“Cuando no hay ‘match’ pienso si será porque estoy gorda”: cómo las ‘apps’ para ligar favorecen los problemas de autoestima
Un estudio de Harvard concluye que las personas que usan ‘apps’ para ligar tienen más probabilidades de desarrollar trastornos alimenticios. Expertos analizan el problema mientras que mujeres que lo han sufrido explican cómo se han sentido
Marta Górnicka, de 29 años, recuerda que en el colegio daba dinero a sus amigas para que le dijeran a sus padres que comía. “La realidad es que solo me pedía un plato con ensalada. Escribía en mis cuadernos: ‘Acuérdate de los gordos’ para forzarme a no comer aunque tuviera hambre”. Después de años de no tener este trastorno alimenticio, este año volvió a sentir la necesidad de dejar de comer y hacer ejercicio constantemente. El detonante fue darse de alta en una aplicación de citas.
Las aplicaciones de citas pueden favorecer los trastornos alimenticios. Al menos, esto es lo que indican los informes más recientes sobre la cuestión. En concreto, en un estudio publicado en 2017 en la revista Body Image, compararon por ejemplo los problemas de imagen corporal entre usuarios y no usuarios de Tinder. “Los usuarios de Tinder reportaron niveles significativamente más bajos de satisfacción con su cuerpo y mayor tendencia a compararse con otros”, dice un estudio que subraya que el problema está en el momento del swipe, cuando, en cuestión de segundos, se rechaza a alguien por su imagen.
“Los usuarios pueden comenzar a sentirse despersonalizados, desarrollar mayor conciencia de su apariencia y cuestionarse su propio valor, mientras que al mismo tiempo tienden a pensar que siempre puede haber algo mejor a la vuelta de la esquina”, reza el informe.
Esto le empezó a pasar a Paloma Martínez, que en búsqueda del hombre de sus sueños se abrió Tinder el año pasado. De pronto, el amor que tanto se le había estado escondiendo quedó al alcance de un match. Como ella, más de 90 millones de usuarios utilizan hoy en día aplicaciones de citas para encontrar a su media naranja. En Tinder, la más descargada a nivel mundial, el 25% de sus usuarios son mujeres, con una media de edad de 26 años.
Martínez subió a la app lo que ella consideraba que eran sus mejores fotos, pero no pasaba nada. A veces recibía un like o había incluso algún que otro match, pero a los pocos días esos hombres con los que conectaba le dejaban de hablar sin ninguna explicación: “Entonces pensaba. ¿Por qué no hay ‘match’? ¿Será mi físico? ¿Estoy muy gorda?”, explica. Todas estas dudas empezaron a asaltar su cabeza y a rebajar su ya de por sí maltrecha autoestima.
Un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard titulado El uso de aplicaciones de citas y conductas poco saludables de control de peso entre una muestra de adultos estadounidenses ha comprobado hasta qué punto los usuarios de las apps como Tinder son más proclives a poner en riesgo su salud con tal de adelgazar y encajar en el prototipo de belleza imperante.
El informe evalúa la asociación transversal entre el uso de apps para ligar y seis conductas de control de peso como son el ayuno, el uso de pastillas para adelgazar, el uso de laxantes, los vómitos autoinducidos, el uso de suplementos para el desarrollo muscular y el uso de esteroides anabólicos. La conclusión es que las personas que utilizan aplicaciones de citas tienen entre 2,7 a 16,2 veces más probabilidades de desarrollar un trastorno de alimentación.
Para la psicóloga y profesora de la Universidad Carlemany, Zara Casañ, este estudio tiene todo el sentido porque estas aplicaciones pueden causar “mucha ansiedad social, es decir, un temor intenso y persistente a ser observado y juzgado por los demás”. Casañ recuerda que Tinder, al igual que todas las otras aplicaciones para ligar, es un escaparate en donde las personas se ven expuestas y juzgadas muchas veces solo por una imagen.
A este tipo de referencias se han unido los medios de comunicación para influir en la autoestima que tienen las mujeres a la hora de ligar. Los autores del estudio La imagen de la persona en los medios y su influencia en la autoestima, publicado por la Universidad Complutense de Madrid, buscaron evaluar la influencia negativa de las imágenes de estas publicaciones en la autoestima de las personas. La conclusión del informe es clara: “En España, la literatura de la última década apunta a los sectores de la moda y la belleza como los principales responsables de generar imágenes perjudiciales para la salud por el hecho de reducir el valor de la persona a la belleza física y a un tipo concreto de físico”.
Carmen Acosta, de 31 años, siempre ha sentido que su físico puede jugar en su contra a la hora de ligar en apps: “Crecí pensando que nadie me iba a querer o que no iba a ser deseada por un hombre hasta que estuviera flaca. Tenía que ser como las modelos de las revistas”.
Tinder es consciente de que su aplicación puede afectar a una autoestima relacionada con el aspecto físico y la salud mental de sus usuarios. Es por eso que, junto a la psicóloga sanitaria experta en autoestima Marta Ridaura, organizó Match Care, un taller gratuito para usuarios donde se habló de los límites y las buenas prácticas a la hora de establecer relaciones seguras y sanas.
Ridaura explica que estar en una app de citas “puede afectar a la salud mental”, se tenga un cuerpo normativo o no. Por ello, cuando alguien se embarca en el mundo de las apps de citas, hay que preguntarse si uno está preparado para aceptar emociones que tienen que ver con el rechazo.
“Es como organizar una vitrina”
Para la directora del Centro Ohana Psicología y Atención Psicoeducativa en Barajas, Cristina Luzón Collado, esto es una cuestión cultural, y Tinder es un reflejo de la sociedad. Luzón hace mucho énfasis en que siempre ha existido más presión sobre el cuerpo de la mujer y los estándares que tiene que cumplir: “Somos víctimas de los estándares de belleza, aunque el gusto sea totalmente subjetivo”. A su consultorio, cuenta, llegan muchas pacientes preocupadas por la presión que sienten con su físico en una app de citas. En muchas ocasiones, estas mujeres deciden dejar la app o directamente no entrar en ella porque creen que serán rechazadas: “Se puede producir el efecto de la profecía autocumplida. Si se entra pensando en el posible rechazo y no se cumplen las expectativas, la experiencia solo puede fracasar”.
El psicólogo, sexólogo clínico y autor de El pequeño libro de la seducción, Luis Tejedor, explica que desde su práctica preparan a sus pacientes para que aprendan a gestionar bien las aplicaciones de citas. “Les enseñamos a elegir las fotos en donde sean más auténticos para que su autoestima no se vea comprometida. Hay que ser consciente de la exposición y llenarse de herramientas para aprender a jugar ese juego”, explica Tejedor.
La directora de Marketing en Bumble España, Alba Duran, explica que esto incluye bloquear o echar de Bumble a los usuarios que hagan body shaming, es decir, que se metan con el físico de los demás: “Siempre buscamos educar y dar a nuestra comunidad la oportunidad de aprender a reconocer este lenguaje y mejorar. Sin embargo, no dudamos en expulsar permanentemente a alguien de la aplicación si tiene esos comentarios”.
Para detectar este tipo de comportamiento, la aplicación utiliza medidas de seguridad automáticas para encontrar los comentarios e imágenes que vayan en contra de sus directrices y términos y condiciones, que luego se remiten a un moderador humano para su revisión.
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