Elogio de la técnica: de Colón a Elon Musk
Reconocer la excelencia técnica, valorarla y remunerarla como se merece es la mejor manera de fomentar las vocaciones técnicas y retener el talento en nuestro país
Decía Gabriel García Márquez que la gran mayoría de las cosas de este mundo, desde las cucharas hasta los trasplantes de corazón, estuvieron en la imaginación de los hombres antes de estar en la realidad. Son los ingenieros los encargados de ese tránsito desde lo imaginado a lo real, de hacer ese “esfuerzo que reduce esfuerzos” con el que Ortega y Gasset definía la técnica.
La tecnología que hoy disfrutamos es el resultado del esfuerzo colectivo de un amplio grupo de ingenieros y técnicos anónimos que como describe Pekka Himanen en su Ética hacker compartían la pasión por el conocimiento como único motor de su actividad. Una pasión que une a estos pioneros del mundo digital con los grandes descubridores del XV y el XVI, los inventores del XIX y los científicos de la primera mitad del XX. Hay en estos ingenieros hackers tanto de Colón como de Tesla, tanto de Einstein como de los hermanos Wright, tanto de Marie Curie como de Ada Byron. Y, aunque liderando enormes corporaciones, siguen siendo ingenieros los grandes visionarios de la actualidad: Elon Musk, Jeff Bezos, Larry Page o Serguéi Brin, máximos exponentes de esa tierra prometida de la ingeniería que es Silicon Valley, donde ni un solo inversor recibirá un proyecto que no tenga entre sus fundadores al menos un ingeniero, porque aunque es evidente que no todo es tecnología en una startup, no lo es menos que sin tecnología no hay nada.
La tecnología que hoy disfrutamos es el resultado del esfuerzo colectivo de un amplio grupo de ingenieros y técnicos anónimos
En Silicon Valley como aquí, el talento es la materia prima fundamental de la innovación y por ello es evidente que España necesita más ingenieros, científicos y técnicos. Es un drama que, durante los años de la crisis, miles de estos profesionales hayan tenido que abandonar España para buscarse la vida. Y es una drama no solo para ellos y sus familias, sino para un país que ha hecho una inversión en formar talento y lo tira después por la borda porque no es capaz de retenerlo. Es este un problema que va mucho más allá de la crisis y tiene que ver con la forma que tenemos de valorar y remunerar el talento. Según la consultora Michael Page, en una misma empresa un director comercial gana de media un 40% más que un director de ingeniería o producto. He tenido muchas veces la misma conversación con amigos del Norte de Europa que no entienden que en España gane más el que vende una cosa que el que hace esa cosa. Para ellos el “hacer” es el “ser” pero esto es muy diferente en nuestro país, que es mucho menos del ”ser” y mucho más del “parecer”. Reconocer la excelencia técnica, valorarla y remunerarla como se merece es la mejor manera de fomentar las vocaciones técnicas y retener el talento en nuestro país.
Jaime García Cantero es director de contenidos del Foro Retina
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