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Revista Retina #02 / Firma invitada

Inteligencia artificial: Aprender, pensar, crear...

¿Pero pueden las máquinas sustituir al hombre? El director de la cátedra Unesco Tecnologías lingüisticas lo sigue viendo difícil

Getty Images

El dilema hombre-máquina ha existido desde los más viejos tiempos. Los problemas que se resolvían con máquinas eran puntuales, concretos, comprensibles. Tuvo que venir la segunda mitad del siglo XX para que se crearan máquinas capaces de hacer cálculos complejos muy rápidamente. El entusiasmo de la época fue tal que en 1956 unos cuantos jóvenes investigadores se reunieron en el Darmouth College (EE UU) y definieron lo que sería la “Inteligencia Artificial” (IA) como la ciencia destinada a “construir máquinas capaces de aprender, pensar y crear”.

Desde entonces hasta hoy ha habido cuatro grandes oleadas de entusiasmo respecto a las capacidades de la IA. Cada una de las anteriores fue seguida de una época de negación de las virtudes de la IA ante el “fracaso” de las expectativas que se habían puesto. Eran tan fantásticas que era difícil que se cumplieran.

De las tres intenciones originales de “pensar”, “crear” y “aprender” la más conocida era el aprendizaje. Ya había estudios de la psicología y la pedagogía de cómo aprendía un niño o un adulto. Había modelos. Hoy se habla de IA y en ella de aprendizaje automático (machine learning). Pero ¿por qué ha venido esta oleada ahora? ¿Qué hay nuevo que antes no teníamos?

La capacidad de cálculo. Un procesador de un teléfono móvil barato tiene una capacidad de cálculo millones de veces más grande que las máquinas que calcularon las trayectorias de los cohetes del programa Apollo que llevó al hombre a la Luna. Hoy, se puede relacionar en tiempo real el atasco de tráfico de las seis de la tarde con la cerveza más consumida dos horas más tarde. Estas técnicas nos parecen mágicas pues nos dan información nunca conocida antes. ¿Pero pueden las máquinas sustituir al hombre? No imagino cómo. Las máquinas hacen lo que se les dice. No más. Son una poderosa ayuda para ver donde el hombre no ve. Ayudan a ver en la “oscuridad” de las nubes de datos. Lo que parece claro es que es una nueva industria.

¿Pero pueden las máquinas sustituir al hombre? No imagino cómo. Las máquinas hacen lo que se les dice. No más.

Para terminar, si se acepta el hecho ya emergido de que la IA es una nueva industria, ¿qué posicionamiento tiene España en esto? ¿Quién sabe de estas cosas en España? Pues muy poca gente. El nivel de quienes trabajan en este campo en universidades y centros de investigación es alto y está a la altura de lo mejor internacionalmente. Pero son muy pocos. Y el salto de las universidades a formar empresas, a crear industria, nunca ha estado en los planes de la universidad pública, ni apenas en la privada, en esta área. Lo cierto es que en la Universidad pública las trabas a que el conocimiento de universidades y centros de investigación salga a la industria o al mercado hacen el proceso disuasorio. Así que quienes nos hemos atrevido a dar ese salto nos encontramos con enormes dificultades para encontrar gente realmente formada en IA. La solución ahora, incluso queriéndola, no es fácil ni inmediata. 

Jesús Cardeñosa es director de la cátedra Unesco Tecnologías lingüisticas y fundador de Dail Software.

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