Sánchez avisa de que la mesa de diálogo sobre Cataluña será “difícil, larga y compleja”
Pablo Casado critica que la reunión en La Moncloa con apariencia de cumbre de Estado persiga "el despiece y la desigualdad entre españoles"
La sesión de control al Gobierno en el Congreso de este miércoles ha servido como un preámbulo perfecto de las distintas posiciones ante la primera reunión de la mesa de diálogo entre el Gobierno central y el de la Generalitat, que se celebra esta tarde en La Moncloa, y sobre cómo abordar la crisis política en Cataluña. El presidente, Pedro Sánchez, ha reafirmado la necesidad de dar un giro a las políticas practicadas en los últimos 10 años y abordar una “agenda de reencuentro”, pero también ha avisado de que se trata de un recorrido “difícil, largo y complejo”. La portavoz de Junts per Catalunya, Laura Borràs, celebró la reunión, pero reiteró la postura de los independentistas: “No habrá solución sin urnas”. El líder del PP, Pablo Casado, alertó de que “la mesa será la del despiece de España y la de desigualdad de los españoles”.
La sesión ha arrancado a las nueve de la mañana con Pablo Casado preguntando al presidente del Ejecutivo si va a garantizar la igualdad de los españoles, pero para cuestionar, sobre todo, la llamada mesa de diálogo entre Gobiernos, que denunció por su “apariencia de cumbre de Estado”, con ministros por parte de la delegación central. Casado bromeó con la presencia del titular de Sanidad, el catalán Salvador Illa, al preguntar si acudía “a negociar el virus del independentismo cuando lo que debería hacer es tomar las medidas para paliar los efectos del coronavirus”.
Casado sostuvo que el Gobierno central abre la puerta así a negociar indultos a los políticos encarcelados por el proceso independentista e incluso a romper la caja única de la Seguridad Social, como extensión de la negociación abierta entre el Ejecutivo de España y el vasco. El líder popular, eso sí, le recordó que él le había ofrecido acordar hasta 11 pactos de Estado e incluso los Presupuestos si Sánchez olvidaba su relación privilegiada con las formaciones separatistas y las fotos con dirigentes como Oriol Junqueras, de ERC, o incluso Arnaldo Otegi, de EH Bildu.
Sánchez lamentó que Casado continúe instalado en el bucle de sus posiciones duras sobre Cataluña y le recordó el “auténtico fiasco” que supusieron las políticas de los siete años de Ejecutivos del PP en la época de Mariano Rajoy. Rememoró cómo en esa etapa hubo dos referendos ilegales convocados en Cataluña, una declaración unilateral de independencia y que el voto a los partidos separatistas se multiplicó por cuatro.
Sánchez se reafirmó en que su Gobierno está comprometido en esta XIV legislatura con restañar las desigualdades en políticas fiscales, en la justicia y en la recuperación del Estado de Bienestar, y en el diálogo con todos los grupos políticos y todas las Comunidades Autónomas. Casado equiparó ese diálogo con una “humillación” y con un intento de “resetear la democracia”, y con la confirmación de un “Estado asimétrico”. Y reafirmó que todo eso no ocurrirá porque, dijo, el PP será "la garantía de que España seguirá siendo una nación de ciudadanos libres e iguales, vivan donde vivan, a pesar de usted, de ustedes y de lo que van a hacer esta tarde".
Sánchez le demandó algo de “empatía” ante la gravedad del problema catalán y le refrescó unas palabras del exlíder del PP en el País Vasco, el defenestrado Alfonso Alonso, que en su despedida esta semana, reprochó a Casado sus diferencias sobre cómo entender y articular la diversidad en España.
La portavoz en el Congreso de JuntsxCat, Laura Borràs, también abordó la crisis catalana con su cuestión: “¿Qué le corresponde hacer al Gobierno para satisfacer una demanda de una parte importante de la población que reivindica lo que considera su derecho?”. Y con la misma hiló todos los intentos ocurridos en los últimos años desde el independentismo catalán para que se tomaran en cuenta sus reivindicaciones, incluso con exposiciones en el Congreso de los Diputados exigiendo el derecho a la autodeterminación o una consulta legal. Y concluyó, tras los reiterados rechazos de distintos Gobiernos del PP y del PSOE en este tiempo: “El resultado es que nos vamos”.
Sánchez respondió que en la última década Cataluña ha votado para elegir su Gobierno autonómico hasta cinco veces, una vez cada dos años, y que nunca los independentistas han logrado superar la cota del 50% de los votos y la mayoría social. El jefe de Gobierno subrayó que en Cataluña hay más posiciones que las de los separatistas y fue en ese contexto cuando se reafirmó en su interés por iniciar ya los trabajos de la mesa de diálogo aunque avisó: “El camino será difícil, largo y complejo”.
Borràs acabó con un alegato en favor del diálogo como solución a los problemas políticos como el de Cataluña y celebró que la mesa comience sus trabajos. Y ahí citó al abogado y político liberal Joaquín Garrigues Walker: “Sin diálogo no hay democracia”. Y acabó con un emplazamiento directo a Sánchez: “Si es tan demócrata y progresista como proclama tenga en cuenta que no hay solución sin urnas, y sin libertad no hay normalidad”.
Más tarde, el PP insistió sobre el asunto con una interpelación al Gobierno para que aclare el impacto constitucional de esa reunión. La iniciativa sirvió para que la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, arremetiese con dureza dialéctica contra el Gobierno, pero sobre todo contra la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, a la que dirigió todas sus invectivas pese a que ella no estaba en la Cámara y la ministra encargada de defender al Ejecutivo era la titular de Política Territorial, Carolina Darias. A la ministra no le importó ese desdén, que achacó a la mala educación de la diputada popular, y replicó sin alterarse con el argumento conocido de que el Gobierno actual preconiza una solución dialogada al conflicto y querría incluso encontrarse en esa senda con el PP.
Cayetana Álvarez de Toledo llevaba gran parte de su intervención escrita para denostar todo lo que cree significa la mesa de diálogo y empezó por catalogarla como "mesa de la traición" a los catalanes no nacionalistas, como "un hito en la historia de la rendición del viejo PSOE y como el último acto en el proceso de absorción y fagotización del socialismo por el nacionalismo". Álvarez de Toledo concluyó así que el socialismo español ya es nacionalista y por extensión entonó incluso un "réquiem por la izquierda española".
La ministra evitó ese cuerpo a cuerpo. Insistió en la necesidad de comenzar con la mesa del reencuentro y las 44 medidas concretas para mejorar la vida de la gente que el presidente Sánchez entregó al presidente de la Generalitat, Quim Torra, en Barcelona; reclamó "lealtad de país" al PP, y ratificó que la intención es profundizar en esa vía, dentro siempre de la "constitucionalidad", frente a la inacción y el inmovilismo que practicó el Gobierno del PP en el pasado.
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