El misterio de May, la bajista de Los Planetas que desapareció sin dejar rastro
Los fastos por el 30 aniversario del álbum ‘Super 8′ traen de nuevo a la actualidad a la primera bajista de Los Planetas, que dejó el grupo en 1996, decidió desaparecer de la escena ‘indie’ y huyó de la fama
A mediados de enero, Los Planetas anunciaban que iban a celebrar el 30 aniversario de su álbum de debut, Super 8 (1994), con una gira en que lo interpretarían al completo. La noticia provocó una convulsión instantánea entre sus fans, y también ha alentado furibundas especulaciones.
Solo quedan Juan Rodríguez Cervilla, J. (voz y guitarra) y Florent Muñoz (guitarra) de aquella primera formación. El batería, Paco Rodríguez, se marchó antes de grabar el segundo disco y la bajista, May Oliver, antes del tercero. Ella no volvió a hacer música —aunque se dice que recibió ofertas por parte de otros grupos— y desapareció por completo de la vida pública. A día de hoy, se sabe que esta licenciada en Filología todavía reside en Granada, que trabajó bastante tiempo en una librería y, según sugería J. en 2022 al periodista Israel Viana en ABC, por entonces era profesora en un instituto. Tras el anuncio de la gira, ella misma ha compartido en su cuenta personal de Instagram parte del diseño gráfico de los carteles, lo que ha provocado mucha expectación y nerviosismo entre sus seguidores, ávidos de que la bajista fundacional vuelva a subirse al escenario con los que todavía siguen siendo sus amigos.
Han sido bastantes los bajistas que han pasado por Los Planetas en estos treinta y pico años, todos ellos reputados y solventes, pero ninguno ha gozado del carisma y aprecio de May entre los fans del grupo. ¿A qué es debido? “Ella tocaba de espaldas al público, y eso llama mucho la atención, pero también había algo muy especial en ese sonido de bajo, yo sentía admiración por su manera de tocar, muy vulnerable, inteligente y precisa. Luego desapareció cuando el grupo estaba a punto de subir a lo más alto y nadie supo más de ella. Quiso volver a ser una mujer anónima que había decidido no formar parte de aquello, y eso provocó la idealización, que se convirtiese en leyenda para los fans”, expone el escritor granadino Fernando Navarro. Él es el guionista de Segundo premio, una película de ficción inspirada en la historia de Los Planetas que ha sido dirigida por Isaki Lacuesta (se estrenará en el próximo Festival de Cine de Málaga, en marzo).
May y Los Subterráneos
Los Planetas —bautizados inicialmente como Los Subterráneos— nacieron en Granada en 1989. J. conoció a Florent, descubrieron que tenían grandes afinidades musicales y decidieron crear un grupo. A la hora de incorporar a un bajista, J. propuso a May, quien por entonces era su pareja. Ella había estudiado en el conservatorio, tocaba piano y violonchelo, pero sus gustos iban por otros caminos: la música clásica, el pop francés de los años sesenta, la canción de autor estilo Silvio Rodríguez… No obstante, conectó fácilmente con el universo alternativo de J., el de Joy Division y The Velvet Underground. Según narra el escritor Jesús Llorente en su libro Los Planetas. La verdadera historia (Ediciones Rockdelux, 1999), fue J. quien la convenció para que se comprasen una guitarra y un bajo por medio de un crediconsumo (un préstamo bancario para hacer compras o cubrir gastos personales). Ninguno de los dos había tocado ninguno de esos instrumentos hasta entonces.
A finales de los años ochenta no era habitual ver a mujeres tocando en grupos de rock, pero el estallido de la escena indie primigenia cambió las cosas. Entre las bandas de referencia internacionales a las que se miraba desde aquí, brillaban guitarristas y bajistas como Kim Gordon (Sonic Youth) y Kim Deal (Pixies) o baterías como Georgia Hubley (Yo La Tengo). Aventuras de Kirlian —luego Le Mans—, tenía como puntales a la bajista y letrista Teresa Iturrioz y la vocalista Jone Gabarain, y en la gira Noise Pop 92, que se considera como el pistoletazo de salida del indie español, tres de sus cuatro grupos tenían presencia femenina: Usura, El Regalo de Silvia y Penélope Trip, cuya primera batería, Covadonga de Silva, formó luego Nosoträsh, pioneras de entre nuestras bandas femeninas de los noventa, junto a Undershakers. May fue otro de esos primeros referentes, y su presencia resultó fundamental en el primer EP de Los Planetas, Medusa (1993) y los álbumes Super 8 y Pop (1996), coescribiendo incluso la letra de algunas canciones, como Brigitte, Ciudad azul y Ondas del espacio exterior.
“Vi a Los Planetas varias veces en sus primeros conciertos y May llamaba bastante la atención por su efectividad como bajista y por su pose en directo, siempre ignorando al público, ignorando la cuarta pared”, recuerda Antonio Arias, líder de Lagartija Nick y también bajista, que produjo el Medusa EP. “Su expresión en el bajo era fluida y desde el conocimiento. Tenía una fuerte personalidad, sentido del humor y además era muy elocuente, así que creo que disfrutó bastante de aquella primera época, como todos”, rememora. La casualidad llevó a que otro de los mejores bajistas del rock español (Fino Oyonarte, de Los Enemigos) fuese el encargado de la producción de Super 8. Su memoria le lleva por caminos similares y, también, distintos. “Era una chica tímida, cálida y respetuosa, seria, pero también con su punto risueño. Le veía una pinta más de escritora que de música, con su chaqueta grande de pana”. Apunta Oyonarte, sin embargo, que lo de tocar de espaldas no era una pose: “Lo hacía por timidez y por concentrarse mejor”. De hecho, así lo hacía en el estudio también, dando la espalda a la sala de control. “Cuando se equivocaba en la grabación se ponía muy nerviosa, así que hubo algunos momentos en que mandé a los demás a tomar unas cervezas para trabajar yo solo con ella en la sala, e intentar que ganara confianza”. Recuerda el productor que “May, como bajista, era amateur, al igual que los demás miembros del grupo, pero transmitía su personalidad como músico, que para mí era lo más importante que había que captar en aquel momento. Los bajos del Super 8 me encantan, son claros, rotundos y efectivos, y ella aportó mucho al sonido del grupo, además de su actitud de hacer lo que le daba la gana”.
