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Tres grandes sectores inmersos en la revolución ‘blockchain’

El potencial de la tecnología que inspiró bitcoin ha despertado el interés de industrias como la automoción, la salud o la banca que han sabido ver más allá de las criptomonedas

La cadena de bloques fue inventada en 2009 como la solución para aportar seguridad a las criptodivisas. Afortunadamente, la revolución que vino de la mano de Bitcoin ha sido capaz de sobrepasar este límite de uso y cada vez son más las industrias que se atreven a explorar el potencial de esta tecnología en sus negocios.

El grupo empresarial Sngular publicó ayer el Observatorio de Blockchain, un informe que busca aportar una visión general del ecosistema que se está conformando en torno a esta tecnología. Entre sus conclusiones, destaca cómo ciertos sectores — la automoción, la banca y la salud— pueden aprovechar los beneficios de la cadena de bloques y resalta las iniciativas más interesantes que se están desarrollando en estos campos.

Toyota está trabajando en una iniciativa junto a MIT Media Lab basada en blockchain con la intención de recoger datos de conducción que puedan ser de utilidad en el desarrollo de vehículos autónomos. Este proyecto permitirá mejorar la gestión de los datos gracias a una plataforma a la que podrán acceder conductores y fabricantes y dará a las aseguradoras la oportunidad de establecer sus tarifas en función de cómo conduzca cada usuario.

“Si queremos desarrollar vehículos seguros y confiables, necesitamos cientos de miles de millones de kilómetros de datos de conducción humana”, explicaba Chris Ballinger, director financiero del Instituto de Investigación de Toyota. “Blockchain nos permite agrupar los datos de propietarios de vehículos, fabricantes y distribuidores para alcanzar nuestro objetivo en mucho menos tiempo”.

Las tendencias en movilidad comienzan a desplazar al vehículo de uso particular para dejar paso a un modelo colaborativo en el que prosperan actores como Car2Go, Bluemove y Ecooltra. Asociadas a esta corriente, aparecen aplicaciones basadas en blockchain orientadas a convertir el carsharing en una alternativa real al coche en propiedad.

La tecnología de registro distribuido ayuda a mejorar el sistema de gestión de vehículos de uso compartido y a promover un sistema de reputación que puede afectar a su modelo de negocio actual. El proyecto Tesseract de la consultora EY pretende introducirse en este campo e influir en la gestión autónoma de una flota de vehículos. Se trata de una plataforma diseñada para registrar digitalmente medios de transporte y viajes sobre una red blockchain y facilitar la propiedad y la confianza de los vehículos compartidos.

El informe de Sngular tampoco se olvida del coche eléctrico. Recuerda la iniciativa española Sharge, una red de cargadores para este tipo de vehículos accesible a través de una plataforma descentralizada. Los conductores consultan los puntos donde pueden recargar la batería del coche y los propietarios de los enchufes cobran la electricidad consumida a través de la moneda virtual Shargecoin. La empresa EMotorWerks está comenzado un proyecto piloto en California de características similares.

No es la primera vez que hablamos en EL PAÍS Retina de las aplicaciones que tiene blockchain para las entidades financieras. El sector bancario es uno de los pioneros en la implementación de este tipo de ecosistemas por la oportunidad y amenaza que supone esta tecnología en su actual modelo de negocio.

La primera solución en la que cabe pensar podría terminar con las comisiones en las transferencias interbancarias transfronterizas. La idea de una criptomoneda que puedan utilizar distintos bancos para mover activos entre ellos de forma rápida y segura es una realidad: se llama Ripple y es la cuarta divisa digital en capitalización del mercado.

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Blockchain atañe al ámbito de las transacciones de manera transversal. Las características de trazabilidad que tiene esta tecnología— la capacidad de realizar un seguimiento exhaustivo de cualquier proceso, similar al registro de un libro de cuentas inmutable— han inspirado Batavia, una iniciativa desarrollada por varias entidades que, en colaboración con IBM, pretenden construir redes de comercio internacional más transparentes y eficientes.

Batavia es una plataforma que permite a las partes involucradas en una transacción seguir el proceso de un envío. De este modo, saben cuándo la mercancía deja el almacén, sube a un barco o llega a un puerto y la plataforma puede gestionar los pagos de manera automática a medida que se cumplen los pasos, acelerando procesos que, según IBM, “antes eran prohibitivamente largos y costosos”.

La aplicación de la cadena de bloques en este sector podría suponer un incremento en la eficiencia y la seguridad de la información en medicina, farmacia, investigación y prevención de enfermedades. Pero, de acuerdo con el Observatorio, si hay un ámbito de actuación concreto donde el uso de esta tecnología sería una verdadera revolución, es la gestión del historial clínico de los pacientes.

Nuestro historial médico está controlado por las instituciones sanitarias y no tenemos ningún control sobre qué sucede con esa información y quién la consulta. Blockchain convertiría al paciente en el propietario de su información médica y le permitiría decidir quién puede acceder a ella. Quien ostenta la propiedad de su historial clínico puede gestionar su privacidad, por lo que también puede compartirla con mayor facilidad cuando es necesario.

La tecnológica Alibaba partió de esta premisa para impulsar su proyecto AliHealth, una iniciativa conjunta con el gobierno local de Changzhou (China) que conecta la información de los distintos centros de salud de la ciudad garantizando su seguridad y ganando eficiencia.

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