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¿Son los cantantes virtuales el futuro del pop?

Las voces creadas por ordenador, de gran éxito entre la juventud japonesa, están dando el salto a Occidente. ¿Triunfarán en la escena musical o perecerán cual moda pasajera?

La 'cantante' Maya Kodes, de rasgos y estética occidentales, acaba de desembarcar en Canadá.
La 'cantante' Maya Kodes, de rasgos y estética occidentales, acaba de desembarcar en Canadá.

El pop es uno de los géneros musicales donde los avances tecnológicos han tenido mayor impacto. Los sintetizadores, los vídeos en televisión por cable y los escenarios giratorios así lo han demostrado. Desde hace algunos años, otro elemento se ha sumado a la lista: los cantantes virtuales. Algunos vaticinan que el futuro del pop será de estas voces e imágenes creadas por programas informáticos. ¿Deberán las bandas y solistas de carne y hueso adelantar su jubilación o todo suena a exageración?

Japón ha sido la cuna de los cantantes virtuales. Surgieron como consecuencia del desarrollo del programa Vocaloid (término derivado de vocal y androide), creado por Yamaha en 2004. Después aparecieron avatares para estas voces. Meiko, Kaito y los mellizos Ren y Lin Kagamine son ejemplo de ello, aunque nadie como Hatsune Miku, una especie de Madonna virtual.

En agosto de 2007, la figura de una adolescente de 16 años peinada con coletas turquesa hizo su aparición y se convirtió en poco tiempo en un fenómeno de masas. Sus canciones han alcanzado las más altas posiciones en el hit parade de Japón, protagoniza campañas publicitarias y llena estadios con regularidad. Nada mal para una cantante que no existe físicamente. Miku es una figura proyectada en 3D cuya voz está basada en la de Saki Fujita, una actriz que ha usado sus cuerdas vocales en series de Anime. Un elemento sorprendente es la conexión de Hatsune Miku con sus seguidores. Más allá de gritos y otras formas de emoción, los fans de Miku participan en la creación de sus vídeos y temas por medio de aplicaciones informáticas.

El diseño y el lanzamiento de cantantes virtuales han llegado también a Occidente. En 2014, la compañía francesa VoxWave creó a Alys, una joven de 21 años de cabello azul y cuya voz está basada en Poucet, una cantante que utiliza YouTube para difundir covers japoneses. Alys ya ha lanzado tres álbumes. Asimismo, ha actuado en escenarios de Francia, Bélgica y Túnez. Hace unos meses fue presentada en Canadá otra cantante virtual. Se llama Maya Kodes y es el fruto del trabajo de Neweb Labs.

El rostro de Maya Kodes refleja durante las actuaciones las expresiones faciales de una actriz que permanece oculta.
El rostro de Maya Kodes refleja durante las actuaciones las expresiones faciales de una actriz que permanece oculta.

“Ofrecemos algo distinto: la capacidad de interacción en tiempo real”, afirma Yves St-Gelais, presidente de esta firma de Montreal. Kodes funciona a través de un sistema de proyección holográfica conectado a dos personas en un cuarto contiguo al escenario. Ahí, una mujer canta en vivo mientras sus expresiones faciales son detectadas por una cámara para recrearlas en el rostro de Kodes, mientras que otra persona tiene un traje provisto de distintos sensores para que la estrella virtual cobre movimiento. En una demostración a este diario, Maya Kodes cantó, bailó (normalmente interactúa con bailarines reales, aunque no en esta ocasión) e intercambió algunas opiniones.

St-Gelais tiene años de experiencia en emisiones televisivas de animación. Comenta que tuvo la idea de crear a una cantante virtual en 1997, pero en ese tiempo la tecnología no ofrecía aún las herramientas necesarias. St-Gelais y su equipo retomaron hace dos años el proyecto. Kodes sólo ha actuado en Montreal, aunque ya hay planes para que lo haga también en Vancouver y en ciudades de Estados Unidos y Alemania. Su álbum, The New Kode, Vol. 1, está disponible en iTunes y Amazon. “Tenemos a gente encargada de cada aspecto: la apariencia, la música, las letras, las coreografías. El reto ha sido integrar todo en un mismo canal y en tiempo real”, cuenta St-Gelais.

