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Henar Iglesias, artista: “A los conquistadores les costaba regalar plumaria porque la cara que ponían los españoles al lado del oro no era la misma”

Iglesias, que fue finalista del Loewe Craft Prize en 2019, inaugura su primera exposición individual en Madrid, en el barrio de Justicia

Una acuarela de rey Montezuma II (1466-1520) y su corte realizado por un anónimo en 1640 en la que se puede ver la importancia de las plumas.

Desde el escaparate, un cráneo de vaca con unos grandes cuernos observa a los paseantes. Está recubierto de un plumaje blanco, negro y en el centro destaca una franja de plumas azules de pavo real. Dentro de la galería se encuentra la primera exposición individual de Henar Iglesias (San Sebastián, 1981) artista plumaria y una de las figuras de la artesanía contemporánea española con más proyección internacional.

Una suave música de jazz invita a entrar a la galería The Romanach, en la madrileña calle Orellana. Es sábado y han organizado un vermú para dar a conocer la exposición. Más que entrar a una galería de arte, la sensación es de colarse en un pequeño jardín privado. Plantas por todas partes, techos altos, grandes cortinajes rojos en los ventanales y un suelo granate intenso. Pero lo que llama la atención son las piezas expuestas, que se mimetizan con el lugar y juegan con las luces. Sobre la pared de ladrillo visto, un corazón rojo brillante destaca sobre un fondo de manchas aleopardadas. Parece pintura, pero al acercarse se perciben las miles de plumas que lo forman. Esta es la seña de identidad del trabajo de Henar Iglesias, que juega con maestría con el arte plumaria creando obras que no dejan indiferente al espectador.

La artista Henar Iglesias.

En un lateral, un foco de luz ilumina un inmenso círculo blanco con un centro de manchas naranjas y negras. Al fondo, varios paneles con figuras geométricas recuerdan a los anillos del tronco de un árbol. Cerca de la puerta hay unos pequeños pájaros que parecen salir de la pared. Otra de las piezas expuestas es un disco de Moebius, esa figura matemática que no tiene principio ni final. Todo está hecho, evidentemente, de plumas. En unos pequeños carteles junto a cada pieza, Henar ha pegado una muestra y escrito a mano su procedencia: faisán dorado, faisán lady anherst, pavo común, ánade real, perdiz.

“Hay un planteamiento que a mí me hace mucha ilusión, que además no se percibe a primera vista. Es un poco trampantojo y es la intervención de espacios con plumaria”, explica la artista, haciendo referencia a un friso hecho con pluma de ánade real y faisán que se confunde con la arquitectura de la sala. A pesar de llevar más de dos décadas dedicándose al arte plumaria, el trabajo de Henar comenzó a tener mayor visibilidad a raíz de quedar finalista en 2019 en el LOEWE Craft Prize, uno de los concursos más importantes del mundo del arte y la artesanía contemporánea. Su trabajo se ha visto en Tokio, en galerías de EEUU, Dubai, en París o recientemente, en Barcelona, entre otros lugares. Muy vinculada a los oficios artesanos desde sus inicios en el taller de sombrerería de su madre Charo Iglesias, Henar es miembro de Saco (Sociedad Española de Artesanía Contemporánea) y DIMAD (Asociación Diseñadores de Madrid), desde donde participa ofreciendo su visión de la artesanía contemporánea en España. “Esto va de cómo cada uno concibe su oficio y por dónde lo quiere llevar. Cuando se distingue de lo que ha habido antes, ahí sí. Pero cuando es lo mismo porque mantiene y no se quiere salir (de lo que ya se ha hecho) pues ahí no está aportando mirada. Está heredando una visión”. En un mundo dominado por la inteligencia artificial y el arte llevado al extremo, la artesanía y los oficios se presentan como un punto de equilibrio, una raíz a la que aferrarse cuando todo se derrumba.

La artista Henar Iglesias.

El arte plumaria tiene una amplia trayectoria en las culturas mesoamericanas, donde los amantecas eran los encargados de desarrollarlo. Para ellos, las plumas estaban por encima de cualquier joya porque les conectaban con lo sagrado. “Les costaba muchísimo regalar plumaria a los conquistadores españoles, ¿sabes por qué? Por lo que simbolizaba. Para ellos era mucho más valioso, pero es que la cara que ponían los españoles al lado del oro, pues no era la misma”, explica Henar. Esa falta de conocimiento en el imaginario español sobre el arte hecho con plumas es una de las mayores dificultades a las que se ha enfrentado durante estos años. Sus principales clientes están fuera de nuestro país. Es ahora, con el renacer y el interés de las nuevas generaciones en la artesanía contemporánea y los oficios que se está dando a conocer a un público más amplio.

