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Salud y digitalización: “Hemos avanzado cinco años en solo tres meses”

Algoritmos y robots ayudan a diagnosticar y tratar a pacientes de coronavirus

Isabel Rubio
Un robot ayuda a atender a un paciente en la UCI de un hospital de la
 India.
Un robot ayuda a atender a un paciente en la UCI de un hospital de la India.Getty Images

Científicos de Cambridge pretenden crear algoritmos capaces de detectar por el habla, la tos y la respiración si una persona padece la covid. Sherpa.ai, una empresa vasca de inteligencia artificial, ha desarrollado una plataforma para estimar las camas de UCI necesarias a lo largo de una semana. La valenciana Quibim ha creado una red neuronal que determina la afectación de un contagiado a partir de imágenes médicas.

La pandemia de coronavirus ha acelerado la digitalización del sector de la salud. Pero la tecnología también tiene sus limitaciones. Itziar de Lecuona, profesora del departamento de Medicina de la Universidad de Barcelona y subdirectora del Observatorio de Bioética y Derecho de dicho centro, defiende que “la digitalización tiene que ocurrir en determinados ámbitos”. Lo digital no puede ser en ningún caso un sustituto de lo analógico, “sino un apoyo”.

Para la Organización Mundial de la Salud, “el papel que puede desempeñar la salud digital se ha convertido en el centro de atención durante la pandemia”. En los últimos meses se ha producido un despliegue tecnológico sin precedentes, según Marta Plana, consultora de estrategia en mercados digitales: “La digitalización en el sector ha pasado de un curso de primaria a un máster en universidad rápidamente. Hemos avanzado cinco años en solo tres meses”. Al auge de la telemedicina se suma el uso de robots para evitar contagios, aplicaciones de diagnóstico e incluso chatbots.

COLABORACIÓN HUMANO-MÁQUINA

La inteligencia artificial podría permitir un ahorro significativo al sistema sanitario al mejorar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades. Las máquinas ya han comenzado a ganar a los humanos en la predicción de riesgo del cáncer o el alzhéimer. Pero De Lecuona insiste en la necesidad de fortalecer la atención primaria: “Si no tienes profesionales que revisen los datos, es un fracaso”.

En España solo un 11% de los sanitarios afirma que usa la inteligencia artificial de forma habitual, según la organización estadounidense HiMSS Analytics. “2021 será el año para decidir qué es virtual y qué es analógico y qué no puede ser virtual porque necesita ser analógico”, afirma César Velasco. Es director de Innovación de Novartis Pharma y apuesta por que la tecnología sea aplicada de forma moderada allí donde el profesional vea un valor. “Herramientas pequeñas construidas sobre datos sanitarios y basadas en la ayuda en la toma de decisiones clínicas”, ilustra el experto.

La recolección masiva de los datos es clave para avanzar en la investigación. Pero, según De Lecuona, “uno de los grandes problemas es que no tenemos un sistema sólido para usar datos, compartirlos y reutilizarlos. No hay infraestructuras públicas suficientes en Europa y la pandemia lo ha puesto de manifiesto”.

José Luis Sancho, director general de Accenture Digital para España, Portugal e Israel, considera que la falta de datos es uno de los grandes fracasos del sector: “En economía está todo radiografiado. En algunos países puedes ver el stock del sector manufacturero y su evolución quincenal. Pero en el mundo de la salud nos hemos encontrado faltos de herramientas tecnológicas que nos permitan entender nuestro estado”. Y la información que existe “está fragmentada”: “Están los sistemas públicos, los privados, que a su vez están troceados, y ya no te digo entre países”. Además, la recopilación masiva de información sensible trae consigo dilemas. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a renunciar a nuestra privacidad por garantizar la salud? “Las tecnológicas están llegando a lugares donde tradicionalmente no se les puede abrir la puerta”, cuenta De Lecuona. Pone como ejemplo la compra de los relojes inteligentes Fitbit por parte de Google en 2019. Tanto esta compañía como Amazon y Apple tienen interés en la información sobre la salud para nutrir sus herramientas de análisis y mejorar los dispositivos. Estos datos podrían ser utilizados para hacer negocio: “Esa tendencia a la mercantilización del cuerpo humano y de datos personales de salud es muy preocupante”.

Entender la importancia del dato es clave para avanzar en la investigación. “Estamos sentados en una mina de petróleo y mucha gente habla de ella sin saber ni cómo se utiliza ni qué significa petróleo”, menciona Velasco en referencia a los datos. Para él, este desconocimiento “es una enfermedad de la que vamos a padecer mucho porque se van a tomar decisiones basadas en la opinática”. La clave para combatirla pasa por la educación: “Si le preguntas a la gente para qué se utiliza el dato, piensa en Google, no en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Creen que la ciencia es algo antiguocuando en realidad tiene mucho que ver con la digitalización y las capacidades tecnológicas”.

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Sobre la firma

Isabel Rubio
Es colaboradora de las secciones de Tecnología, Ciencia y Salud de EL PAÍS. Además de seguir de cerca a Apple, Samsung y otros gigantes, prueba dispositivos y analiza el impacto de los avances tecnológicos en la sociedad. También verifica contenidos científicos en la fundación Maldita.es.

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