La minería espacial puede ser clave para proteger la Tierra
Un estudio concluye que, aun teniendo en cuenta la inmensa cantidad de gases nocivos que liberan los cohetes, la explotación minera de asteroides contaminaría muchísimo menos que la terrestre
Extraer minerales escasos como el platino de asteroides es un proyecto todavía inédito, pero que amenaza con hacerse realidad. Varias compañías llevan años investigando e invirtiendo para lograr, algún día, que escenas como la que protagoniza perforadora en mano Bruce Willis en Armageddon dejen de pertenecer al ámbito de la ciencia ficción. Un reciente estudio reseñado por el MIT Technology Review revela que, en caso de lograrse, se le estaría haciendo un buen favor al medio ambiente.
El trabajo liderado por el investigador de la Universidad de París-Saclay (Francia) Andreas Hein y sus compañeros es el primero que se ha preocupado de calcular las emisiones de gases de efecto invernadero de las operaciones de extracción en asteroides y de compararlas con los gases nocivos que se liberan en la Tierra con estas actividades.
El estudio parte de calcular las enormes cantidades de gases de efecto invernadero que expulsan los cohetes espaciales durante su ascensión. Hay que tener en cuenta, no obstante, que se incluye el combustible consumido que queda dentro de la atmósfera (la primera etapa de la ascensión, la que más gasta): las externalidades de la energía consumida ya en el espacio (segunda y tercera etapa) no contaminan a la Tierra…
El equipo de Hein también tiene en cuenta la gran cantidad de gases nocivos, como el óxido nitroso, que se liberan con la descomposición en la atmósfera superior de parte de la masa del cohete desechado cuando este regresa a la Tierra.
Los resultados del estudio son claros: un kilogramo de platino minado en el espacio implica unos 150 kilos de CO2 para la atmósfera. El trabajo señala, asimismo, que las economías de escala podrían contribuir a que la cifra se redujera a 60 kilos.
¿150 kilos es mucho o poco? Mucho, si se compara con lo que cuesta extraer la misma cantidad de ese metal en la Tierra, principalmente por la cantidad de energía que comporta el proceso: por cada kilo de platino se liberan unos 40.000 de dióxido de carbono.
El desequilibrio es evidente. Aunque para lograr una comparación más realista habría que tener en cuenta también las implicaciones de los lanzamientos espaciales en la capa de ozono o los gases liberados durante la construcción de los cohetes, bases de control espaciales, etcétera.
El cálculo es, sin embargo, un primer paso para evaluar la conveniencia de un sector económico que los expertos creen que florecerá este siglo. También sirve para poner en perspectiva hasta qué punto contamina la minería convencional, un asunto más mundano del que nos ocupamos menos de lo que deberíamos.
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