Transición energética: baza para Europa y el papel de España
El quinto desayuno del Proyecto Tendencias reúne a los expertos Beatriz Corredor, presidenta de Redeia, Joan Groizard, secretario de Estado de Energía, Lara Lázaro, investigadora del Real Instituto Elcano, y Antonio López-Nicolás, economista jefe de la dirección general de energía de la Comisión Europea

¿Puede el escenario geopolítico actual frenar el Pacto Verde? ¿Qué papel juega España en la carrera de la transición energética? ¿Cuáles son los costes de la inacción climática? ¿Qué puede hacer la Unión Europea para favorecer las conexiones entre países? ¿Cómo mejorar la aceptación ciudadana a los cambios? ¿Afecta el discurso negacionista a todo ello? Estas son algunas de las reflexiones que se plantean en el quinto desayuno del Proyecto Tendencias, moderado por Daniel Toledo, subdirector de Cinco Días y redactor jefe de empresas en EL PAÍS, y que reúne a los expertos Beatriz Corredor, presidenta de Redeia, Joan Groizard, secretario de Estado de Energía, Lara Lázaro, investigadora del Real Instituto Elcano, y Antonio López-Nicolás, economista jefe de la dirección general de energía de la Comisión Europea.
Europa se enfrenta a grandes retos energéticos en los próximos años, especialmente con la guerra en Ucrania, pero tiene instrumentos suficientes para sobreponerse, señala Corredor. “La invasión de Ucrania ha encarecido los materiales que necesitamos, cables, acero, también los componentes imprescindibles, transformadores, conversores, compensadores, y la mano de obra, los servicios y el transporte. Pero las nuevas regulaciones de la Unión Europea sobre electrificación, plan de redes, e incluso las autopistas energéticas van a ser una herramienta muy potente”, opina. En este contexto, añade, ni la UE ni España pueden dar marcha atrás en materia de descarbonización, electrificación y de autonomía estratégica: “Esto pasa por dejar de depender de unos combustibles fósiles que no tenemos en el continente y pasar nuestro potencial industrial en una energía que sí tenemos, la renovable”.

Groizard coincide en que “Europa no es rica en combustibles fósiles, aunque sí es muy rica en renovables”, y pone el foco en los peligros del negacionismo climático. “Existe un riesgo real de regresión en la agenda climática nacional, europea e internacional. Primero, porque estamos viendo la institucionalización de voces negacionistas en parlamentos y tribunas. Y luego, porque hay quien ríe las gracias, o no desmiente, o no advierte de lo que supone ese negacionismo”, señala. Ante ello, el secretario de Estado de Energía confía en que con las renovables Europa, y España, tomen la delantera. “En España no solo tenemos mucho que ganar en recursos renovables, sino también, en tecnología. ¿Corren riesgo los objetivos [del Pacto Verde]? Sí, pero seríamos muy cortos de miras a nivel económico, social, de seguridad y soberanía nacional si no apostáramos por esos objetivos”, añade.
Para Lázaro, los objetivos energéticos de la UE son “difíciles de alcanzar” porque “hay menos espacio fiscal, menos apetito y dificultades con la financiación climática internacional”. También por el abandono de responsabilidades de actores clave, como Estados Unidos. “Comete la tercera falta climática, primero adopta, pero no ratifica el Protocolo de Kioto, y después dos salidas del Acuerdo de París. Esto supone que el objetivo que había no se va a cumplir. Estados Unidos pierde una oportunidad de dos billones en materia de transición y eso abre un espacio para que China siga abanderando la transición hipocarbónica”, explica.

