“Las vaginas no tienen que oler a galletas”: el mercado se lucra de la ansiedad genital
¿De verdad son necesarios los desodorantes, suplementos y sprays íntimos o son una nueva forma de hacer negocio creando inseguridades a las mujeres?


Mientras se debate acerca de si es realmente necesario cuidar el rostro con rutinas de múltiples pasos o si es suficiente con un par de productos efectivos, la industria de la belleza ha encontrado en la higiene íntima un nuevo camino para volver a lucrarse con la inseguridad de las mujeres. La firma Kiehl’s ya cuenta con un desodorante íntimo “formulado para brindar control del olor durante 96 horas” y Dove vende también su propio desodorante para “todo el cuerpo” que por supuesto, se emplea también en la zona genital. A través de Tacha Beauty está disponible en nuestro país el sérum V Drops de la prestigiosa firma Bárbara Sturm, “unas gotas que cuidan de la higiene íntima con prebióticos y probióticos que mantienen la microflora íntima y apoyan la función de barrera de la piel”. Natalia de la Vega, directora de los centros,explicaba a S Moda el porqué de este tipo de productos. “Empezamos a emplear sérums rejuvenecedores porque de la misma manera que necesitamos estos productos en el rostro, nos hacen falta en una zona tan delicada a partir de cierta edad, pues se produce atrofia por el paso del tiempo, los cambios hormonales, la menopausia y los partos. Y curiosamente, es una piel que no cuidamos nada, no aplicamos cosméticos”.
Dentro de la marca de suplementos de Kourtney Kardashian, Lemme, ya hay “golosinas para la salud vaginal” que promocionan con el siguiente lema: “Dale a tu vagina el dulce capricho que se merece (y conviértela en un dulce capricho)”, unas palabras que anuncian que estas chucherías cambian el sabor genital. “Cualquiera que sugiera que tu vagina no es fresca o necesita un sabor mejorado es una persona misógina y horrible”, dijo al respecto la ginecóloga Jennifer Gunter, autora del bestseller La biblia de la vagina (Libros Cúpula, 2021). “Emplear el patriarcado como arma para obtener ganancias es misoginia. Tu vagina es maravillosa. Si crees que tienes un problema de salud, consulta con un experto, no con una Kardashian”, dice.
La Doctora Sánchez Dehesa asegura que los ginecólogos piensan que la vagina tiene su propio sistema de limpieza gracias a la flora vaginal y al pH, que mantienen el equilibrio sin necesidad de productos externos. “Utilizar desodorantes o toallitas aromáticas puede alterar ese ecosistema, favorecer irritaciones, alergias o incluso infecciones como la vaginosis bacteriana o la candidiasis. El olor natural de la vagina no es patológico: solo cuando hay cambios bruscos, mal olor intenso o síntomas como picor o flujo anormal conviene consultar con un especialista ya que nos está indicando que algo no va bien”, explica a S Moda. Arola Poch, sexóloga de Wyylde, manda un mensaje claro: “Tradicionalmente se ha dicho que la vagina tiene mal olor y de ahí surgen esos productos pero hay que desmontar esa idea de base: las vaginas no huelen mal. Su olor propio es normal y saludable”, subraya.
Lamentablemente, esa idea de que la vagina tiene que oler diferente a su aroma natural vende. Allied Market Research ha publicado un estudio que señala que el mercado de la higiene íntima femenina estaba en 2024 valorado en 7,8 mil millones de dólares. Ahora se estima que alcance los 14 mil millones en 2034. La periodista Jessica DeFino habla ya de ‘Box boom’ en The Guardian. “Es una una oleada de cosméticos diseñados para embellecer la vagina y la vulva. Me refiero a cremas hidratantes, sprays y desodorantes que hacen que la vagina huela a vainilla, bergamota o higo… Ya hay fillers para los labios vaginales y las tasas de labioplastia aumentaron un 250 % entre 2012 y 2017”, asegura. “Mantener la idea de que los genitales femeninos necesitan también retoques estéticos es efectivamente otra manera más de crear inseguridades que pueden afectar a la autoestima y a la sexualidad. Intentar normativizar también nuestras zonas íntimas es otra forma de control que persigue que los cuerpos encajen en un ideal forzado”, añade Poch.
En la serie de Netflix The Bold Type se habla del ‘vajacial’, un tratamiento de belleza para la zona íntima con el fin de hidratar, reafirmar y mejorar su piel. Su protagonista, una combativa periodista que trabaja en una revista femenina y que siempre tiene una visión crítica, alza la voz al respecto en un capítulo. “Las vaginas no tienen que oler a galletas, sino a vaginas. La industria del bienestar quiere aprovecharse de nuestras inseguridades y como periodista, estoy harta de que las mujeres se sientan avergonzadas por estas cosas”, dice.
La Doctora Sánchez Dehesa comenta entonces que lo fundamental es diferenciar higiene de obsesión. “El uso excesivo de geles, duchas vaginales o sprays perfumados rompe el equilibrio natural y puede convertirse en un círculo vicioso: cuanto más se usan, más molestias o alteraciones aparecen. La higiene íntima debería ser sencilla: agua y, como mucho, un jabón suave específico para la zona vulvar (no dentro de la vagina), una vez al día. También hay que recordar que detrás de esa “obsesión” muchas veces hay presiones sociales o inseguridades que no tienen base médica”, explica.
“Las redes sociales han amplificado la idea de que la vagina debe oler a flores o a perfume cuando, en realidad, cada mujer tiene un olor propio, que es normal y saludable. Este bombardeo de mensajes genera ansiedad, complejos y fomenta el consumo de productos que no son necesarios. Además, su uso puede tener ciertos riesgos. Por un lado, consecuencias físicas como irritación o infecciones y por otro, un impacto psicológico al hacer que muchas mujeres sientan que su cuerpo es inadecuado”, dice.
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