recurrente todavía a día de hoy: “Me da rabia cuando viene un señor y te dice ‘wow, ¿tú conoces esta música?’, es como si dijeran ‘¿las mujeres podéis pinchar’?”. La diferencia de trato hacia las mujeres que pinchan evidencia la desigualdad en este ámbito, algo que siguen experimentando en la actualidad y que resultó abrumador en sus inicios: “Al principio nos encontramos subestimación y risa, pero lo seguimos comentando hoy. Las biografías que les ponen a muchas mujeres cuando los hombres promotores las bookean es ‘un grupo de chicas que se lo pasan superbién, son superdivertidas y vienen a darlo todo’. Cuando describen a ellos es ‘este capo lleva detrás de los platos siete años, ha venido a sacar todos sus discos…’ (…) A día de hoy, cuando nos ponen algún texto en Instagram, les escribimos para pedirles que por favor lo cambien porque es ‘las amigas que vienen a pasárselo genial’. Llevamos cinco años pinchando, ¿sabes?”.

Un lustro donde han aprendido de forma autodidacta mucho de los procesos detrás de un proyecto como el suyo. En Karne Kulture son cuatro integrantes y nada más. El trabajo en el colectivo lo compaginan con sus diferentes profesiones y aparte de tiempo, invierten dinero de su bolsillo. “Esto lo hacemos por amor al arte”, resumen. “Todo es autogestionado, en el sentido más literal que puede existir. El arte de los carteles lo hace Tina, contestamos a los correos, llamamos a gente, escribimos a festivales, todo”. Y por si les sobrara tiempo, también apuestan por lanzar sus propias fiestas en su faceta de promotoras. Para ello, siempre se decantan por traer algún DJ que nunca haya pinchado en España, ya sea emergente o no, para que debute en nuestro país. Y una vez más, no dejan cabos sueltos: “Lo organizamos todo, el alojamiento, o que duerman en nuestra casa, ir a recogerles al aeropuerto, negociar el fee con el manager…”. Conocedoras a fondo de la noche madrileña, identifican la asignatura pendiente del sector cuando apuntan que “lo que hace falta es renovar los promotores de las grandes discotecas, de Madrid, por lo menos. Solo van a tiro fijo, a apostar por lo de fuera y a aburrir”, dice Tina. Y miran a Barcelona como lugar donde encontrar salas más allá de lo comercial: “En los clubs grandes la programación es de lujo, hay mucha intención detrás de eso. Los clubs megagrandes de Madrid, que sí los hay, son sitios que tienen unas posibilidades increíbles, pero se cierran en lo rancio”, opina la DJ. Además, señalan la falsa diversidad que bajo su punto de vista impera en el sector, donde “hay muchas discotecas en la que igual una sesión al mes puede ser queer, pero todas las demás ya están cerradas para los cinco hombres blancos de la capital. Si contactas con una sala, te dicen ‘lo tengo todo lleno esta temporada’. La temporada en cuestión: todo hombres blancos menos una persona para lavar un poco la imagen. Creo que es una respuesta porque claramente hay un auge de colectivos más minoritarios y a ellos no les incumbe”, dice Mena G.

Los amigos que no se perdían las fiestas primigenias de Karne Kulture comparten ahora espacio con decenas de desconocidos que han conectado con el sonido de estas cuatro mujeres, protagonistas de la escena underground de Madrid. “Es muy bonito ver cómo todo ha evolucionado y estamos muy contentas de haberlo visto desde dentro. Es bonito crecer juntas”, sentencia Mena G haciendo balance de estos años de música, feminismo y sororidad.

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