Cómo funciona Borow, el lugar donde Sofía de Borbón alquiló el vestido que llevaba en la jura de su hermana
Hablamos con las fundadoras de esta plataforma de alquiler de vestidos de invitada que se ha convertido en un referente de la moda circular
En un día tan simbólico como el de la jura de la Constitución por parte de la princesa Leonor, su hermana, la infanta Sofía, escogió un atuendo que no era nuevo ni de nueva colección, sino algo mucho mejor: era alquilado. Su diseño floral (el vestido Theola de la firma londinense Erdem, a la rodilla, confeccionado 100% en seda y con mangas tipo capa) tiene varias ventajas con las que no podría competir un estreno. Primero, es más barato, ya que lo ha conseguido por 268 euros frente a los 1.770 que cuesta el modelo nuevo. Segundo, tiene un carácter más respetuoso, puesto que su elección se ha entendido como una apuesta por la moda circular y un apoyo a la sostenibilidad desde un escaparate con tanta visibilidad como el de la Casa Real. Y, tercero, ha sido una decisión alineada con los tiempos que ha sabido leer el zeitgeist acertadamente: queda confirmado que en 2023 un vestido de alquiler es el culmen del lujo sostenible. Sofía (a través de la estilista de Casa Real) lo ha alquilado en Borow, una plataforma online de alquiler de vestidos con tienda física en la calle Almirante de Madrid que lleva varios años tratando de revolucionar la manera de consumir moda para eventos. El vestido será suyo durante un par de días más, hasta que lo devuelva para que otra clienta interesada pueda alquilarlo.
Tras la sorpresa inicial tras el contacto desde Zarzuela hace unas tres semanas, la marca recoge hoy el aluvión de interés que genera una noticia así. “Se hizo una selección que nos parecía interesante a ambas partes, hicieron un fitting y se decidieron por esta prenda”, cuenta por teléfono Eva Chen, cofundadora de la firma. “Creemos que puede tener un impacto muy positivo, al final la familia real es muy referente en moda. Desde Casa Real nos informaron de que son conscientes de su influencia y que siempre habían apoyado a marcas españolas con este fin”, añade. El objetivo en esta ocasión era vestirse de manera más sostenible. “Veo también un guiño a la sostenibilidad en la reina Letizia, que también viste un look que había llevado anteriormente”, dice Chen. Efectivamente, doña Letizia ha repetido un vestido azulón de Carolina Herrera que estrenó en 2022.
Así funciona el alquiler de vestidos de lujo
Borow es una iniciativa de dos hermanas emprendedoras, Eva (de 33 años y responsable de la imagen y la comunicación) y Joanna Chen (de 28, al frente de la parte financiera). Apasionadas por la moda, cuentan que hasta hace unos años gastaban casi todo su sueldo —Eva como empresaria gastronómica y Joanna como asesora financiera de grandes capitales— en ropa de grandes cadenas, para después terminar mirando su armario y decir: “No tengo nada que ponerme”. Querían divertirse con la ropa y desarrollar sus estilos, pero les preocupaba la huella de la industria de la moda en el planeta. Inspiradas por otros países en los que sí hay cultura del alquiler de ropa, como EE UU o Francia, en 2021 lanzaron Borow tirando de sus propios ahorros. Pronto contaron con inversores para mantener su infraestructura. Y, en apenas dos años, se han convertido en la plataforma de moda circular y alquiler de ropa líder en España y la de mayor crecimiento: cuentan con 11 empleados y la tienda física de Madrid.
El sistema es sencillo: basta con elegir una prenda, solicitar una fecha y elegir la duración del alquiler. El servicio incluye un seguro para pequeños desperfectos y una limpieza de tintorería. “Con este proyecto queremos limpiar la imagen del alquiler de ropa en España, y dar a entender que no hace falta poseer una prenda para poder disfrutarla y lucirla, a través de una cuidada selección de diferentes diseñadores, marcas y prendas”, cuentan en la marca.
