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Diseño biofílico de las oficinas: cómo regresar al origen para ser más (y más) productivo)

El diseño biofílico, liderado por el británico Oliver Heath, propone llevar la naturaleza a las oficinas para mejorar la creatividad y productividad. Los datos dicen que funciona.

Manuel G. Pascual
Oliver Heath
Oliver HeathAlfredo Arias

Piense en su lugar ideal de vacaciones. Seguramente esté evocando una playa o algún paraje campestre apartado del bullicio. Curiosamente, en ambos casos la naturaleza está mucho más presente que en la jungla de asfalto en la que pasa el resto del año. Es lo normal. El ser humano siente una atracción atávica por la naturaleza. Vivir y trabajar en estructuras de hormigón y cristal, rodeados de plásticos, metales y aparatos electrónicos, alumbrados por luz artificial queramos o no es una anomalía histórica. Soportamos los entornos sintéticos, claro que sí, pero es normal que nos sintamos mejor en otros.

El diseño biofílico apuesta por tratar de reintegrar elementos naturales (o, en su defecto, que recuerden a la naturaleza) en los espacios cerrados. Esta corriente del diseño se apoya en el trabajo del biólogo y entomólogo Edward O. Wilson. El estadounidense estudia desde los años 80 los problemas psicológicos y fisiológicos que sufren los habitantes de las ciudades comparados con los de quienes viven en el campo. Spoiler casi innecesario: los urbanitas salen mucho peor parados.

Showroom de Interface, firma de moquetas de la que Oliver Heath es asesor.
Showroom de Interface, firma de moquetas de la que Oliver Heath es asesor.

“En los últimos 30 años se han publicado numerosos estudios de ambientalistas y psicólogos que describen los beneficios que aporta a las personas el contacto con la naturaleza”, nos explica el británico Oliver Heath (Brighton, 1970), uno de los máximos expertos mundiales en diseño biofílico, con varios programas de televisión a sus espaldas en Gran Bretaña. En el ámbito laboral, destacan las siguientes cifras: quienes trabajan en espacios en los que abundan elementos naturales son un 15% más creativos y un 6% más productivos.

“En esencia, el diseño biofílico nos ayuda a reducir el estrés y recargar energías. Al final, se trata de una cuestión de calidad de vida. Es evidente que no puede ser bueno trabajar en un espacio pequeño, poco iluminado y desconectado del exterior”, señala Heath.

En busca del espacio ideal

Imágenes del trabajo de Oliver Heath en la Universidad Avans (Holanda) y en el showroom de Interface, firma de moquetas de la que es asesor.
Imágenes del trabajo de Oliver Heath en la Universidad Avans (Holanda) y en el showroom de Interface, firma de moquetas de la que es asesor.

Hay tres cuestiones clave para el diseño biofílico. La primera es mejorar la conexión con formas directas de naturaleza. Eso implica la presencia de plantas, árboles, agua, aire fresco y luz natural.

Como no siempre es posible integrar esos elementos en una oficina, el segundo aspecto a tener en cuenta es lo que Heath llama referencias indirectas a la naturaleza. “Empleamos materiales naturales, como maderas; usamos texturas y patrones irregulares, que recuerden lo que te puedes encontrar en el campo. Por ejemplo, columnas que parezcan árboles o superficies que imiten piedras, hojas o hierba”, describe el diseñador.

La tercera pata tiene que ver con la inspiración y la armonía, con tratar de crear entornos que motiven. “Una buena oficina debe tener un contraste entre entornos calmados, pensados para la reflexión, otros que estimulen la cooperación y otros que llamen a la actividad”, indica el británico. Apple, Amazon o Google están abrazando esta tendencia. La nueva sede de Seattle del gigante de las compras online, explica, cuenta con un espacio que imita una selva con cabañas en los árboles. Este tipo de ideas estimula a los empleados. “Se trata de que la gente quiera ir a trabajar, que se sienta cómoda”, espeta.

Hasta los colores que vemos en el trabajo afectan a nuestro estado de ánimo. “Los azules, que nos recuerdan al agua, transmiten calma. Los verdes, creatividad; los amarillos, cooperación, y los rojos, energía. Si los disponemos en proporciones que encontramos en la naturaleza podemos obtener respuestas emocionales”, asegura Heath.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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