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Hablar ante una audiencia de robots también da miedo escénico

Hablar ante una audiencia robótica puede inducir respuestas asociadas a situaciones de estrés, como liberación de cortisol y aumento del ritmo cardiaco

Instantáneas de un discurso de Winston Churchill
Instantáneas de un discurso de Winston Churchill

Hemos visto robots repartiendo comida a domicilio, en China ya vuelan por los aires como servicio de paquetería, los hemos encargándose de todas las tareas de un restaurante, ¡han llegado a sustituir al personal de un hotel! ¿No te parece que ya va siendo hora de que te hagan una entrevista de trabajo?

Este es el escenario que preparó un equipo de investigadores de la universidad de Bath para estudiar el comportamiento humano ante una audiencia robótica.

¿Resultado? Que nos juzgue un androide también nos causa angustia. Diez minutos de entrevista bastaron para que los participantes mostraran incrementos en el cortisol presente en su saliva y aumentos del ritmo cardiaco, dos respuestas fisiológicas asociadas a situaciones de estrés.

Los participantes confieren propiedades evaluativas humanas a jueces no humanos

El reto planteado a los participantes exigía cinco minutos de presentación y la realización de una tarea matemática -durante otros cinco minutos- ante una audiencia robótica que hacía acto de presencia a través de una videollamada. Una vez echa la conexión, la pantalla mostraba a los candidatos tres robots Nao sentados en una mesa. Se trataba en realidad de un vídeo pregrabado en el que los androides muestran niveles variables de atención, parpadean, se miran las manos, observan su entorno... Durante todo el procedimiento, los participantes estaban equipados con una pulsera de actividad que registraba el ritmo cardiaco y antes y después de la falsa vídeo llamada se tomaban muestras de saliva para determinar la variación de los niveles de cortisol.

Eso sí, aunque los resultados probaban que los sujetos acababan de pasar por una situación de estrés, las mediciones tomadas resultaron significativamente inferiores a las que se obtienen cuando el mismo experimento se realiza con audiencias humanas. "La experiencia ofrece algunas pruebas de que los participantes confieren propiedades evaluativas humanas a jueces no humanos", señalan los investigadores. "Esto indica que la audiencia robótica parece capaz de inducir las características estresantes comunes en la evaluación social, la falta de control, la imprevisibilidad y la presión temporal".

Sin embargo, otro estudio publicado en el International Journal of Social Robotics determinó que la capacidad de estos robots para generar estrés -especialmente en lo relativo a la aceleración del pulso- pueden atenuarse si el humano y la máquina han establecido un vínculo previamente. De acuerdo con los investigadores, basta que la persona haya pasado algo de tiempo con el androide para que se genere un rudimentario sentimiento de familiaridad.

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