La apuesta de la Galería The Romanach es la artesanía desde esa visión actual. Almudena Basabe es la galerista detrás de este espacio que combina arte y arquitectura y que acoge el trabajo de Henar durante el mes de noviembre. “Quiero artistas que tengan lo que yo llamo resonancia. Que cuando veas una obra, después te transmita algo. Tú a lo mejor no eres consciente, pero no eres una persona igual después de verla”, puntualiza.

Celia Montoya, encargada del área cultural del hotel 7 islas en la calle Valverde de Madrid, es también la comisaria de la exposición de Henar Iglesias. Amante de la escenografía y con una mirada muy cuidada sobre los objetos, Celia destaca esa idea de jardín de invierno donde la naturaleza se cuela en los espacios arquitectónicos como una forma de habitarlos. “A mí también lo que me gusta mucho es que ya no solamente se mire la obra como algo individual, sino bajarla muy a pie para que tú te la imagines también en tu casa (…) Y que (la gente) sienta la pulsión, que se les remueva algo. Y que luego se vayan a tomar una cervecita y digan, “Uf, no veas, acabamos de salir de una exposición de una chica que hace arte con pluma, no lo había visto nunca”. A mí ya me parece, aunque no compren, que ya les haces pensar. Lo cuentan y poco a poco. Eso es educar, ¿no te parece?”.

Un dibujo de Diego Duran (1537-1588) en su Historia de las Indias en el que se puede ver un sacrificio en Tenochtitlan y los adornos plumarios de los aztecas.

Detrás de cada pieza de arte plumaria hay un proceso complejo y laborioso. Cada obra de Henar surge de la necesidad de plasmar algo, de una búsqueda interna propia que le funciona casi como una terapia. Uno de los mejores momentos para crear son las noches de insomnio. “A mí no me entra el nervio ese de no me puedo dormir. Al revés, estoy en un estado que es genial porque vienen las ideas, pero no buscas ideas”, confiesa. En una constante búsqueda de respuestas a preguntas trascendentales de la condición humana, explica que desde hace unos años se ha acostumbrado a meditar y que le resulta una herramienta muy útil para encontrar inspiración: “lo bueno es que no tiene resaca”, dice bromeando. “He integrado mucho la meditación en mi proceso de trabajo porque es la manera más fácil que he encontrado de quitarme de en medio”.

De formación matemática, la racionalidad y los números impregnan cada pieza de Henar, influyendo en sus procesos de creación. “Yo me llego a poner puzzles muy complejos a la hora de resolverlos con plumas y ahí sí que uso la matemática para proyectar el campo vectorial que voy a usar, en ver cómo ordeno las plumas para que ese dibujo sea viable”. Como una guía invisible y constante, las matemáticas le han aportado un lenguaje que le permite explorar su trabajo de otra forma, ofreciéndole una precisión que las palabras no tienen. Explica que ha llegado a escribir poesía en conceptos matemáticos. “Me fascina porque es como el lenguaje de la creación (…) Ahora dicen que se está perdiendo mucho vocabulario. Pero claro, el problema de la pérdida de vocabulario es que se pierde capacidad de abstracción, se pierden conceptos directamente. Es muy fuerte, todas las posibilidades imaginarias que se cierran por no existir palabras para ponérselas. Por eso las matemáticas cuando las estudias es al revés: te abre un montón de posibilidades conceptuales que el lenguaje común no te da”.

Dentro de su trabajo hay una parte de transmisión que busca dar a conocer el arte plumaria. “Busco transmitir primero la fascinación por la materia (…) me flipa que la naturaleza haga algo tan complejo solo con objetivos de reproducción. Ese nivel de embellecer con una complejidad técnica tan increíble enfocado al cortejo de las aves. Por un lado, está esa inquietud. Y también aportar mi mirada a esto, porque al final es lo que hay. Cantantes hay millones, pero Rosalía hay una (…) Yo tengo mi mirada al respecto y es lo que me motiva a compartir.”

La galería del móvil de Henar son fotos de familia, amigos y plumas. “El completo sería poder tocarlo” dice mientras amplía con los dedos un cielo algodonoso en tonos blancos, grises y marrones hecho con plumas de paloma. Camufladas entre su larga melena destacan unas horquillas que recuerdan unas alas de gorrión. Hoy lleva unos pendientes de aro recubiertos de puntiagudas plumas color cobrizo. Sutiles pero constantes, las plumas, materia prima de su trabajo, le acompañan siempre.

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