López-Nicolás define el momento actual como “punto de inflexión”, donde Europa debe asumir lo convulso de la situación y también afrontarla como un reto. “Tenemos el mercado eléctrico más integrado del mundo, que ahorra 34.000 millones de euros todos los años a los ciudadanos europeos. Y esta cifra, si nos integramos todavía más, puede llegar a los 43.000 millones de euros anuales”, indica. Para lograrlo y fortalecer la UE en materia energética, López-Nicolás propone: “Más electrificación, mover la cuota de electrificación del 23% del consumo final de energía a un 32% por ciento para 2030, más redes, más interconexiones, más flexibilidad, almacenamiento, gestión de la demanda y una cooperación política más intensa entre Estados miembros”.
¿Qué papel puede jugar España en todo esto? Groizard opina que España ya está jugando un papel clave en la transición energética. “Podemos identificar una serie de hitos. El primero a lo mejor parece muy trivial, pero es la apuesta, decidir que esto es un proyecto de país. El segundo es poner el camino para llegar hasta ahí, un plan integrado de energía y clima. Cuando lo discutíamos en 2018, 2019 y 2020, parecía imposible que todo el sector energético pudiera acordar cuál iba a ser la senda que transitara España. Sin embargo, aun con matices, tenemos una gran senda que ya hemos acordado”, comenta. España, añade, “es una gran potencia en competitividad gracias a los costos de las energías renovables”. Y eso se traduce en un aumento de las peticiones para conectarse a la red eléctrica, para consumir esa energía limpia y competitiva. “Ya no estamos solo iniciando un camino, sino que estamos viendo el aterrizaje de toda esa industria y esos proyectos. El apetito está”, dice.

Corredor afirma que España sí tiene herramientas para la transición energética y, respecto al apagón del pasado 28 de abril, aclara que fue un “problema inédito” de control de tensión en Europa y no está relacionado con las renovables. Utiliza la metáfora del cuerpo humano para explicarlo: “La red eléctrica la componen el cerebro y la columna vertebral. Tenemos la certeza de que en la columna vertebral, la red de transporte, las líneas, y en el cerebro, el centro de control, se tomaron las medidas necesarias, y nada de lo que se hubiera podido hacer hubiera cambiado resultado final, porque esto es un problema de tensión”. Para que la red siga funcionando correctamente, explica, además del minucioso trabajo diario, son clave las interconexiones internacionales. “Tenemos dos máximas, sin redes de transporte no hay transición ecológica, y España necesita Europa, pero Europa necesita España”, añade.

¿Cómo puede ayudar Europa? López-Nicolás subraya que las inversiones en infraestructura son esenciales “para la competitividad, la seguridad y la descarbonización de la Unión Europea”. “Tenemos que invertir más y tenemos que invertir más rápido. Estamos hablando de 77.000 millones de euros anuales en redes eléctricas en Europa, de los 660.000 millones totales que necesitaremos para la transición energética. Es un cambio y una aceleración de dimensión muy importante”, explica. Para ello, menciona tres grandes líneas de acción de la Comisión Europea: un paquete de redes para antes de final de año; un nuevo marco financiero para infraestructuras eléctricas; y las autopistas energéticas para desbloquear cuellos de botella, incluyendo la interconexión transpirenaica y el corredor suroeste de hidrógeno.
Lázaro señala que en todo este proceso, tanto europeo como nacional, ha de tenerse en cuenta la percepción ciudadana del cambio climático y las renovables. En España, indica, sigue habiendo una preocupación muy alta por el cambio climático y hay un apoyo generalizado al despliegue de renovables. Aun así, según una encuesta del Real Instituto Elcano, Lázaro advierte de un aumento del negacionismo: está en un 7% en las encuestas, pero duplicado respecto a 2019, aunque siga siendo minoritario. Además, “un cuarto de los encuestados perciben las políticas climáticas como una imposición externa”. Para la investigadora, “las palancas para aumentar la aceptación incluyen un marco regulatorio claro, la presión social, la autoeficacia percibida y la adaptación territorial de las políticas”.
Tendencias es un proyecto de EL PAÍS, con el que el diario aspira a abrir una conversación permanente sobre los grandes retos de futuro que afronta nuestra sociedad. La iniciativa está patrocinada por Abertis, Enagás, EY, Iberdrola, Iberia, Mapfre, Novartis, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Redeia, y Santander, WPP Media y el partner estratégico Oliver Wyman.
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