El coche autónomo podría naufragar por culpa de los ‘hackers’
Los expertos alertan de que los ciberataques a los sistemas de navegación están sembrando las dudas sobre esta tecnología
Los vehículos a motor son un medio de transporte espléndido, pero también una fuente inagotable de problemas. No solo para el medio ambiente: también para las personas. Los accidentes de tráfico siguen dejando miles de muertos todos los años. Las mentes más perturbadas han encontrado en estas máquinas un arma tan sencilla de adquirir como potencialmente mortífera. El fatídico atentado terrorista del pasado jueves en Barcelona y Cambrils, que acabó con la vida de 15 personas y dejó decenas de heridos, 50 de ellos todavía ingresados, es el último ejemplo de ello.
La gran revolución que se cierne sobre los automóviles, la conducción autónoma, se vende precisamente como una tecnología que contribuirá a acabar con la siniestralidad. Cuando los sistemas de guiado se perfeccionen y el parque móvil esté compuesto solo por coches autónomos, sostienen sus defensores, será muy difícil ver accidentes. El responsable de seguridad en las carreteras de EE UU, Christopher Hart, reconoció en una entrevista a la MIT Technology Review que es “muy optimista” sobre el impacto que tendrá el coche autónomo sobre el número de accidentes de tráfico. Todos los vehículos fluirán por ciudad y carretera en perfecta sincronización, cual bailarines interpretando con éxito una coreografía.
Pero esta idílica imagen de las carreteras peligra. La directora ejecutiva de General Motors, Mary Barra, ha alertado este verano de que proteger los coches de ciberataques “es una cuestión de seguridad pública”.
La revista del MIT recoge varios casos que demuestran que no se está consiguiendo blindar los sistemas de navegación de los vehículos. El año pasado, por ejemplo, investigadores de la Universidad de Carolina del Sur, de la Universidad de Zheijang (China) y de la firma Qihoo 360 demostraron que podían engañar varios sensores del Tesla S para que algunos objetos fueran invisibles a los ojos del navegador.
Hackear coches no es algo futurista. Clonar las llaves de algunos vehículos no resulta demasiado complicado. El hecho de que los de última generación estén conectados a internet facilita las cosas a los cibercriminales, que pueden llegar a controlar todo lo que pasa sobre las cuatro ruedas desde el sofá de su casa.
Entrar en los sistemas de un automóvil sería el sueño de asesinos como el que tiñó de sangre recientemente las Ramblas de Barcelona. Hasta la CIA, según Wikileaks, se habría interesado por las posibilidades que ofrece esta nueva forma de asesinar sin dejar huella.
Los descomunales desafíos técnicos que implica el desarrollo del coche autónomo ya no el mayor obstáculo para su desembarco masivo en las calles y carreteras. Lo que debe preocuparnos ahora es que se consiga blindarlos para que nadie los pueda controlar.
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