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¿A qué huele un algoritmo? La tecnología conquista tu perfume

El desarrollo de fragancias ya no es lo que era. Así se está reinventando esta añeja industria en su búsqueda de nuevas y más personalizadas esencias

Julio Iglesias en la presentación de su perfume, Only by Julio Iglesias (1989)
Julio Iglesias en la presentación de su perfume, Only by Julio Iglesias (1989)Getty Images

Firmenich es una empresa suiza fundada hace más de un siglo. Desde 1895, se ha dedicado a la creación de fragancias y sabores. De sus laboratorios han salido perfumes como Aqua di Gio, Boss Bottled, Flower by Kenzo o Light Blue, de Dolce&Gabbana. Estos fueron fruto de la imaginación humana, los próximos podría inventarlos una máquina. Hace ya un año que Firmenich inauguró su Digital Lab, con la colaboración de la Escuela politécnica federal de Lausana (EPFL). ¿El plan? Explorar el potencial de la inteligencia artificial en los procesos creativos de la marca.

Dos meses después, Symrise, otro grande del sector, anunció el desarrollo de Phylyra, otro plan para mezclar perfumes y algoritmos, esta vez de la mano de IBM. "Ahora nuestros perfumistas pueden trabajar con un aprendiz de inteligencia artificial a su lado. Uno que puede analizar miles de fórmulas y datos históricos para identificar patrones y predecir nuevas combinaciones, ayudándoles a ser más productivos y acelerando el proceso de diseño, al guiarles hacia fórmulas nunca vistas", aseguraba Achim Daub, presidente de Symryse Scent&Care. Y la ola no terminó ahí. El pasado mes de abril, Givaudan lanzaba de una plataforma llamada Carto y pensada para creación de fragancias a golpe de app.

Firmenich tiene 124 años, Givaudan es de su misma quinta y Symryse ha cumplido ya los 16. Pero este golpe de timón no queda reservado a los clásicos del sector. De Barcelona a París acaba de moverse Noustique, para abrir The Alchemist Atelier. Quienes entran a ese espacio pueden salir con un perfume creado por ellos mismos e incluso con la máquina que les permite hacerlo. Su Scent Creator nació que nació en Zaragoza, como un proyecto del departamento de innovación corporativa de BSH. Ahora acaba de salir a la venta. Se trata de un dispositivo desarrollado para combinar y dosificar esencias a placer del usuario, que obtiene un perfume hecho a medida. "Vimos claramente es que una solución así iba directamente contra dos megatendencias que habíamos identificado en el mercado: una es la de la personalización y la otra es la de la digitalización en cosméticos", explica Hugo Lasala, CTO de Noustique.

El Scent Creator es, en resumidas cuentas, el hijo perfumista de una Nespresso y una impresora 3D. La tarea del usuario es combinar las 34 esencias disponibles en su perfume ideal. Primero eligen sus aromas favoritos y luego los ajustan en la app. Por último, el dispositivo los combinará en las proporciones exactas para crear el perfume, cuya fórmula quedará grabada para el futuro y puede compartirse con los demás usuarios.

Scent Creator
Scent CreatorMoustique

Para Noustique, que ha llegado a París de la mano de Puig y BSH, la meta no está tanto en la inteligencia artificial como en el conocimiento profundo de las preferencias de los usuarios. Por el momento, con los datos de uso de la app que acompaña al Scent Creator, pueden conocer al detalle cada fragancia creada en el Scent Creator.  "Podemos saber con precisión cuántas fórmulas ha hecho un usuario, cuáles ha compartido, qué palabras ha usado, qué ingredientes ha mezclado con cuáles, cuáles se juntan con más frecuencia...", detalla Lasala.

La neoyorquina Scentbird es una especie de Netflix de las fragancias que permite disfrutar de muestras de perfumes a cambio de una suscripción mensual. Y también ha creado una línea de perfumes con el apoyo del célebre y machacón petróleo del siglo XXI. Las fragancias de Confessions of a Rebel se han basado en los datos recopilados por Scentbird sobre sus más de 250.000 suscriptores. Las preferencias de esta horda de gringos perfumados se han utilizado para desarrollar cuatro fragancias cuya vocación es ser 100% unisex. "Queríamos crear algo universalmente agradable, pero que también fuera de nicho y tuviese su propia historia", cuenta Mariya Nurislamova, CEO y cofundadora de Scentbird y Confessions of a Rebel, en Beauty Independent.

Sin embargo, Noustique quiere ir más allá del planteamiento de esta startup y, en general, de lo establecido en el mercado del perfume."A día de hoy, la industria define el producto que quiere para el consumidor. ¿Es realmente el perfume que le encaja? En la industria actual se le ha quitado el valor principal al perfume, que es el olor. Y se enfoca a marcas y diseño de producto", señala Álvaro Suárez, CEO de Noustique.

El plan que persiguen con The Alchemist Atelier es convertir en perfumista a cualquiera que entre en la tienda -donde ofrecen talleres- o compre sus máquinas. "Creemos que cambiarse de perfume puede llegar a ser tan habitual como cambiarte de ropa. Queremos empoderar al usuario para que él defina lo que le gusta y lo que no", asegura Lasala.

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