La era de los inyectables indetectables: qué tratamientos hay detrás de los rostros sin edad

El pasado 5 de diciembre la dermatóloga Radmila Dukian, fundadora de Lucia Clinic en Dubái publicó en su cuenta de Instagram una fotografía junto a la actriz Lindsay Lohan (sin rastro de maquillaje) y el texto “la confianza es la base de nuestra relación”. El post generó comentarios como “necesito todo el ‘pack Lindsay Lohan” o “Dios mío, así que eres tú la que está detrás del brillo secreto del que todo el mundo está hablando”. Desde verano, las especulaciones sobre los diversos tratamientos a los que la actriz se había sometido para lograr un rostro joven, deshinchado y radiante acaparaban innumerables titulares.

En el último año, este fenómeno no para de crecer y cada vez son más celebridades las que recurren a tratamientos súper discretos para lograr una apariencia sin edad definida. En redes se multiplican los vídeos que tratan de explicar los protocolos para lograr la undetectable era (indetectable era) de la belleza, que es justo lo opuesto a la cara de Instagram caracterizada por frentes congeladas, labios XXL y signos evidentes de uso y abuso de neuromoduladores, rellenos y filtros. ¿Qué ha cambiado?

La Dra. Beatriz Beltrán, fundadora de la clínica que lleva su nombre y único miembro español de la ISAC (Sociedad Internacional de Complicaciones Estéticas) habla claro: “Hay una vuelta a la naturalidad y los pacientes quieren verse mejor sin que nadie note que se han realizado tratamientos. Es comparable con la discreción del lujo silencioso que impera en la moda. Suben los tratamientos preventivos, que evitan que los signos del envejecimiento se marquen en el rostro, y la corrección sin excesos centrada en mantener los rasgos y la individualidad de cada paciente. Se ven mejor, pero son ellos mismos y se reconocen frente al espejo”. La Dra. Mar Mira, codirectora de la Clínica Mira+Cueto coincide “las pacientes solicitan tratamientos que mantengan su esencia, no quieren caras iguales, sólo quieren verse con buena cara, con un aspecto cuidado y saludable que en general suele ir asociado a un estilo de vida y un concepto del autocuidado que se traduce en un aumento de la autoestima, que a su vez es favorecedora. Hace años la medicina estética se utilizaba solo a edades avanzadas y hoy la horquilla de edad se ha ampliado mucho. Si tratamos de forma temprana, con enfoque preventivo, sobre los puntos anatómicos estratégicos del rostro, detectados tras un análisis facial, nos veremos favorecidos sin perder naturalidad y frenaremos los signos de cansancio y la flacidez futura”.

El auge de rostros naturales contrasta con la ‘cara de Instagram’ tan presente en redes en los últimos años y cada vez más personas se deshacen de sus rellenos excesivos. En medio de toda esta vorágine la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) acaba de presentar la campaña Tu cara ya no me suena, con el objetivo de ayudar a identificar los mecanismos habituales de la mala praxis en medicina estética, y aporta datos tan preocupantes como que el 65% de los tratamientos son realizados por profesionales no cualificados, el 20% se realizan en centros de belleza no regulados, peluquerías e incluso domicilios y solo un un 7% de los entrevistados conoce que técnicas como la infiltración de toxina botulínica o el peeling profundo son de uso exclusivamente médico. ¿Por qué se han hecho (y se hacen) retoques tan exagerados? “Hace años, el principal objetivo de la medicina estética era reponer volumen y rellenar arrugas de manera directa, sin tener en cuenta la estructura global del rostro. Esto llevó a resultados poco naturales, con rostros hinchados y facciones alteradas. Hoy, gracias a la evolución de productos y técnicas, entendemos que al envejecer no solo perdemos volumen, sino también elasticidad, luminosidad y firmeza. Ahora, en lugar de añadir relleno sin control, trabajamos con un enfoque más refinado, restaurando la piel y estimulando la producción de colágeno para lograr un rejuvenecimiento auténtico”, afirma Graziella Moraes, doctora que trabaja con Teoxane. La Dra. Ana Revuelta, medico aeronáutico especialista en medicina estética, farmacéutica fundadora de Renare y directora de sus clínicas en Madrid y León aclara que los pacientes también están cambiando y, en general, huyen de las facciones exageradas. “Los jóvenes piden mejorar la calidad de la piel con hidratantes inyectables y bioestimuladores; en la mediana edad (de 35 a 50 años) quieren rejuvenecer con estimuladores de colágeno y técnicas de armonización facial sutiles; y a partir de los 50 años necesitan un rejuvenecimiento global que no cambie su expresión son una combinación de tratamientos personalizados”.