Aquí se puede acceder a vestidos de firmas como Elena Muy y Matelier (las dos españolas más deseadas, nos confirman) o nombres internacionales como Alexis y Significant Other (las más demandadas entre las extranjeras), pero también Jacquemus, Victoria Beckham, Zimmermann, Diane von Furstenberg y Self-Portrait, todas ellas muy demandadas para grandes eventos. El precio medio de los vestidos es de 110 euros para un alquiler de cuatro días (también existen opciones de seis, ocho y 10 días, o personalizados para períodos más largos). “Muchas personas piensan que por ese dinero se pueden comprar un vestido, y sí, es verdad, pero lo cierto es que ese vestido nunca será de una calidad y un diseño como los que alquilamos nosotras. Y, además, casi todas las mujeres reconocen que este tipo de prendas se lucen únicamente una vez. [Los precios de] los vestidos que alquilamos parten de los 400 euros hasta más de 1.000, y nuestro sistema te permite llevar una de estas piezas por mucho menos dinero y sin que se quede después olvidado en el armario. Nuestra idea es cambiar el modelo de consumo”, nos cuenta Eva Chen.
La brecha de edad de las mujeres que alquilan se está expandiendo desde que nació la marca. “Al lanzar, la idea era dirigirnos a mujeres entre los 25 y 40 años, y este puede seguir siendo el grueso de nuestro público, pero hay mucha petición que va desde los 18 hasta pasados los 60. Las primeras tienen fiestas de graduación o fin de curso, cumpleaños y puestas de largo, y las segundas son muchas veces madrinas de boda que han consumido mucha moda anteriormente, pero que saben que esa prenda no la van a volver a usar. Son mujeres con una mentalidad más práctica”, cuenta Eva Chen.
Este enfoque más práctico es, también, una visión más sostenible de cómo deberíamos consumir ropa. “La industria de la moda es un sector muy contaminante, pero también sabemos que lo que le gusta a la gente de la moda es cambiar y experimentar, y era difícil encontrar una solución a estas dos cosas tan contradictorias. En España hay mucho fast fashion y la gente va a precio, por eso una solución así era muy necesaria: animamos a llevar prendas de más calidad con mayor durabilidad, a consumir menos cantidad de prendas, pero también así es más fácil que la ropa se adapte a los cambios en la vida y en el cuerpo de la mujer, como la maternidad, por ejemplo, o cuando cambiamos de talla. Es una manera más acorde de consumir sin hacerlo de forma masiva y en condiciones perfectas”.
De hecho, uno de los aciertos de esta plataforma es que ofrece cada prenda en todo el rango de tallas. Su negocio funciona así: tras el primer contacto entre Borow y la marca del vestido, acuerdan una selección de vestidos que pueden funcionar por posicionamiento. Algunas marcas lo hacen antes incluso de producir y otras les hacen llegar directamente las prendas: en el momento del alquiler, la marca se lleva un porcentaje y Borow, otro. Si una prenda tiene varias puestas, esa información es muy poderosa para la marca, porque ayuda a enfocar en qué calidades y diseños deben invertir y cuáles son las prendas con más aceptación, y ese es un feedback que les aporta mucha visión en sus futuras colecciones.
La filosofía de consumo circular hace que en Borow no funcionen con colecciones y que las prendas no tengan una vida útil estipulada. Asegura Eva Chen que siguen en el catálogo siempre que tengan una calidad aceptable y que si se empiezan a deteriorar, las retiran. ¿Qué pasa entonces? Que van a parar a la otra pata de Borow, la de la compra de segunda mano. Allí se pueden encontrar prendas con descuento con pequeños desperfectos. Suele suceder, cuentan, que alguna de las clientas que alquiló un vestido haya querido quedárselo (“pero comprarlos no es posible, va en contra de nuestra filosofía”), así que puede recurrir a él cuando ya ha vivido unas cuantas vidas. En Borow lo tienen claro: no hay nada mejor que una prenda que cuenta historias interesantes.
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