Recursos humanos quiere a la inteligencia artificial de su lado
Ahora que la automatización puede suponer una amenaza para los trabajadores, los departamentos de gestión de personas buscan cómo atraer el mejor talento y contar con el apoyo de la organización
La gestión del talento y las personas en los tiempos de la transformación digital se ha convertido en una batalla para un departamento, como el de recursos humanos, a veces querido y otras tantas infravalorado. Con la automatización amenazando millones de puestos de trabajo, los nuevos modelos de negocio, las nuevas relaciones laborales y el propio cambio interno al que se ha visto sometido, los retos se han disparado. En un desayuno organizado por EL PAÍS Retina, diferentes responsables han tratado de aportar soluciones a través de sus experiencias y han dejado claro que mejor tener a la inteligencia artificial de su parte.
Uno de los usos más interesantes que se pusieron encima de la mesa de debate fue cómo utilizar el machine learning para retener a los trabajadores. Como ha comentado María Vega, responsable global de transformación digital en desarrollo y talento del Santander, han encontrado en esta herramienta un buen mecanismo para evitar que sus empleados dejen de entrar y salir constantemente. “Con la inteligencia artificial medimos sus habilidades y conocemos el riesgo de que alguien se vaya. Nos sugiere cómo compensarlo por el papel que desempeña, en comparación con el sector y dentro de la empresa, y nos ayuda a conocerlo mejor”, ha explicado.
Esta inteligencia artificial quedaría en papel mojado sin la analítica y el uso de datos masivos generados por las propias organizaciones. Uno de los resultados, tal y como ha expuesto Marta de las Casas, directora de talento y desarrollo global de Telefónica, es el de la personalización en las políticas. Hay que entender mejor el papel que desempeña cada trabajador porque es su persona lo que aporta valor y no el nombre del puesto. “Con la inteligencia artificial obtenemos recomendaciones según cada uno y consideramos qué lugar dentro de la compañía debe ocupar. Según toda la información que recabamos, también le proponemos una formación personalizada para que siga creciendo”, ha sostenido.
Los departamentos de recursos humanos han sido el hermano menor de las organizaciones. Su posición, desagradable en función del contexto, los ha alejado del afecto de los trabajadores. Para revertir esta situación, Itxaso Larrañaga, directora de personas y RSC de SEUR, ha apostado por contar con la inteligencia artificial con el fin de mejorar la experiencia del empleado. “Nos ayuda a saber lo que le gusta a la gente. Han de sentir que nos preocupamos por ellos. Con las conclusiones que sacamos, determinamos ciertas líneas maestras para fomentar la retención y aumentar su curiosidad por permanecer con nosotros”, ha argumentado a la vez que ha añadido que estos cambios no pueden imponerse, sino que han de venir de los trabajadores también.
Ante tanta transformación, resulta sencillo perderse entre una infinidad de soluciones digitales. Recursos humanos, en su carrera por no quedarse rezagado, no está exento de caer en la trampa. La voz de alarma la ha dado Álvaro Vázquez, director de gestión de personas de Verisure Securitas Direct: “Lejos de entender la función que tenemos y que esperan de nosotros, a veces, somos fashion victims de la tecnología y cogemos todo sin saber lo que queremos”. En su caso, sí parece tenerlo claro. Con la inteligencia artificial ha desarrollado un modelo predictivo de reclutamiento. “Unimos a la máquinas y las personas para saber quién va a vender más y qué recursos necesita. Los buenos tienen que estar más tiempo con nosotros”, ha zanjado.
Una salida a la esclavitud administrativa
Sobre el ambiente del desayuno no ha dejado de flotar la gestión del talento y los posibles caminos para que su departamento tenga un papel importante. En palabras de José Antonio Vernia, director de recursos humanos del Grupo Red eléctrica, ha llegado el momento de automatizar lo que menos valor aporta y evitar que su área esté esclavizada en meras tareas administrativas. Esta predisposición, sumada a la incorporación de la inteligencia artificial, ha llevado a su organización a disponer de una base de datos interna con la que modernizar el día a día laboral. “Hemos detectado qué empleados están a disgusto y hemos establecido unos controles automáticos para identificar y reducir nuestra propia brecha salarial de género”, ha precisado.
Todos los expertos han coincidido en que sus departamentos necesitan estar más próximos a la toma de decisiones. Sentir que los recursos humanos cuentan con las herramientas suficientes, como ha sucedido con la inteligencia artificial, como para ser parte activa del negocio. Luis Díaz, managing director de Accenture y responsable de consultoría en talento y organización, lo ha ejemplificado con un cubo de Rubik: “Para montar una cara hay que mover el resto… y la mayoría de organizaciones no acostumbra a ver estas conexiones”. Ninguno de los implicados pretende convertirse en aquella Galia resistente a todo un imperio, sino incorporarse como uno más dentro de todo el engranaje. Tener voz propia en medio de toda la transformación, incluida la suya.
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