Estas son las diferencias entre un corte de pelo de 30 euros y uno de 300
El peluquero más caro del mundo y el que peina a Alexa Chung nos las explican.
Dicen que Rihanna ha llegado a dejarse 16.000 euros semanales en el salón de Ursula Stephen, artífice de sus vanguardistas y comentados cortes de pelo. David Beckham algo más de 5.000 euros a cambio de sus imitados cambios de peinado. Y Madonna, Penélope Cruz o Katie Holmes pagan 500 al estilista Andy Lecompte cada vez que quieren modificar la forma de sus melenas. Más allá de las excentricidades propias de celebrities que tienen cientos de dólares en el banco esperando a ser invertidos en un capricho más extravagante y caro que el anterior, nos preguntamos si existe una diferencia real entre un corte de pelo caro y uno barato. ¿Qué puede ofrecernos un corte de pelo de 300 euros que jamás conseguiremos pagando 30? ¿Cuánto deberíamos apoquinar el común de los mortales por un buen corte? ¿Incluyen los tijeretazos de cinco cifras un unicornio de regalo?
Empecemos por definir qué es un buen corte de pelo. “Para empezar, el cliente debe sentirse genial cuando salga de la peluquería. Pero la verdadera prueba llega con el primer lavado. Un buen corte debe ser fácil de peinar y llevar sin que eso implique mucho esfuerzo. La segunda prueba para determinar su calidad es ver cómo va quedando a medida que crece”, explica a S Moda Stuart Phillips, conocido por ser uno de los estilistas más caros del mundo y el mejor de Reino Unido. Sus trabajos rondan los 23.000 euros y entre su clientela se encuentra la tenista Serena Williams y un buen puñado de adineradas oligarcas rusas. A pesar de que el precio de sus servicios no ha dejado de aumentar en los últimos tiempos, su negocio no ha dejado de crecer. “No nos ha hecho famosos un corte concreto que pida todo el mundo. Más bien, nos diferencia que estudiamos a cada cliente en profundidad: la forma de su cara, su estructura ósea, el tipo de cabello y hasta su personalidad”, nos explica. El precio incluye cubrir cualquier necesidad que tengan sus exclusivos parroquianos: desde un cocinero que prepare su plato favorito hasta un cuidador para sus mascotas. “Cuanto más pagas, mejor será la experiencia que te ofrezca el salón y las opciones de cambio de imagen que te proporcionen. No digo que un corte de 50 euros no sea bueno, pero uno más caro en una peluquería de mayor reputación debería ser de mejor calidad”, afirma el británico.
Más allá de los ‘extras’ que ofrecen salones de lujo como el de Phillips, existen otros tantos factores que influyen en el coste. La ubicación, la experiencia del estilista, la demanda o los premios que haya recibido el salón son elementos a tener en cuenta. Por supuesto, si eres el artífice de la melenita de Alexa Chung, uno de los cortes más deseados del planeta, también puedes permitirte hinchar los precios. “Las celebrities no pueden consentir tener un bad hair day y si ellas confían en un estilista determinado es señal de que es realmente bueno. En mi caso la gente puede ver lo que hago con las famosas y saben que si vienen a mi salón, mi equipo y yo seremos capaces de crear estos cortes y peinados”, cuenta a S Moda George Northwood, creador del peinado de la it girl británica así como de la melena rubia de la modelo Rosie Huntington-Whiteley. En su opinión, “por 30 euros harás lo que te pide el cliente pero nada más. Cortarás las puntas y listo. Los consumidores conocen su pelo y tienen una idea de lo que les gusta pero depende del peluquero saber explotar su físico para que se vean lo mejor posible. Solo los mejores profesionales son capaces de lograrlo. Desde luego, si tienes el cabello complicado, frágil o que cambia drásticamente debido a una enfermedad, vale la pena gastar más en estilista mejor y más experimentado”, sentencia por correo electrónico. «La diferencia es que un buen peluquero cortará el pelo siguiendo las directrices del cliente, mientras que uno excelente será capaz de crear un look inspirador dentro de los límites establecidos por el usuario», resume.
Sin embargo, igual que ocurre con una simple camiseta blanca de firma y otra procedente de una cadena low cost, puede que la diferencia esté en la calidad del tejido, el patrón o la durabilidad o que el precio desorbitado de la primera simplemente se justifique por el logo que aparece en su etiqueta. “Es posible que a veces un precio alto sea una estrategia de marketing para conseguir popularidad”, reconocen ambos estilistas, “sin embargo, solo un salón a la última, excelentes habilidades y mucha experiencia podrán respaldarla a lo largo del tiempo”. Lo mejor para no caer en la trampa es “no asumir que un precio más alto sea sinónimo de una mejor calidad. Mira cómo salen los clientes del salón, busca algún reportaje que muestre el trabajo del estilista y encuentra el profesional correcto en el lugar adecuado para ti”, aconseja el peluquero de Alexa Chung. Tampoco está de más recordar que muchos de estos afamados profesionales cortan el pelo gratis a las celebrities, consiguiendo la notoriedad y reputación suficientes para inflar sus tarifas al resto de clientes.
Teniendo en cuenta que parece poco probable que cualquiera de nosotros frecuente peluquerías con cuidadores para perros o con un chef que nos prepare el almuerzo mientras pasamos por chapa y pintura, ¿de verdad existe una diferencia real entre un corte de 30 euros y uno de 300? ¿Pagar 150 sería garantía de no salir enfadados de la peluquería nunca más? Xavi García, director artístico de la conocida peluquería madrileña Salón 44, nos ayuda a despejar las incógnitas. “Una de las principales diferencias entre un corte caro y uno barato suele ser el tiempo empleado. Nosotros invertimos más o menos hora y cuarto en atender a cada cliente (diagnóstico inicial, corte, secado y corte en seco para asegurar que el resultado es el deseado), mientras que un salón low cost apenas empleará 20 minutos por persona”, aclara el estilista. “Lo más importante es que el corte sea fácil de mantener en casa y que tenga algo especial”, insiste el profesional.
García considera que a partir de los 300 euros hablaríamos de un corte de pelo demasiado caro que solo se podría justificar “si estás en un palacete parisino”. Por lo demás, el estilista aclara que en España –desde luego las tarifas varían mucho de unos países a otros y no son comparables las nacionales con las que podríamos pagar en Londres, Nueva York o San Francisco– “un buen corte de pelo debería costar entre 50 y los 250 euros”.
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