Hatsune Miku, encumbrada en Japón al nivel de diva, sin nada que envidiar de Lady Gaga, se ha dejado ver este año en España.
Hatsune Miku, encumbrada en Japón al nivel de diva, sin nada que envidiar de Lady Gaga, se ha dejado ver este año en España.

Dan Sigelman es un reconocido promotor musical en Canadá. Prueba de ello es que brindó fuerte apoyo a Arcade Fire en sus inicios. Además, es el creador de Pop Montreal, un festival que se ha posicionado como un evento ineludible en esta ciudad. “Espero que los cantantes virtuales sean una novedad temporal”, confiesa a EL PAÍS RETINA. “Creo que el trabajo de los programadores de festivales y de otros miembros de la industria musical es defender las cualidades humanas en el entretenimiento. Existe una conexión especial entre los miembros de la audiencia y los artistas en vivo que no pienso que sea posible con los formatos virtuales”, agrega.

Tara Knight, profesora de comunicación en la Universidad de Colorado, dirigió Mikumentary, un documental enfocado en Hatsune Miku. En una entrevista publicada en New York Magazine, Knight subrayó el elemento más importante que ve en los cantantes virtuales: ser el resultado de una cultura participativa propia de internet en donde los seguidores escriben canciones y crean vídeos y vestuarios para sus ídolos. “Es totalmente contrario a lo que es la producción artística en este momento. No es un Mick Jagger con un aura de originalidad. Es otra cosa”, comentó Knight y no ocultó su deseo de que este fenómeno se expanda más allá de Japón.

Espero que los cantantes virtuales sean una novedad temporal”, confiesa un conocido promotor canadiense

Lograr un éxito categórico fuera de tierras niponas, en efecto, indicaría que se trata de un fenómeno capaz de marcar rotundamente el pop a nivel mundial. Philippe Renaud tiene reservas al respecto, tanto a corto como a mediano plazo. Renaud es periodista musical en programas de Radio-Canadá y escribe sobre nuevas tendencias del entretenimiento en el diario montrealés Le Devoir. “El público japonés está acostumbrado a un tipo de música, el J-Pop, que obedece a criterios muy específicos en el atuendo, los sonidos, la iluminación, la manera de organizar a las bandas. Hablamos de una cultura muy especial donde la estética inspirada en el manga y los arreglos tecnológicos son fundamentales. El éxito de Hatsune Miku puede entenderse por estos motivos, pero en Occidente solo llama la atención por su exotismo”, explica.

Fuera de Japón, Miku se ha presentado en Estados Unidos, Singapur y Canadá, además de que ha sido telonera en una gira de Lady Gaga. Sin embargo, las reacciones que ha provocado son limitadas al compararlas con lo que ocurre en suelo japonés. “La imagen y el desarrollo tecnológico no son suficientes para triunfar en otros lados. Hace falta que el público se sienta identificado”, añade Renaud. De acuerdo a un estudio, las nuevas generaciones japonesas se decantan cada vez más por músicos locales (87% de las ventas en 2015). Uno de los pocos géneros extranjeros en expansión es el K-Pop, emblemático de Corea del Sur. Diversos cantantes de este género realizan ya presentaciones a través de hologramas (los llamados V-concerts).

Cabe señalar que la francesa Alys ha tenido un éxito discreto. Por su parte, la aventura de Maya Kodes apenas comienza. Yves St-Gelais es optimista: “Los japoneses nos llevan ventaja. Acumulan años con estos cantantes. Occidente está sediento de experiencias de este tipo. Hemos sondeado a distintos grupos (focus groups) y la reacción ha sido significativa. Hay un mercado muy grande, no solo en el pop; también en otros géneros”. St-Gelais comenta que la siguiente etapa será trabajar cada vez más con sistemas de inteligencia artificial para garantizar experiencias más atractivas. Philippe Renaud evoca de igual manera estos sistemas: “Un futuro donde los cantantes virtuales ocupen el lugar de los reales parece aún muy lejano. Tecnológicamente, queda largo trecho por recorrer para que podamos sentir el alma de la máquina sobre un escenario”.

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