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Itziar de Lecuona: “Antes tenías que buscar los datos, ahora están por defecto”

Las grandes tecnológicas nos han ganado la batalla porque durante mucho tiempo nos hemos dejado llevar, asegura la profesora del departamento de Medicina de la Universitat de Barcelona y subdirectora del Observatorio de Bioética y Derecho

Manuel G. Pascual
Itziar de Lecuona.
Itziar de Lecuona.FLAMINIA PELAZZI

Debemos entender que hemos dejado de ser anónimos. Vivimos en una sociedad en la que no podemos pretender pasar desapercibidos. El nivel de riesgo que vamos a tener que asumir en términos de privacidad no está claro”. Itziar de Lecuona, profesora del departamento de Medicina de la Universitat de Barcelona y subdirectora del Observatorio de Bioética y Derecho de dicho centro, tiene muy claro que el Gran Hermano ya existe y que la ciudadanía no acaba de percibir las implicaciones que eso tiene en sus vidas. “Los datos son nuestra intimidad. Si se les dan usos que desconocemos, perdemos el control sobre nuestros derechos más fundamentales”.

Todo esto es posible gracias a la hiperinflación de datos que generamos. La riqueza de información sobre las personas que pueden recopilar las empresas es abrumadora. Acxiom, uno de los principales data brokers mundiales, maneja hasta 10.000 datos distintos de 2.500 millones de personas, le recordamos. “Antes tenías que buscar los datos, ahora están ahí por defecto”, subraya De Lecuona.

Ese cambio fundamental exige una respuesta enérgica. Porque, ¿de quién son los datos? “Son del titular, son míos. Yo soy el proveedor del dato y el destinatario final de lo que se haga con ellos. Las grandes tecnológicas nos han ganado la batalla porque durante mucho tiempo nos hemos dejado llevar. Nuestra identidad digital se monetiza. Pero no podemos pensar que los datos son suyos, hay que retomar el control”, sentencia. ¿La obsesión por el consentimiento informado nos empodera? “Nadie se lo cree. Los sistemas deben comprometerse a implementar la transparencia y la rendición de cuentas”.

Tomar el control

Los datos son nuestra intimidad. Si se les dan usos que desconocemos, perdemos el control sobre nuestros derechos más fundamentales”.

Convendría reflexionar, opina, sobre el papel del Estado, de las empresas y del ciudadano. Necesitamos regulación, pero también un debate ético sobre los valores que priorizamos y una buena educación digital para la ciudadanía. “Las reglas del mercado son las que mandan sobre el resto de elementos. No sé si tiene sentido intercambiar tus datos a cambio de cierto servicio, puede que no le estemos dando suficiente valor a nuestros datos personales”, indica. El debate no es baladí. “Al final, de lo que estamos hablando es de qué entendemos por libertad, por libre desarrollo de la personalidad y por intimidad en una sociedad digital”.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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