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“Oda al papel higiénico”, terapia musical por WhatsApp para los amigos confinados

El presidente de Músicos sin Fronteras ofrece cada día una canción a sus contactos en la red de mensajería

Pedro Gorospe
Jesús Mari Alegría, presidente de Músicos Sin Fronteras, en el Festival de Jazz de Vitoria de 2019.
Jesús Mari Alegría, presidente de Músicos Sin Fronteras, en el Festival de Jazz de Vitoria de 2019.

“Flor espiritual para el día de hoy”. Esa es la tarjeta de visita de Jesús Mari “Pintu” Alegría. Regala esa frase a sus amigos, todos y cada uno de los días de esta crisis sanitaria, y con ella la pastilla: “Una pastilla musical, no se vaya a pensar”, bromea. Cada día, desde que se decretó el estado de alarma y con él el confinamiento de millones de personas, sirve a sus amigos una canción. Oda al papel higiénico, a la txistorra, a la soledad o al tango, y lo hace para que la gente se sienta mejor, para que el aburrimiento, la tristeza o como quiera que empiecen el día sus amigos y conocidos, unos 200 en Europa, América y Asia, abran hueco a la sonrisa.

“El hijo del pintor de Araia” (Álava), de ahí su alias, empezó todo esto como un manual de ayuda para atenuar los miedos de un amigo sevillano que le llamó compungido y atemorizado ante lo que se avecinaba, allá a finales de febrero. Ya se empezaba a hablar de confinamiento y el miedo corría libremente. “Es un hipocondríaco y se trataba de quitarle hierro y ayudarle, y ahora son ya más de 200 quienes reciben la canción diaria”, y entre ellos mucha gente relacionada con la música y con los derechos humanos. Pintu lleva varias décadas tejiendo una red desde la presidencia de Músicos Sin Fronteras, una organización que cumple 25 años en 2020. Una actividad que le ha llevado a organizar conciertos benéficos y a impulsar la música como un instrumento de solidaridad en muchas zonas de conflicto.

“Lo de hacer una canción diaria es un gesto, algo sencillo; solo pretendo hacer que la gente se sienta mejor”, dice. Es un defensor acérrimo de la música como un elemento mágico que une a las personas. Los destinatarios de sus canciones están en País Vasco, Madrid, Barcelona y el resto de España, en Cuba, Argentina, Georgia, y en Siria e Irak. Los destinatarios de sus acciones también. Pintu ha desplegado con Músicos Sin Fronteras una red de proyectos musicales solidarios.En Kanasore (Irak) enseñan música a las mujeres kurdas víctimas del ISIS, y en Siria a niños y niñas kurdos. En 2019 les llevaron a estos últimos una tonelada de instrumentos en persona, sorteando todo tipo de dificultades administrativas y políticas. “La música cambia a la gente, y los derechos humanos son un instrumento”, juega con las palabras.

Este año han tenido que aplazar varias presentaciones, una de ellas en Madrid. “Estaban invitados Federico Mayor Zaragoza, y la catedrática del Conservatorio de Madrid Teresa Catalán. Comí con Federico el año pasado, fue un regalo”, recuerda. El que fue director general de la Unesco y autor entre otros del libro Delito de silencio quiere regalarles un violín, explica Jesús Mari.

Pero no se paran ahí. Músicos Sin Fronteras va a abrir en Vitoria una escuela para refugiados asistido por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) o por Cáritas que no puedan permitirse una formación musical reglada y los costes que lleva aparejada. Ya tienen los instrumentos, seis profesores dispuestos para cuando se levante el confinamiento y hasta el local. “Nos lo ha cedido una señora que nos escuchó el proyecto en la radio y le gustó”, relata. “La escuela de Vitoria se llamará Tximurka ("pellizco" en euskera) y será hermana de las de Siria, que se llama Mirzo & Music Center, y de la de Irak”.

Pero, además, impulsan proyectos en Guatemala, en Marruecos y están trabajando para cerrar un concierto benéfico de la Orquesta de la ONU con el hilo conductor de “los derechos humanos a bombo y platillo” con el que ya han organizado varios más en los últimos años. En una conferencia que ofreció hace unos años, Pintu definió la música como “un arma de construcción masiva”. Cada una de sus canciones es un “proyectil de paz”.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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