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Ferrovial

Un robot para limpiar las calles

En los barrios barceloneses de Sarrià y Pedralbes rueda una innovación que llevaba un siglo en espera: el A1A3, un carrito portátil y autónomo para la recogida de basuras que emplea el mismo cóctel tecnológico que hará posible el coche autotripulado. Sus 24 sensores —15 de proximidad y nueve de desniveles— le permiten ver lo que tiene delante gracias a un software de machine vision, la capacidad de observar la realidad e interpretarla usando inteligencia artificial. Una pala recogedora automatizada le permite aliarse con el barrendero humano para que la tarea de alzar los desperdicios al cubo de recogida no suponga esfuerzo alguno. Y si se encuentra algún problema que le impide seguir avanzando, avisa a su jefe para que le eche una mano.

El A1A3 es uno de los ejemplos de innovación colaborativa desarrollados por Ferrovial. Federico Flórez Gutiérrez, ingeniero naval de formación y director general de sistemas de información e innovación de Ferrovial, explica por qué desarrollar este robot no es fruto de una idea feliz, sino de un enfoque concreto a la hora de innovar. “Surgió de una sesión de ideación. Nos figuramos cómo podría incidir la tecnología en la recogida de basuras en una ciudad, una actividad humana que llevaba sin renovarse más de un siglo, en dos años”.

Federico Flórez Gutiérrez. Director general de Sistemas de Información e Innovación de Ferrovial. Ingeniero naval. Madrid, 1960.
Federico Flórez Gutiérrez. Director general de Sistemas de Información e Innovación de Ferrovial. Ingeniero naval. Madrid, 1960.Jerónimo Álvarez

De esa reunión semilla germinó la idea de un robot que pudiera ayudar a las tareas que mayor esfuerzo físico y riesgo comportan para el barrendero: alzar la basura que ha barrido al cubo. Lo ideal era que el autómata pudiera ayudar a su compañero humano durante toda la jornada, de ahí que su motor eléctrico se alimente de una batería de ion-litio con nueve horas de autonomía. Un sistema de inteligencia artificial le permite ver, navegar y comunicarse con el barrendero. El sistema de comunicación del que dispone el operario para llamar al robot es tan sencillo como pulsar un botón en su escoba.

El A1A3 es un ejemplo de un modelo de colaboración empresarial que la Comisión Europea ha definido como clave para el Viejo Continente. Se trata de aunar el legado, experiencia y recursos de grandes empresas con experiencia con las ideas chispeantes y la agilidad para ejecutarlas de las startups. El concepto del robot surgió de Ferrovial, pero el cómo debía ser dicho ingenio fue un trabajo de estrecha colaboración con una startup malagueña, Urban Clouds. Tras el éxito en el Ayuntamiento de Barcelona,

Flórez confirma que ya hay otras grandes ciudades como París o Londres interesadas en el despliegue de este robot. Flórez cree que España se tiene que sacudir el complejo sobre su supuesta inferioridad en el desarrollo tecnológico y la ingeniería. “Hay sectores en los que España es un claro líder mundial. Ahora mismo contamos con una explosión de talento y de startups”. Piensa que España debe mejorar, fundamentalmente, en dos áreas: aumentar la inversión y reajustar el marco legal para que estas empresas puedan florecer. “Ahora mismo, las startups tienen aún muchas trabas para consolidar su crecimiento”.

Lo que han aprendido tiene otras aplicaciones. “Estamos pensando ya en incorporar el mismo sistema a nuestros camiones para hacerlos autónomos, y estamos probando también cómo se podría adaptar a un automóvil”.

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Especial: Estrellas de la ingeniería

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