La salud de la piel es lo primero

La naturalidad está más trabajada de lo que parece y los expertos inciden en que para lograrla es necesario sumar varios protocolos, porque aún no existe una inyección mágica que nos ayude a rejuvenecer. “En primer lugar, la piel tiene que estar sana y esto se logra con una rutina cosmética bien diseñada, hábitos saludables (sin tabaco ni alcohol) y una combinación de tratamientos que incluyen inductores de colágeno, bioestimuladores, diferentes tipos de láser, ultrasonidos microfocalizados y radiofrecuencia con micro agujas para conseguir un rejuvenecimiento sutil y progresivo. Todo ello combinado con una dieta rica en antioxidantes, vitaminas y ácidos grasos esenciales. En lugar de buscar volumen a toda costa, nos centramos en mejorar la calidad de la piel, estimular el colágeno y mantener la estructura facial sin transformar los rasgos, porque en la mayoría de los casos el problema no es la pérdida de volumen, sino la flacidez debida a la pérdida de elasticidad dérmica y fascial”, explica a S Moda el dermatólogo Carlos Morales Raya, creador de la marca de cosmética Raya y director de la clínica que lleva su nombre en Madrid.

Inductores de colágeno

Con la edad, los niveles de colágeno disminuyen y surge una cascada de envejecimiento que se traduce en descolgamiento del óvalo facial y flacidez. Por eso, muchos tratamientos se centran en generar más colágeno del que perdemos para crear una reserva capaz de frenar el envejecimiento. “Para aumentar el banco de colágeno recomiendo los tratamientos con tecnologías basadas en el calor como HIFU, radiofrecuencia Thermage, láser fraccional, microneedeling que consiste en crear microlesiones para activar proceso de cicatrización y producción de colágeno, y la infiltración de bioestimuladores como la hidroxiapatita calcica, el ácido poliláctico, la policaprolactona y el plasma rico en plaquetas.”, asegura la Dra. Beatriz Beltrán. En la búsqueda de lograr una piel sana, luminosa y con un tono uniforme, sin sufrir la temida ‘huella estética’ (impacto que dejan en el rostro algunos rellenos médico estéticos) juegan un papel importante los nuevos polinucleótidos. “Son cadenas o grupos de nucleótidos, que son las unidades básicas que forman parte de estructuras como el ADN y el ARN, cuya misión es estimular la producción de colágeno y elastina, la renovación celular y la mejora de la hidratación, sin aportar volumen”, define la cirujana y médico estético Virtudes Ruíz.

