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Drones subacuáticos para encontrar a Nemo (y a quien sea)

Los vehículos submarinos de Nido Robotics realizan tareas de inspección, rescate y recolección de datos en rincones imposibles para los modelos industriales. Y por menos dinero.

En 2012 estaba participando en una intervención en Papúa Nueva Guinea. Estábamos buscando un avión", recuerda Roy Torgersen. El director ejecutivo de Nido Robotics es capitán de la marina mercante. En esa profesión, que le ha llevado por todo el mundo, empezaron a gestarse los mini submarinos amarillos -y blancos- que ahora son los buques insignia de la startup: Sibiu Pro y Sibiu Nano

"Encontramos unos restos y estábamos trabajando en localizar una placa pequeña que llevaba la identificación de ese avión", continúa. La tarea no parece complicada, si se ignoran los 95 metros de profundidad, la visibilidad "prácticamente nula" y los cocodrilos y tiburones que merodeaban por la zona. "Molaba, pero era una locura. Y además no era muy eficiente", reconoce Torgersen. "En los barcos en los que yo había estado trabajando había robots subacuáticos, pero eran aparatos gigantes, pensados para la industria petrolera y que valen millones de euros".

Solución: eso en versión pequeña y con bajo coste.

Los esqueletos blancos y amarillos de Sibiu Pro y su hermano menor, Sibiu Nano, esconden todo lo necesario para navegar por espacios angostos y recopilar información durante el recorrido. El pequeño está pensado para aguas tranquilas, puertos, depósitos y zonas donde no haya mucha corriente. Además, puede descender a 100 metros. Sibiu Pro alcanza los 300 metros y, por sus mayores dimensiones, tiene espacio para integrar otros complementos como sensores medioambientales o brazos robóticos.

Ambos modelos comparten una función básica. "Llevan una cámara de alta definición cuya señal se envía a través del cable a una unidad en la superficie y permite ver en tiempo real lo que se está grabando", explica Torgersen.

La navegación no puede ser más sencilla, bastan los controles de un mando de videojuegos convencional para que las hélices de estos robots sigan el rumbo marcado. Y estas facilidades se extienden a las tareas de mantenimiento. "Además, nosotros creemos en la libertad y damos a la gente no solo los aparatos , sino todas las herramientas necesarias para ser un operador eficiente. Documentación, videotutoriales de trabajos de mantenimiento... Para nosotros, obligar al cliente a estar recurriendo constantemente a la empresa es mala señal. Lo bueno es que el cliente compre y no sepamos nada de él", asegura Torgersen.

Las aplicaciones principales de sendos Sibius se concentran en el desarrollo de trabajos de inspección, rescate, búsqueda y recolección de datos, a precios hasta ahora imposibles en la robótica acuática tradicional. "Hemos estado trabajando con la comunidad científica, en plantas de generación térmica que tienen tuberías que cogen agua del mar y luego la expulsan, desalinizadoras, plantas de tratamiento de residuos urbanos...", comenta Torgersen.

En la hoja de ruta de Nido para los próximos años están el desarrollo una especie de maleta estanca para trabajar en condiciones de lluvia, un dispositivo que permite manipular objetos bajo el agua, un robot más grande para sectores como el petrolero y el diseño de robots sin cable que hagan posible una recolección de datos más autónoma. Todo sin perder de vista el precio. "Se está trabajando en cosas muy interesantes, lo que pasa es que las aplicaciones actuales, por la cantidad de investigación y trabajo que se invierte en estos dipositivos, no están alcance de todo el mundo". Sibiu Pro con un cable de 100 metros costaría 7.000 euros, Nano rondaría los 2.000. Actualmente, un torpedo autónomo "asequible" alcanza los 100.000 euros.

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