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Firma invitada

‘Millennials’, la generación emprendedora

El riesgo de que los jóvenes queden excluidos del mercado laboral durante mucho tiempo es afrontado en gran medida creando lo que no encuentran: empleo

Define la RAE emprender como "acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro‎". Matizaba Ted Turner, fundador de la CNN, con la siguiente frase: "Mi hijo es emprendedor, es lo que dicen ahora los jóvenes cuando no tienen empleo". Y es que la mayor dificultad para la generación del milenio en todo el mundo, pero especialmente en nuestro país, está siendo acceder al mercado laboral. Factores imposibles de controlar, tales como la digitalización y robotización del entorno competitivo, hacen hablar a cada vez más investigadores y autores de una nueva revolución industrial. Revolución que, como la original, está dejando un reguero de desempleados por todo el mundo. Mientras Internet, los dispositivos móviles y el comercio electrónico están generando eficiencia por un lado, esta se traduce en menos empleo por otro.

No es extraño, por tanto, que ante tasas de paro juvenil de más del 50% en nuestro país los jóvenes milénicos busquen vías para garantizar su futuro. El riesgo de quedar excluidos del mercado laboral durante períodos de tiempo excesivamente largos es afrontado en gran medida creando lo que no encuentran: empleo. Máxime cuando la situación del mercado actual es la de la pescadilla que se muerde la cola. La crisis provocó que pasáramos de más de 20 millones de personas trabajando a poco más de 16 en unos años. Esta cohorte de la Generación X ha bloqueado el acceso al mercado laboral de la ola millennial. No sólo porque competían con similares recursos, como formación e idioma, sino porque además aportaban un valor diferencial: experiencia profesional. Una vez ajustado y descontado el impacto de la crisis y consolidada la reforma laboral, la media nacional de desempleo se movía entre el 20% y el 25% mientras que para nuestro público objetivo era más del doble que en España y en Europa. Así, un mercado que pide experiencia laboral no puede contratar a un numeroso y formado grupo de jóvenes, que por lo tanto no pueden adquirir la necesaria experiencia. Sin experiencia no hay contrato, sin contrato no hay experiencia.

Un ejercicio que hago regularmente en mis clases confirma este problema. Cada año pido a los alumnos que determinen qué trabajo les gustaría tener al finalizar sus estudios. Creativo, jefe de producto, analista financiero, director de marketing... el que prefieran. Elegido este, deben buscar varias decenas de ofertas de empleo, online, en prensa o vía contactos, para después estructurarlas en una hoja de cálculo. Las ofertas van en la fila superior (Oferta1, Oferta2, etc.) y en la columna de la izquierda van incluyendo lo que los potenciales empleadores piden (formación, idiomas, experiencia, otros) y lo que dan (salario, flexibilidad, etc.). Llegados a este punto cada alumno crea la "Oferta Media", es decir, de media o en general el sector pide para dicho puesto de trabajo los requisitos medios que se ven al analizar las ofertas de manera cruzada. Esa oferta "media" va en una nueva columna.

El problema es evidente: el mercado pide experiencia para cualquier puesto, experiencia que un recién egresado
no ha tenido oportunidad
de adquirir

El paso final es incluir una columna final con el currículo del alumno para poder comparar lo que el mercado busca y lo que ellos ofertan, para de este modo poder tomar decisiones enfocadas a generar un plan de acción personal. Gestionar la carrera profesional. Si se desea conseguir ese puesto como mínimo el currículo se deberá parecer lo más posible a la oferta media cuando el alumno finalice sus estudios, con el riesgo de que todo haya cambiado en el tiempo que se tarda en alcanzar el objetivo. Muy importante: el plan debe realizar un análisis coste-beneficio y otro temporal. Es decir, debe tener en cuenta el coste de "rellenar" los huecos en el currículo (idiomas, master, especialización en herramientas técnicas), beneficio obtenido por acceder al puesto y finalmente el tiempo para conseguir todo esto. Tras varios años con este ejercicio el problema es evidente: el mercado pide varios años de experiencia prácticamente para cualquier puesto, experiencia que un recién egresado no ha tenido oportunidad de adquirir.

Salvo que la cree por si mismo. Porque una solución natural era crear lo que no existe. Si el mercado‎ no oferta la espita de la presión se abre por la creación de empresas. Así que no sólo la coyuntura del apoyo financiero de los gobiernos locales o a nivel de toda Europa es un factor motivante. Factores estructurales como la presión demográfica, el entorno económico o cambios tecnológicos llevan a esta generación a innovar y a crear las alternativas que el mercado no les brinda. En algunos casos incluso desde muy jóvenes, ya que las crecientes industrias basadas en tecnología, como el mundo de desarrollo de apps para móviles o la programación, permiten que alguien con un perfil técnico y unos pocos meses de experiencia autodidacta sea relativamente un veterano con potencial de sobra para competir e incluso liderar una industria de nicho.

Mucho se ha escrito sobre la generación del Milenio. Nuestro objetivo con el ensayo Millennial: la generación emprendedora ha sido analizar en España el fenómeno desde otra perspectiva y contando con diversos expertos ‎investigar los factores clave de éxito en el proceso emprendedor de esta generación.

Con estudios universitarios, menos de dos años experiencia laboral y que pertenece a una familia con una situación económica "buena". Ha vivido en otro país y habla un segundo idioma, creador de uno o dos proyectos, que normalmente se mantienen en el rango de la pequeña empresa (con menos de diez trabajadores), asumiendo labores de dirección general de la misma. Las industrias en las que emprende principalmente están relacionadas con tecnología e innovación o publicidad y marketing, y un porcentaje importante de ellos lo deja todo para emprender. Normalmente con el apoyo de familia o amigos ya que no dan especial importancia a contar con mentores.

La conclusión que sacamos de esta generación millennial emprendedora es más positiva que lo que los tópicos repiten. Una generación que ha sido sacudida y menospreciada de diversas maneras se está revelando y rebelando con una creciente y arriesgada actividad emprendedora, demostrando que hay más iniciativa, talento y potencial de lo que a primera vista parecía. Confiemos en ellos y esperemos pronto que se generalice esta misma visión gracias a los resultados de sus apuestas. A fin de cuentas el futuro próximo depende de ellos.

Guillermo de Haro Rodríguez es profesor de economía aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos y autor de Millennials, la generación emprendedora publicado por la Fundación Telefónica.

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