Diálogo, libertad y amnistía
"La situación demanda una solución drástica por el bien de la misma democracia"
"Así que lo que propongo a esta Cámara es recomenzar. Necesitamos recomenzar. Retomar nuestro diálogo político en el momento en que los caminos se separaron y las razones y los argumentos dejaron de escucharse. Retomar el diálogo en el punto en que los agravios comenzaron a acumularse (…) el diálogo debe partir del reconocimiento del otro. De la atención a sus razones. Que no hay otra forma de resolver este contencioso (…) Y yo les garantizo que la Coalición progresista trabajará con eso: con paciencia y constancia, con templanza y responsabilidad, y con generosidad y empatía”. Estas fueron las palabras del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en su discurso de investidura del 4 de enero. Diálogo, paciencia, constancia, reconocimiento del otro y de sus razones, generosidad y empatía. Un credo que debe ser mutuo para iniciar todo camino a la resolución del conflicto y que, en palabras del presidente del Gobierno español, necesita de recomenzar justo “en el momento en que los caminos se separaron” y “en que los agravios comenzaron a acumularse”. Somos de la misma opinión: el diálogo es el camino. Pero para recomenzar, para retomar la senda que nunca se debió abandonar, justo en el momento anterior al inicio del conflicto abierto, se necesita libertad. Solo se puede pedir —“recomenzar justo antes de los agravios”— lo que se está dispuesto a dar.
En estos momentos, hay dos líderes sociales, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, y siete líderes políticos, Carme Forcadell, Oriol Junqueras, Jordi Turull, Josep Rull, Dolors Bassa, Joaquim Forn y Raül Romeva, en prisión en un proceso que, según sentencia del Tribunal de Justicia Europea, está seriamente viciado de origen. A su vez, tenemos a Carles Puigdemont, Toni Comín —ambos diputados en este momento del Parlamento Europeo—, Lluís Puig y Meritxell Serret en Bélgica; a Clara Ponsatí, en Escocia, y a Marta Rovira y Anna Gabriel, en Suiza. Una situación que ha devenido en un laberinto judicial, jurídico y político de una extrema complejidad e implica a varias jurisdicciones, parlamentos y Estados en un conflicto de origen político. Una situación que demanda de una solución drástica que nos sitúe precisamente en el momento anterior donde “los agravios comenzaron a acumularse” por el bien del diálogo y de la misma democracia. Es más, siendo grave esta situación, ella solo es la punta del iceberg de las más de un millar de personas encausadas en estos momentos en Catalunya por distintos hechos relacionados con el conflicto político.
Se pueden buscar distintas soluciones a esta situación o no buscar ninguna y dificultar enormemente la voluntad que expresó el mismo Sánchez en su compromiso de investidura, pero creemos que hay una que expresa claramente la voluntad de recomenzar. Una amnistía que decrete el fin de la judicialización enmarañada e inicie realmente una nueva etapa política y social. Estamos inmersos en la peor crisis territorial desde 1978, que en algunos casos ha devenido además una crisis claramente de Estado, y se deben emprender medidas que nos sitúen a ese preciso nivel. Solo desde la aceptación de la profundidad de la problemática se pueden adoptar acciones también profundas que nos sitúen claramente en el camino de la resolución. No podrá haber negociación de verdad sobre el conflicto político mientras haya personas en la cárcel o fuera de España por razones políticas. Pero solo la amnistía implica una voluntad real de empezar a querer arreglar las cosas, como pide el 80% de la sociedad catalana. La amnistía es una medida que se puede realizar perfectamente en el marco jurídico y constitucional, pero sobre todo es la medida que expresa más claramente la voluntad irresoluble de recomenzar y que hace más fuerte la posibilidad de un diálogo que llegue realmente a soluciones. Tanto la sociedad española como la catalana merecen darse a ellas mismas esta posibilidad. Una posibilidad, que como siempre, empieza a partir del ejercicio de la libertad. La libertad de todos y todas.
Andreu Mas Colell (economista y ex consejero de Economía de la Generalitat), Magda Oranich (abogada), Antoni Castells (economista y ex consejero de Economía de la Generalitat), Esperança Esteve (exdiputada del PSC) y Xavier Domènech (exdiputado En Comú Podem).
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