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Antes muerta que facturar

Las estrictas reglas de las compañías low cost nos han hecho replantearnos qué tipo de maletas compramos y qué metemos en ellas. Probamos las últimas novedades ligeras con las que facturar será algo del pasado.

carrie
Everett Collection

Maleta ligera. Ropa que no pese. Y que no abulte demasiado. Líquidos, solo los indispensables y en frascos de no más de 100 ml. Ropa de deporte, solo si estamos seguras de que la vamos a usar y que no acabaremos vagueando en la cama para no salir a correr de buena mañana. Todo con tal de no facturar la maleta y convertir una escapada low cost en un vuelo caro. Las condiciones draconianas de las dos principales aerolíneas low cost – EasyJet y Ryanair respecto – con respecto al equipaje de mano nos han hecho replantearnos qué metemos en una maleta. Incluso la propia maleta.

Aunque por motivos de peso la opción más razonable siempre es una bolsa de viaje, la trolley, con esas ruedas providenciales que permiten caminar lo indecible con el fin de ahorrarse un taxi, es la opción más cómoda. También es en la que menos se arruga la ropa. De ahí que los principales fabricantes de maletas se pongan la pila para lanzar cada año maletas más resistentes y ligeras. Y, de paso, con diseño y colores innovadores.

Samsonite abrió la veda hace unos años sometiendo a sus maletas a una severa cura de adelgazamiento. Y, de paso, añadiéndoles diseño fuera de lo convencional. Actualmente tiene dos maletas en tamaño de cabina que no superan los dos kilos: la Firelite, rígida y muy resistente a golpes, fabricada en Curv, el mismo material que los chalecos antibalas; y la Litesphere, blanda y en un tejido más resistente a rozaduras y enganchones. Ambas pesan 1,9 kilos. Así que quedarían otros ocho para llenar con todo lo posible (y permitido) para volar, por ejemplo, con Ryanair que permite un máximo de 10 kilos y todos dentro de la maleta (de lo contrario se corre el riesgo de protagonizar un episodio bochornoso como el vivido recientemente por una pasajera a la que la compañía irlandesa no dejó embarcar por llevar un libro y un pergamino en la mano además de su equipaje de cabina). Rimowa, que se jacta de ser la marca de maletas de las celebrities, tiene en su línea Salsa Air una trolley de cabina que pesa solo 1,9 kilos. Incluso, si se es capaz de simplificar el equipaje a la mínima expresión, hay hasta una minimaleta que pesa solo 1,6 kilos. En cinco colores, desde un austero azul marino hasta un atrevido violeta.

En el caso de la ropa es preferible optar por prendas cómodas, que no se arruguen y, a ser posible, que abriguen sin abultar en exceso. En este sentido el gurú The Sartorialist reconoce que adora los plumíferos de Aspesi porque, aunque no parezca posible, se pliegan tanto que caben en la maleta y aún sobra espacio. Y como son de plumón no hace falta cargarse de jerseys gruesos que se comen media maleta. Algo similar sucede con el calzado que, como norma general suele ser voluminoso y pesado. Decantarse por unas zapatillas ligeras como unas Realflex de Reebok, flexibles, cómodas, con diseño y que permiten recorren una ciudad sin lamentarlo a las pocas horas es una sabia elección. Hunter también ha presentado un modelo flexible que se dobla por completo y lo puedes meter en cualquier bolsillo de la bolsa o maleta.

Los plumas Apesi cumplen dos funciones básicas para viajar en invierno: abrigan mucho y no ocupan espacio en la maleta.

Apesi

Con los líquidos lo suyo es aplicar sentido común: si en el hotel ya habrá champú y crema hidratante, ¿qué necesidad de llevárselo de casa, aunque sea infinitamente mejor? Queda resolver lo del equipo para hacer deporte. Por algún extraño motivo a veces entran propósitos saludables a la hora de hacer la maleta del fin de semana, como si todo el deporte que no se ha hecho durante la semana fuera a concentrarse entre viernes y domingo. Y se mete toda la equipación para el gimnasio del hotel o para un rato de running. Luego no se usa pero ha ocupado un espacio vital en el equipaje de mano. En este sentido el hotel The Westin Valencia ha emprendido un programa de préstamo de equipos deportivos a huéspedes. Zapatillas incluidas, pero con plantillas desechables para preservar la máxima higiene. Además ofrecen una gran variedad de ropa New Balance para el fitness: pantalones Capri, shorts, tops y calcetines. Todo por cinco euros. Una opción muy interesante sobre todo, si luego se va a proseguir viaje y no se desea ir con la ropa sudada en la maleta.

Y como muchas veces uno llega a la habitación cuando el fitness center ya ha cerrado o, sencillamente, no apetece salir de la habitación, han desarrollado en colaboración con Holly Perkins, embajadora de fitness de New Balance y entrenadora conocida de Exercise TV, un programa de ejercicios específicos de estiramientos, cardiovasculares y hasta yoga para realizar sin salir de la habitación.

Zapatilla ultraligera Realflex de Reebok.

Reebok

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