Ese espíritu libérrimo lo recalca J. en el libro de Jesús Llorente: “May tenía las ideas muy claras. Para ella la música es pasión, y eso estaba en contradicción con el mundo de la industria. May no estaba dispuesta a cambiar su vida. Para ella la música es algo genial e importante, hacer las cosas cuándo y como te apetece. Era un apoyo importante entre Florent y yo, con ideas más radicales que las mías para casi todo”.
Si te esfuerzas puedes desaparecer
May decidió dejar Los Planetas el 22 de septiembre de 1996 tras un concierto en el festival BAM de Barcelona. “Estábamos muy tristes. Hubo un diluvio increíble y recuerdo que estábamos todos los grupos en el hotel mirando tras la puerta acristalada cómo caía la lluvia”, le relataba la bajista a Llorente en ese mismo libro de 1999, en la que es la última entrevista que ella ha concedido hasta donde tenemos constancia. “Yo llevaba un montón de tiempo diciendo que me iba, pero no lo tenía claro porque era como dejar a un novio al que quieres mucho. Estábamos quemados del todo, los conciertos eran una mierda, el grupo controlaba mi vida, necesitábamos descansar, pero estábamos dentro de la rueda, con la compañía de discos y la de management muy encima. Un buen día, poco después, y tras un concierto que dimos en un pueblo de Almería, lo dejé. Hay cosas que no sabes por qué las haces. De repente, lo ves claro y dejas a algo o a alguien”.
Florent vivió su marcha con cierta rabia, y añade a la ecuación un componente muy fuerte de inseguridad, como relataba en el citado libro. “Ella misma no se veía con fuerzas para intentar llegar lejos, no se ve capaz, cree que todo es una mierda y que no se puede hacer nada para solucionarlo. Me cuesta trabajo asimilar que una persona que ha podido subir con nosotros haya renunciado a ello, pero al mismo tiempo ése es su encanto”, decía el guitarra. De todos modos, hubo otros factores que May confesó a Llorente, como el desmarcarse del discurso sobre las drogas de la banda (“me parecía muy cateto, porque ¡era tan evidente, se notaba demasiado! Es absurdo presumir de eso”) o que aquella idea al principio natural de tocar de espaldas “me hizo esclava de mi propia actitud, como si fuese una trampa”. “Estábamos demasiado tiempo de fiesta y tomando muchas… no sé, el caso es que a ella no le interesaba la vida del rock and roll en la carretera. Era más artística y quería hacer algo realmente revolucionario en ese sentido”, le dijo J. a Israel Viana en ABC.
Poco después de que dejara el grupo —aunque todavía no se sabía oficialmente—, los oyentes del programa de Radio 3 Discogrande la eligieron mejor bajista del año, pero ella ya estaba fuera de todo, y no le quiso coger el teléfono al responsable del programa, Julio Ruiz. Era un momento difícil para Los Planetas, que flirtearon con la disolución hasta que resurgieron con Una semana en el motor de un autobús. May le explicaba a Llorente que, cuando vio al grupo presentando aquel tercer disco en televisión, en Los conciertos de Radio 3, no le gustó nada ni su sonido ni su imagen. “A veces me llama Juan (J.) para que le dé la razón sobre muchas de las cosas de las que se arrepiente, porque en el fondo pensamos lo mismo. Es curioso recordar que, al principio, cuando montamos el grupo, hablábamos de no dar entrevistas, de no vendernos, pero al final siempre dábamos un paso más. Yo no quise dar ni uno más”.
Premio de consolación
“No hablará contigo. No es muy aficionada a la prensa y nunca concede entrevistas. No quiere saber nada de Los Planetas”, le decía J. a Israel Viana cuando le preguntaba por ella en la entrevista de ABC de hace dos años. El que esto escribe, aun a sabiendas de ello, intentó entrevistarla para S Moda por varias vías, pero la respuesta por parte del management de la banda fue igualmente contundente: “Va a ser misión imposible”. Al igual que el diseñador gráfico de cabecera de Los Planetas, Javier Aramburu —con quien May también estuvo estrechamente relacionada—, su mutismo no obedece tanto a labrarse una imagen de misterio como a su extrema timidez o a otras prioridades vitales. Fernando Navarro, quien dice haberse basado más en las canciones de Los Planetas que en los personajes reales a la hora de idear el guion de Segundo premio, también se muestra escéptico “con una mitomanía tan de andar por casa como la del indie español”. Para él “es una putada que la gente se haga una idea de una persona a la que no conoce por culpa de esa idealización, pero, por otro lado, entiendo que es una idea atractiva, porque todo el mundo fantaseamos con el mito de la desaparición”. Sobre la expectativa comentada al principio de que May vuelva a los escenarios para esta gira, podemos aventurar que no parece probable… aunque nunca se sabe.
Los Planetas estarán tocando ‘Super 8′, desde el mes de mayo, en los festivales Galaxy Sound (Málaga), Warm Up (Murcia), Tomavistas (Madrid), Atlantic Fest (Vilagarcía de Arousa) y Vive Latino (Zaragoza). Quedan más fechas por anunciar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.