Tratar arrugas y el volumen de forma equilibrada

Los inyectables siguen teniendo un papel importante, pero ahora se usan con una visión estratégica y en menor cantidad. Es el caso del microbotox, que permite que el rostro se mueva y solo experimente una sutil tensión. “Realizamos múltiples inyecciones por toda la cara de toxina botulínica muy diluida y de forma muy superficial. De modo que solo tratamos la dermis y las inserciones dérmicas de la musculatura facial, para recuperar la luminosidad, la elasticidad y la tensión facial”, describe la cirujana y médico estético María Vicente. En la era indetectable ¿los rellenos se han demonizado? “El ácido hialurónico ha pasado de ser un simple material de relleno a un auténtico bioestimulador de la piel. Los nuevos ácidos son más elásticos, menos densos, se integran mejor con los tejidos y permiten resultados más naturales y expresivos. Además, ahora tenemos ácidos hialurónicos específicos para diferentes zonas del rostro, lo que permite personalizar al máximo los tratamientos”, dice el Dr. Morales Raya. Ahora también se utiliza de forma diferente “hace diez años, veíamos la arruga del surco nasogeniano y la rellenábamos directamente con uno, dos viales o los que fueran necesarios para quitarla. El resultado eran rostros súper rellenos y exagerados”, explica la Dra. Victoria Caballero, que trabaja con Teoxane. Para evitar este efecto la Dra. Mar Mira realiza un remodelado facial con ácido hialurónico con resultados muy naturales “solo lo aplicamos en puntos de soporte estratégicos capaces de atenuar los puntos débiles y potenciar nuestros rasgos para sacar el máximo partido a nuestra estructura facial”. La Dra. Beatriz Beltrán coincide “llevo más de 15 años explicando que la flacidez no se puede corregir solo con pinchazos para aportar volumen. El ácido hialuronico es un tratamiento básico y esencial en la estética. El problema aparece cuando se abusa de él o se utiliza de modo incorrecto. Sobre todo, en zonas de riesgo como el ángulo mandibular o las ojeras donde muchas veces se colocan tantas jeringuillas que a largo plazo provocan más flacidez y más descolgamiento por el peso que ejercen. Ahora lo aplicamos en otras zonas, como las sienes porque si se pierde grasa de esta parte del rostro, el efecto es cadavérico. Rellenarlas un poco aporta un aspecto saludable, sutil y natural que nadie nota”.

Nuevos hidratantes inyectables

Los humectantes inyectables se están volviendo populares para abordar problemas de textura, sequedad, líneas finas o pérdida de volumen. “Sube la mesoterapia con skinbooster y vitaminas, que son microinfiltraciones de ácido hialurónico de baja reticulación, que no aporta volumen, pero proporciona un efecto hidratante jugoso al aspecto global de la piel. Los nuevos hidratantes incorporan hialurónicos corporativos compuestos por dos tipos de hialurónicos no reticulados, de bajo y alto peso molecular, en una concentración de 32 mgrs/ml. No tienen capacidad para dar soporte, ni proyección ni volumen. Al inyectarse en el tejido se expanden y en cierto modo lubrifican el tejido por la capacidad regenerativa e hidrante”, afirma la Dra. Mar Mira.

Adiós a los labios exagerados

La búsqueda de unos labios más gruesos y jugosos ha sido la puerta de entrada de muchos jóvenes a la medicina estética. “En algunos rostros jóvenes observamos alienización, un término hace referencia a caras iguales con pómulos sobre proyectados que dan aspecto de alien, y labios muy voluminosos con un perfil exagerado, no integrados de manera natural ni armónica en el conjunto facial. Estos rostros se siguen viendo en redes sociales, aunque, según nuestro criterio, sin armonía no hay belleza”, dice la Dra. Mar Mira. Para el Dr. Morales Raya “hoy en día, el enfoque es restaurar la hidratación, definir el contorno y mejorar la simetría de los labios sin que se note. Para ello contamos con ácidos hialurónicos más suaves y con mejor integración tisular, que respetan la movilidad natural de la boca. Se busca un resultado más sutil y favorecedor en lugar de un volumen excesivo”.

No todo es bueno en la era ‘indetectable’

¿Cómo afecta a nuestra salud mental esta edad indefinida que muestran muchas celebridades? La creadora de contenido Agus Panzoni afirma en uno de sus vídeos: “¿Qué viene después de la cara de Instagram? Algo mucho más inquietante. Hemos entrado en la era indetectable, dicen los médicos estéticos refiriéndose al aumento de los tratamientos que están rejuveneciendo a las personas. Los procedimientos cosméticos están creciendo a velocidad récord en personas cada vez más jóvenes que buscan tratamientos ‘preventivos de la edad’. Mientras muchos celebran esta nueva era de cosméticos sigilosos e invisibles, otros temen que afecte a nuestra visión de la belleza”. Y es que como afirma el psicólogo Buenaventura del Charco, director clínico del centro de psicólogos online de Estar Contigo Terapia “aparentar una edad indefinida, o 20 años menos que la edad real genera una falsa idea de normalidad. Lucir así no es natural, sino que es el fruto de tratamientos, intervenciones y un estado físico espectacular. Esto crea expectativas irreales respecto al envejecimiento y cómo nos vemos al cumplir años. Personas de edad avanzada tienen sentimientos de vergüenza y culpa porque se ven de forma muy diferente”.