Guerra tecnológica a la enfermedad
La combinación de la inteligencia artificial, el big data, los sensores y marcadores biométricos, la genética y la supercomputación van a revolucionar el concepto de salud, aseguira el director de contenidos del Foro Retina
El 26 de junio de 2000, Bill Clinton, que apuraba su última legislatura tocado por el escándalo Lewinsky, y Tony Blair, autoproclamado líder de la hoy difunta tercera vía, presentaban un borrador del que acabaría siendo el primer mapa genético de un humano.
La decodificación del ADN no se completó hasta 2003 (como vemos no son solo nuestros políticos los que gustan de presentar cosas sin terminar) cuando se dio por acabado el proyecto Genoma Humano que identificó y cartografió por primera vez los 23.000 genes de una persona (concretamente los del codescubridor de la estructura del ADN, James Watson). Se habían invertido 13 años y 2.700 millones de dólares (unos 2.192 millones de euros).
Hoy basta una simple búsqueda en Internet para encontrar decenas de startups que ofrecen este servicio por menos de 80 € en un proceso que toma menos de 20 minutos. Es decir, en sólo 15 años decodificar el genoma humano es 350.000 veces más rápido y unos 30 millones de veces más barato.
Éste es el orden de magnitud de las mejoras exponenciales que la tecnología está aportando a la salud tratando la enfermedad como un problema de ingeniería, con un enfoque pluridisciplinar que incluye médicos, biólogos y genetistas pero también ingenieros, programadores, matemáticos y tecnólogos en general. En el primer foro de EL PAÍS RETINA, en mayo del 2016, Eythor Bender, fundador y CEO de UNYQ y pionero en la fabricación de exoesqueletos que permiten volver a andar a parapléjicos, afirmaba que en 2025 no habría discapacidad física. Neurolink, el nuevo proyecto de Elon Musk, promete hacer lo mismo con la discapacidad psíquica, y es que cientos de emprendedores y científicos en todo el mundo han declarado la guerra a la enfermedad y van a hacer que la medicina avance más en los próximos 10 años de lo que lo hizo en todo el siglo XX.
Resulta como poco curioso que los grandes avances médicos que vivimos coincidan con el cuestionamiento de la universalidad de los servicios sanitarios y los recortes en los sistemas públicos de salud.
La combinación de la inteligencia artificial, el big data, los sensores y marcadores biométricos, la genética y la supercomputación van a revolucionar el concepto de salud mucho más allá de la ausencia de enfermedad no sólo para hacer que vivamos más, sino para que vivamos mejor. El reto es hacer estos avances accesibles a todos.
Resulta como poco curioso que los grandes avances médicos que vivimos coincidan con el cuestionamiento de la universalidad de los servicios sanitarios y los recortes en los sistemas públicos de salud. Es el momento de apostar por la innovaciones tecnológicas, pero de hacerlo en el contexto de un sistema sanitario público y universal.
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