Judías, balas y petróleo
Para frenar el cambio climático no basta con cambiar la energía que alimenta el sistema, hay que cambiar el sistema.
Cuando en 1941 asumió el mando de la flota americana en el Pacífico, el almirante Nimitz afirmó que la victoria en la guerra sería cuestión de “judías, balas y petróleo”. En 1945 dijo que el orden debía haber sido “petróleo, judías y balas”. Si hubiera vivido las guerras de finales del siglo XX tal vez lo hubiera cambiado a “petróleo, petróleo y petróleo”.
Y es que los combustibles fósiles son inseparables de las luchas de poder y los modelos económicos dominantes de los últimos 100 años. Desde la lucha entre Stalin y Hitler por los yacimientos del Cáucaso o la de Rommel y Montgomery por los pozos del norte de África a la actual política del presidente Trump y Mike Pompeo, que fue petrolero antes que secretario de Estado (y tal vez incluso durante), pasando por la guerra del Golfo o la de Irak. Las petroleras fueron al siglo XX lo que los imperios GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon) son al XXI.
El oro negro es el líquido vital del capitalismo. Por eso la imprescindible transición energética para frenar el cambio climático no será posible sin un cambio económico y social profundo. Como dice Naomi Klein, el enemigo del clima no es el CO2, es el sistema económico que ha dominado el mundo. Las energías renovables son una condición necesaria pero no suficiente para detener la amenaza que se cierne sobre nuestro planeta.
La congresista Alexandria Ocasio-Cortez, gran esperanza demócrata en Estados Unidos, aboga por un Green New Deal. Evocando las políticas de Roosevelt para salir de la gran depresión, Ocasio-Cortez propone grandes inversiones públicas para acelerar la transición energética, dejar a cero las emisiones contaminantes y crear millones de nuevos puestos de trabajo.
Pero hará falta más. Cambiar nuestros hábitos de consumo que han triplicado el gasto global de energía en los últimos 50 años. Cuestionar los modelos de crecimiento y la desigualdad que hace que el 20% de la población mundial consuma el 80% de la energía. Para frenar el cambio climático no basta con cambiar la energía que alimenta el sistema, hay que cambiar el sistema.
Jaime García Cantero es director de Contenidos del Foro Retina
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