Una investidura sometida a todas las perturbaciones
Los socialistas afrontan el debate con preocupación, pero seguros de ganar
Hasta este viernes por la noche no cesaron las perturbaciones alrededor de la sesión de investidura que empieza a las nueve de la mañana de este sábado y que estará marcada por un argumento principal: Cataluña. No habían terminado ni mucho menos las críticas por el acuerdo del PSOE con ERC, ni los propios recelos de parte del mundo independentista catalán, al considerar ese pacto poco concluyente, cuando la Junta Electoral Central decidió la inhabilitación del presidente de la Generalitat, Quim Torra, y denegó la condición de eurodiputado al presidente de ERC, Oriol Junqueras, que se encuentra en prisión condenado en sentencia firme por el Tribunal Supremo por su papel en el procés.
Todo lo que podía enrarecer el ambiente de la investidura se ha producido, lamentaban anoche fuentes gubernamentales. Desde hacía días, en el Ejecutivo ya apuntaban que esta decisión de la Junta Electoral era factible, aunque finalmente se tomase por un solo voto a favor. Todo lo contrario que en el PP, donde deslizaban la idea de que la mayoría del órgano de supervisión electoral se inclinaría ante los intereses del Gobierno.
La primera reacción de ERC ante la decisión de la Junta Electoral aumentó la intranquilidad en el Gobierno. Esta misma mañana, iniciada ya la sesión de investidura, se reunirá la ejecutiva de los republicanos para “coordinar la respuesta y valorar las consecuencias en el calendario político inmediato”. Lo más inmediato es la investidura y la votación de la candidatura de Pedro Sánchez. Fuentes gubernamentales reconocían la preocupación, pero también transmitían la certeza de que, a pesar de tanto escollo, los apoyos comprometidos permitirán la elección de Sánchez el próximo día 7. La primera votación, el domingo, resultará fallida, y será 48 horas después cuando el líder socialista pueda respirar.
En los últimos dos días su equipo se ha fajado para conseguir todos los votos necesarios, con sobresaltos, como fue la ruptura con el Partido Regionalista de Cantabria (PRC). Uno a uno fueron sumándose los votos necesarios, en las reuniones que dirigió la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, junto al secretario general del grupo, Rafael Simancas. Entre bambalinas, siempre ha estado también la vicepresidenta, Carmen Calvo. En un escenario tan apretado, todos los votos importaban, por lo que no escatimaron tiempo en las negociaciones con Teruel Existe, Nueva Canarias, y el BNG. Tampoco con Compromís. Tras los acuerdos hay compromisos muy concretos para esas comunidades. Una vez garantizado el voto favorable del BNG y las abstenciones de EH Bildu y Coalición Canaria, las cuentas están claras: 167 votos a favor, 164 en contra y 19 abstenciones.
Antes de que Sánchez suba a la tribuna de oradores, se habrá reunido la Junta de Portavoces, convocada por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, para decidir la ordenación del debate, las intervenciones y los tiempos. Se trata de que entre este sábado y parte de mañana se produzcan las intervenciones de los representantes de los 10 grupos parlamentarios, para que, a primera hora de la tarde del domingo, se produzca la primera votación. El aspirante a ser investido no tiene tiempo límite para su intervención, en la que expondrá el plan de gobierno.
Cataluña y su crisis secesionista estarán muy presentes, pero el candidato no va a omitir la exposición de su proyecto para España. Sánchez presentará su plan de reformas, pactado con Unidas Podemos y muy trabajadas sobre la base de los Presupuestos fallidos que ambos ya acordaron hace meses, como la seña de identidad del primer Gobierno de coalición de la España contemporánea, señalan fuentes socialistas. Tanto la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, como el responsable del área de Gobierno de Podemos, Pablo Echenique, han sido los principales tejedores del proyecto gubernamental que expondrá Sánchez.
Se escuchará al líder socialista asegurar que ha promovido la España del diálogo frente a la “del bloqueo”, en referencia al PP y a Ciudadanos. Las señas de identidad serán “la justicia social, la defensa de los servicios públicos, la libertad y la cohesión y el diálogo territorial”, informan las mismas fuentes. En su discurso aparecerá numerosas veces el vocablo “progresista” y así se referirá a la coalición que ha formado con Unidas Podemos. Habrá anuncios de medidas concretas y el mensaje de que es necesario acometer transformaciones para completar la modernización del país. Economía, empleo, pensiones, digitalización, igualdad real entre hombres y mujeres y “diálogo en una España diversa” serán ideas principales. Este hilo conductor del discurso presidencial será contestado con crudeza por el PP, Ciudadanos y Vox, e incluso en la calle por grupos que están ya organizándose para protestar. El PP, principal partido de la oposición, ha sido de los que ha llamado a los ciudadanos a echarse a la calle contra este Gobierno.
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